CRISIS SANITARIA INTERNACIONAL

Partidos y entidades reclaman al Govern "flexibilizar" la renta garantizada de ciudadanía

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Roger Pascual

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Ante la crisis social y económica generada por el coronavirus, las miradas se dirigen a la renta garantizada de ciudadanía, la ayuda social catalana para que las personas en edad de trabajar y sin ingresos lleguen a final de mes. Partidos y entidades reclaman al Govern que ahora es más necesario que nunca "flexibilizar" la norma para poder ampliar la protección a los más desfavorecidos.

El Parlament aprobó en julio del 2017 la creación de una renta garantizada de ciudadanía (RGC) de 664 euros mensuales para luchar contra la exclusión social y garantizar una "vida digna" a todos los catalanes. Era fruto de una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que recogió 121.191 firmas de apoyo ciudadano y su aprobación supuso la derogación de la Renta Mínima de Inserción (RMI), popularmente conocida como PIRMI. 

El ponente relator del texto fue <strong>Chakir el Homrani</strong>. El problema es, como reconoció el año pasado el hoy 'conseller' de Treball, Afers Socials i Famílies, que la mayoría de peticiones de la RGC son rechazadas porque los demandantes o bien tienen trabajos precarios o los han tenido.

El Homrani se comprometió a aprobar el reglamento de la ley a principios del 2020, después de que pasara todos los trámites correspondientes. Este decreto debía facilitar la incorporación a la renta de las personas que, mientras cobran la ayuda social, tienen contratos intermitentes, y de las familias numerosas con contratos a tiempo parcial.

"Este reglamento se tendría que haber aprobado y es más necesario que nunca para hacer esta apertura de la interpretación", señala Mercè Civit, del Col·legi de Treball Social de Catalunya. "Hace tiempo que denunciamos esta interpretación restrictiva", señala, a la vez que reclama ayudas complementarias. "Ahora con el coronavirus se tienen más gastos, al estar todo el día en el piso, de luz y agua. La renta garantizada no podrá asumir los desalojos", avisa.

Una mayor cobertura

"Desde que se desplegó la RGC decimos que se tendría que agilizar. Ahora más que nunca tienen que flexibilizarse los requisitos para poder dar cobertura a mucha más gente", reclama Sira Vilardell, vicepresidenta de la Taula del Tercer Sector Social de Catalunya. Según las cifras de la Generalitat, se benefician de la ayuda actualmente 123.511 personas. "La renta ha funcionado siempre a medio gas: se pide un proceso administrativo que no se puede asumir y que hay que cambiar. No puede ser que se agoten los plazos ni que se alargue el proceso tanto. Hay que tomar las medidas necesarias para que las personas en una situación de vulnerabilidad no lo estén todavía más. Más que repensar la RGC, lo que tendríamos que repensar es todo el modelo para ir a uno más equitativo".  

"La renta ha funcionado siempre a medio gas: se pide un proceso administrativo que no se puede asumir"

Sira Vilardell

— Vicepresidenta de la Taula del Tercer Sector Social de Catalunya

Desde su aplaudida aprobación, ha habido críticas al complejo laberinto burocrático para llegar a ella. "La ley es buena, pero la aplicación es nefasta y no llega al conjunto de la población a la que se dirige", señala Raúl Moreno. El diputado del PSC en el Parlament destaca que, según el informe FOESSA, solo un 1,9% de la población catalana ha pedido esta prestación. 

"Y si tenemos en cuenta el alto índice de denegaciones, su impacto en la población más vulnerable está siendo mínimo. Según los datos del Estado, Catalunya da a la RGC poco más de un 10% de la población que se encuentra en riesgo de exclusión social". Su denuncia de la "aplicación restrictiva" de la ley es compartida por los 'comuns'. "En el momento actual hay más motivo para cambiar los criterios y no ser tan restrictivos para adaptarse y dar respuesta ya a las nuevas realidades de la crisis sanitaria y dar cabida a realidades diferentes que provocará la temporalidad y que no pueden esperar meses", valora la diputada Marta Ribas. "La situación se está agravando y mucha gente se quedará en la calle y sin ingresos. En este momento hay que aprovechar una herramienta como la RGC. Igual que se ha intentado ayudar a los autónomos y empresarios, hay que ayudar a familias para que tengan el mínimo cojín basico y que no caigan en la miseria; nada que pervierta la lógica de la ley", subraya. 

Este miércoles, en el pleno virtual de la Cámara catalana, la presidenta del grupo parlamentario de Catalunya en Comú PodemJéssica Albiach, ha reclamado también al presidente de la Generalitat, Quim Torra, ampliar los supuestos para acceder a la renta garantizada. 

Efecto retroactivo

"La renta garantizada no es una renta básica universal. Si quieren entrar en esto tendrán que llevarlo al Parlament", apunta, por su parte, Josep Vidal. El director general de Economia Social, Tercer Sector, Cooperatives i Autoempresa de la Generalitat señala que, aunque las oficinas del Servei d'Ocupació de Catalunya estén cerradas y se estén reprogramando las citas, a partir del 20 de abril, a quienes hayan iniciado el trámite antes de la pandemia, si se les concede la ayuda, se les abonará con efecto desde que la solicitaron. 

Apunta que los casos derivados desde los Servicios Básicos de Atención Sociales se tratarán como prioritarios, y niega que hagan una interpretación restrictiva de la RGC: "No hay interpretaciones políticas de esto". Enfatiza que cada vez se incorporan más unidades familiares y emplaza a los partidos que quieran adaptarla a proponer modificaciones de la misma.

El testimonio: "Mis hijos y yo solo hacemos una comida al día"

Tiene un grupo de WhatsApp en el que son casi 100 mujeres, todas como ella beneficiarias de la renta garantizada, la mayoría con hijos a su cargo, muchos de ellos con discapacidad. Ella tiene dos hijos de menos de 13 años. "Mientras no llegan las tarjetas para las becas comedor, hacemos una sola comida al día, una comida-merienda-cena -explica-. No puedo darles dos comidas. Hemos pedido si nos podían adelantar la renta garantizada del mes que viene, pero nos han dicho que no".

La mayoría se conocieron a través de una web de ayuda a parados de toda España y crearon este grupo para hacer red. "Nos damos consejos y avisamos cuando alguien cobra porque no hay un día fijo y puede ser del 20 al 5 de cada mes. Cada mes hay una o dos que no cobran y cuando eso pasa intentamos hacer una colecta poniendo 10 euros cada una para ayudar".

Percibe algo más de 700 euros. "Y con esto tienes que pagar alquiler y todo". Explica que en el grupo todas son exPIRMI ya que dice que las nuevas ayudas se dan con cuentagotas. "Y si te lo dan se lo miran tanto tanto. Dan poquísimas; siempre piden muchos papeles y las revisiones son un sufrimiento, un sinvivir".cExplica que por un "error" un mes pasó a cobrar la mitad y que aún arrastra deudas desde entonces. 

"Es muy complicado, hay muchas trabas burocráticas. Y yo aún tengo suerte que hablo catalán. Hay gente que no sabe ni leer. ¿Cómo se defiende de todo esto? Imposible", clama.  

"¿Tú sabes lo que es tener hijos y tener cero para alimentarles?", pregunta una madre

No comprende tampoco la mala gestión, en todos los sentidos, de las becas comedor. "La tarjetas estas, pues ya me dirás. El menú del cole son 6,20 euros, y con las tarjetas te dan 4 euros por día y niño: si les das arroz con tomate sí, pero imposible que coman pescado en la vida. Ya han pasado 15 días. ¿Tú sabes lo que es tener hijos y tener cero para alimentarles?"

Cuenta que, de todas formas, ella no es la que está en peor del grupo. "Aunque tú tengas una situación horrible cuando ves que otra no tiene, literalmente, ni para pañales, es durillo. Si no te ha pasado es muy difícil entenderlo. La gente no piensa que esto pase en Barcelona, lo ve como muy lejano". A diferencia de la mayoría del grupo, que comenta que están en casas ocupadas, ella vive en una modesta vivienda.

Sabe que su realidad es muy distinta de la de los "padres pijoprogres" que llevan a sus hijos a la misma escuela que los de ella. "Mis hijos creo que estos días son más felices que otros compañeros que, acostumbrados a viajar y a ir a muchos sitios, ahora lo pasan fatal. Los míos están acostumbrados". Intenta distraerles, jugar mucho con ellos, aunque apunta que con la comida su hijo mayor se empieza a dar cuenta: "'Es yo quiero pescado', me dice. Y yo tengo que decirle que no había porque está todo cerrado". Considera que hay mucha gente que necesita la renta garantizada pero cree que no se la dan porque no hay dinero para asumirlo. La control que se hace a los beneficiarios es, denuncia, muy estricto, como si desconfiara de ellos por sistema. "Tampoco tendría que ser así, parece que tienes que ser pobre de solemnidad total". Explica con desazón como su cuñado el otro día se reía de ella: "'Pues trabaja, tía', me soltó. Pero es tan fácil si has sido drogadicta, has estado en prisión o no has podido por las circunstancias".