crisis sanitaria y comercial

El coronavirus ahoga a la pesca

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zentauroepp52899365 pescadores miguel200323193808 / MIguel Lorenzo

Nacho Herrero

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Son las cuatro de la tarde y en lonja de Cullera (Valencia) no hay problema para que los compradores guarden el metro y medio de distancia recomendado. Nando levanta la vista y recuenta. "Cinco pescaderías, Mercadona, Carrefour y tres o cuatro mayoristas, una docena. Menos de la mitad de clientes que un lunes normal", explica. Además, advierte el responsable de la cofradía, hay truco. Desde València hasta Calp (Alicante) solo ha salido a faenar esta cofradía, así que es la única subasta en centenares de kilómetros.

Como la pescadilla que se muerde la cola, la falta de competencia de los clausurados restaurantes y hoteles deja todo en las manos de pocos y poderosos compradores. O aceptas el precio o tiras al mar el pescado. No será el primer día en esta crisis del coronavirus que tiene boqueante al sector pesquero español.

Precios hundidos

Nando lo cuenta mientras ve arrastrarse el precio de unas doradas, pero el drama es absoluto cuando salen a la cinta los humildes y dignos jureles. El contador inverso se pone en rojo y se detiene en 0,50 céntimos. "De ahí ya no dejamos que baje", explica. Como cuando Wall Street suspende la cotización del Down Jones como salvavidas en medio del descalabro.

El silencio de la sala contrasta con los gritos de fuera, pero el porcentaje de chanzas y reproches se ha invertido estos días a favor de estos últimos. El ambiente está entre caldeado y abatido. Las tripulaciones esperan expectantes el resultado de las pujas para saber si cubren gastos y se pueden llevar algo a casa o ya ni eso.

Los precios han caídos entre un 40% y un 60% durante los últimos días

"En una situación normal, ahí van más de dos mil euros", calcula a ojo Paco mirando las cajas que han desembarcado, aunque sospecha que no les darán más de mil. No se equivoca, porque en los últimos días los precios han caído entre un 40% y un 60%. En el marisco es mucho peor.

"Si llegan esos 1.000 euros, 400 son para combustible y luego hay que descontar los seguros y los gastos", desgrana. Apenas quedará nada para repartir entre los tres tripulantes del barco de su tío tras una jornada de más de 12 horas.

Bolsillo… y estómago

Delante de ellos ha atracado el 'Inmca' y su patrón, Carlos, que tiene 49 años y lleva embarcado desde los 16, no recuerda otra debacle igual. "Hace 14 o 15 años, con la crisis del combustible, salías y no ganabas, a veces ni cubrías gastos. Ahora es igual, pero encima vuelves con un nudo en el estómago por si hay algún contagio. Si cae alguno, amarraremos, pero lo triste es tener que esperar a eso", lamenta.

Aguantan, de momento, a la espera de que el Gobierno se pronuncie sobre si pueden hacer o no ertes, una posibilidad en principio vetada para el sector primario del que forman parte. Cepesca, la patronal de armadores, y la Federación Nacional de Cofradías han presentado una petición para poder acogerse "por motivos de fuerza mayor".

"Es imposible respetar las recomendaciones de separación entre los trabajadores y la mayoría de ellos no dispone de protección individual porque no hay. No podemos cumplir la legislación de riesgos laborales. No hay mayor causa de fuerza mayor" explica Javier Garat, gerente de Cepesca. De hecho, Catalunya y la Comunitat Valenciana ya están admitiendo la entrada de las peticiones a la espera de la decisión del Ejecutivo.

"En un barco es imposible respetar las recomendaciones de separación entre pescadores"

Javier Garat

— Gerente de Cepesca

Mientras esperan con creciente agobio una decisión que definirá la supervivencia del sector, Basilio Otero, presidente de la FNCP, lleva el argumento esgrimido a la cubierta. "En un barco así es imposible trabajar sin arrimar el hombro", resume. Como un cabo, lanza también una advertencia. "Si nos dejan hacer los expedientes, aguantaremos. Si no, será una hecatombe", apunta.

La flota peninsular se va amarrando sin saber si alguien pagará o no estos días con el Mediterráneo, las mariscadoras y la flota del País Vasco y Cantabria a la cabeza. "En Galicia y en Asturias se parará en dos o tres semanas cuando acabe la caballa", señala Otero desde Lugo.

Por convencimiento, y por necesidad, desde Cepesca confían en una respuesta positiva del Ejecutivo y reclaman también que se abra la mano del fondo europeo de pesca que está en buena parte sin ejecutar y de otras ayudas nacionales.