Coronavirus y cárceles

El positivo de Rosa Peral extiende la inquietud en las prisiones

undefined3710027 barcelona 23 11 2005 sociedad prision de mujeres o centro pe200319200458

undefined3710027 barcelona 23 11 2005 sociedad prision de mujeres o centro pe200319200458 / RICARD CUGAT

Juan José Fernández

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Dio positivo en coronavirus Rosa Peral, que espera sentencia por el llamado ‘crimen de la urbana’, y una onda expansiva de nervios se ha disparado a su alrededor, sobre todo en la prisión catalana de Wad-Ras. Las presas han sido confinadas,y aisla la que era su compañera de celda para que no se extienda el contagio, pero no los funcionarios.

Pasadas las 14:00 de este jueves, un turno de vigilantes penitenciarios salía de la prisión barcelonesa de mujeres, y otro grupo de siete funcionarias y funcionarios tomaba el relevo. "Y todo sin que nos hayan dicho nada", contaba uno de los funcionarios salientes, que durante el juicio por el crimen le ha abierto y cerrado varias veces las puertas a la supuesta coautora. El trabajador penitenciario volvía a su casa después de su faena y, al poder volver a usar el móvil, se quedaba perplejo al ver en el aparato noticias sobre el positivo de su prisión.

El fiscal y los abogados que han tratado a la exagente de la Guardia Urbana de Barcelona han recibido la recomendación de guardar cuarentena, de la misma forma que todas las internas de Wad Ras. Todos los agentes de los Mossos d'Esquadra que han tenido trato cercano con Rosa Peral en las conducciones de la prisión a la Audiencia Provincial de Barcelona han recibido orden de identificarse y confinarse. Al menos uno de los miembros de la dotación presenta síntomas.

Mientras Rosa Peral evoluciona de su enfermedad en el hospital penitenciario de Terrassa –donde también está ingresado el político preso Josep Rull- las últimas funcionarias que la cachearon pasan horas de incertidumbre, sobre todo las que tienen familiares ancianos.

Dónde hacerse el test

Solo desde ayer la Secretaria de Mesures Penals, las instituciones penitenciarias catalanas, accedió a repartir mascarillas entre su personal de prisones. Las autoridades penitenciarias, tanto en Catalunya como en el resto de España, han sido reticentes al reparto de mascarillas no solo porque no había suficientes, sobre todo para no inquietar a los presos.

En el caso de Catalunya, la inquietud se ha desbordó hacia la delegación del Gobierno central en Barcelona. A las 12:32 de la noche, la delegada Teresa Cunillera, recibió un correo electrónico de un grupo de funcionarios encabezado por Francesc López, coordinador del sindicato penitenciario Acaip en Catalunya. Querían saber "a qué centros de salud (u otro recurso) debemos dirigir a los trabajadores que lo necesiten", dice el mensaje.

Se referían a la realización de pruebas de coronavirus. Horas antes, el Ministerio del Interior había dirigido a las delegaciones del Gobierno de provincias con centros penitenciarios a su mando una instrucción para que los vigilantes de las cárceles se sometan a la prueba, y los catalanes querían test, pues "son muchos los trabajadores con síntomas que no deberían incorporarse a su servicio sin someterse a los test oportunos".

En Catalunya no tiene competencias penitenciarias el ministerio, y por el despacho de Cunillera contestó a las 8:42: "Esta Delegación de Gobierno no ha recibido ninguna comunicación del Ministerio del Interior en relación a trabajadores de centros penitenciarios. En esta Comunidad Autónoma, los centros penitenciarios dependen de la Generalitat de Cataluña, que será la administración competente para articular la realización de pruebas diagnósticas". López, el funcionario remitente, lamenta: "Estamos en un estado de alarma de dos velocidades".

Permisos sin permiso

Las diferencias en función del reparto de competencias han causado también confusión en torno a la forma de confinamiento de aquellos presos que, por el artículo 100.2, pueden salir a diario de las cárceles a trabajar.

Desde la emisión del Real Decreto de estado de alarma, todos los permisos carcelarios, incluidos esos del 100.2, están suspendidos. Este miércoles, Instituciones Penintenciarias envió a los centros penitenciarios bajo su mando (todos los de España menos Catalunya) una instrucción para que aquellos presos en régimen de salida con posibilidad de llevar pulseras de control telemático no vuelvan a las cárceles de momento para no incrementar el riesgo de introducción de virus, y se sometan a control incluso telefónico.

A la mañana siguiente, la medida introducía dudas sobre la forma de cumplimiento los presos acogidos al artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario –que permite salir a trabajar-, entre ellos los del procés, pese a que no están en cárceles de Interior. Instituciones Penitenciarias tuvo que aclarar durante la mañana de este jueves que ese "régimen de flexibilidad" no es para ese tipo de internos, sino para los que, aliviados por el 100.2, estén además "en Centros de Insercción Social dependientes e independientes, secciones abiertas y unidades dependientes", y no para los que "están ubicados en centros penitenciarios ordinarios. Esos internos en ningún caso podrán pasar a residir en sus domicilios particulares", dice la instrucción, a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO.

Dejar que los internos con permiso, por la epidemia de coronavirus "pasen a residir en sus domicilios no cuenta con soporte legal alguno, salvo que tal decisión sea aprobada judicialmente", dice la circular de Interior, firmada por el director general de Cumplimiento de Instituciones Penitenciarias, Javier Nistal.

Portazos en Picassent, mordiscos en El Puerto

Es el penúltimo episodio de confusión que está generando en las cárceles la epidemia de coronavirus y la tensión asociada. El pasado día 17, el ministro Fernando Grande-Marlaska dirigió una carta al personal de las prisiones agradeciéndoles su dedicación. En la misiva reconocía: "Las medidas que nos hemos visto obligados a dictar, en cuanto a la supresión de las comunicaciones y los permisos de los internos, son un elemento desestabilizador para la vida ordinaria en los centros penitenciarios".

En la cárcel de Picassent, en Valencia, este miércoles el jefe de servicio tuvo que aplacar unos desórdenes, según fuentes penitenciarias. Ocurrió en el módulo de ingresos. La consigna es no dejar entrar el virus al interior de la prisión, donde vive una población muy vulnerable. En las prisiones de Interior, se retiene a los ingresados y a los que vuelven de permiso 15 días de cuarentena preventiva en esos módulos.

La paciencia de un grupo de internos se acabó, y comenzaron a golpear con las manos las puertas de sus celdas. Para acabar con el incidente no fue necesario el uso de la fuerza, refieren las mismas fuentes.

En Puerto II y Puerto III, recintos del famoso penal de El Puerto de Santa María (Cádiz), este jueves se registró un tumulto de 18 presos, que dos de ellos aprovecharon para subirse al tejado. Entró la policía, pero el director de la prisión paró el incidente convenciéndoles de que bajaran. Un funcionario resultó mordido en un brazo. Quince han ido a aislamiento.

Todos los delegados sindicales de los funcionarios de prisiones en El Puerto creen que el caso es "debido sobre todo a la situación generada al suspenderse las comunicaciones tanto familiares como por locutorios y ante la incertidumbre del coronavirus". 

Portavoces de la Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones denuncian: "Hoy nos encontramos con un ambiente muy caldeado en los centros penitenciarios, que seguirá en aumento, y sin ser considerados agentes de la autoridad, con un unifirme de ínfima calidad y una escasez de platilla preocupante, por poner algún ejemplo. Se han producido altercados en diferentes centros y cada día que pasa aumentan en intensidad, la preocupación entre el colectivo es más que evidente".