La falta de previsión deja a los policías más expuestos al contagio del covid-19

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Guillem Sànchez

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La ola de la pandemia de coronavirus ha impactado de lleno en la tarea de los policías, los funcionarios encargados de asegurarse de que se respeten las restricciones decretadas por el estado de alarma. ¿Cómo se detiene a un delincuente que se resiste a ser arrestado sin arriesgarse a ser infectado? ¿Cómo se actúa durante un servicio en un domicilio en el que reside una persona positiva? ¿O cómo se reacciona ante un posible caso de contagio de un compañero con el que se ha estado en contacto?

Son preguntas que plantean agentes de distintos cuerpos consultados por este diario inquietos ante una epidemia que ha desbordado a las administraciones locales, autonómicas y estatales. Sobre el papel, el dispositivo ORIS desplegado por la prefectura de los Mossos d’Esquadra, deja claras la mayoría de actuaciones. En la calle, las dudas asedian a los agentes que, además, denuncian que la falta de previsión para dotarlos de mascarillas, guantes desechables, gel desinfectante y gafas es abrumadora.

"Nos ordenan seguir protocolos que dicen que debemos utilizar protecciones pero después no nos las dan", explica David Miquel, portavoz del sindicato SPC. "Recibimos llamadas de MataróTerrassaCornellà… de compañeros que tienen que salir a trabajar sin material, es lamentable", añade Albert Palacios, de USPAC. "Somos un cuerpo de 17.000 agentes y no han comprado el material que íbamos a necesitar todos", critica Nacho Álvarez, del SME. "Rogamos a la Conselleria d'Interior o al Ministerio de Interior que pongan fin a esto y nos doten de los elementos de protección individual", concluye Toni Castejón, del SAP-Fepol. La falta de "previsión" ha sido "muy grave", coinciden los sindicatos de los Mossos.

La situación es similar entre agentes de cuerpos estatales del resto de España. El sindicato SUP del Cuerpo Nacional de Policía ha enviado una carta al ministro de Sanidad, Salvador Illa, exigiendo que reconsidere el riesgo que asumen los funcionarios de seguridad y pidiendo al gobierno que se les asigne de los medios imprescindibles. Una petición en la que coincide la Asociación Unificada de Guardia Civil (AUGC), aunque este colectivo del instituto armado prefiere moderar el volumen de la queja hasta que la falta de mascarillas se solucione en los centros sanitarios.  

La factura del miedo

Para aclarar por qué faltan protecciones fundamentales y baratas en esta emergencia sanitaria no basta con señalar a una Conselleria d’Interior incapaz de prever el desembarco del covid-19 comprando el material que sus funcionarios iban a necesitar. No basta porque también faltan en hospitales –y dependen de la Conselleria de Salut– y porque los ciudadanos asustados tampoco han ayudado a evitar la escasez al acabar con todas las existencias disponibles en las farmacias en cuanto se detectaron los primeros positivos en Catalunya, y en el resto de España. Por eso ayer el gobierno español –que tampoco ha sabido adivinarlo– se ha visto obligado a dar un plazo de 48 horas para que todos aquellos que dispongan de material sanitario lo entreguen para aliviar un déficit alarmante.

Miembros de la comunidad china –que dos semanas antes de que los españoles se volcaran sobre las boticas ya se habían provisto de una cifra desconocida de mascarillas–se han acercado este lunes a comisarías de todo el territorio para entregar cajas enteras de protectores faciales. En un vídeo aparece una mujer de rasgos asiáticos llorando mientras las entrega y cuesta saber si está emocionada por el gesto o le asusta ser juzgada por tenerlas. Dentro del esfuerzo por recuperar el terreno perdido, este lunes la Guardia Civil se ha llevado 150.000 mascarillas de una fábrica de Jaén para entregarlas en el Hospital Infanta Sofía de Madrid.

Policías autoorganizados

Para capear esta infradotación de mascarillas, guantes, gel o gafas, los agentes han recurrido a la autoorganización. Las fuentes consultadas por este diario enumeran muchos ejemplos, como el de un responsable de antidisturbios de Barcelona que compró de su bolsillo mascarillas y guantes. O algunos policías de Badalona que también han comprado por su cuenta protecciones de las que carecían. O en L'Hospitalet, donde han ensayado una suerte de gel casero mezclando alcohol y aloe vera –una práctica desaconsejada–. En algunas comisarías se han impuesto evitar los cruces entre compañeros de turnos distintos. Y en especialidades como la de investigación se está intentando optar por el teletrabajo tanto como sea posible. 

"Es una vergüenza", lamenta un agente del distrito de Sant Andreu, que no solo denuncia que los guantes que usan están "caducados" y que faltan el resto de piezas sino también la controversia sobre cómo actuar ante un posible contacto con un caso positivo o cómo sancionar a las personas que incumplen el confinamiento. "Tenemos actas y directrices para sancionar a establecimientos pero no a personas", razona. De momento, los Mossos han identificado –aunque no multado– a 500 personas por no respetar esa orden. "Estamos nerviosos por la situación y lo del material ya es el colmo", asegura un agente de Ciutat Vella.

Mientras llega la remesa prometida, muchos agentes de la USC, los patrulleros que tienen más contacto con el ciudadano, han tenido que salir a la calle sin protecciones. Algunos han trasladado el malestar abriendo incidencias en el sistema informático interno, otros directamente han amenazado con plantarse si no podían trabajar con garantías. Según el ORIS, todos los agentes deben tener guantes desechables, mascarillas, gafas y gel desinfectante. En realidad, muy pocos cuentan con todos los elementos –las gafas todavía no han llegado– y el porcentaje de escasez crece en la periferia de Barcelona. "No hay mascarillas para todos ni por asomo", afirma un jefe de USC de una ABP de la corona metropolitana.

Contraórdenes en la Urbana

"Estos son días cruciales, nos llegan órdenes que cambian constantemente, falta material y me temo que el grado de exposición que estamos asumiendo hará que la cifra de policías infectados pronto será muy elevada", avisa un agente de la Guardia Urbana de Barcelona en Sant Martí. Cuando un agente tiene fiebre se marcha a casa pero tampoco a los policías se les está haciendo ningún test.

"Hace dos meses solicitamos la adquisición de mascarillas y de gel desinfectante para toda la plantilla pero actualmente muchos agentes no disponen ni de una cosa ni de la otra", critica Jordi Rodríguez, del sindicato Sapol del cuerpo municipal, que lamenta que las órdenes internas han sido hasta hace poco las de prohibir el uso de protectores faciales "para no generar alarma". El Ayuntamiento de Barcelona tampoco ha movido ficha a tiempo y, según fuentes del consistorio, a pesar de que el esfuerzo que se está haciendo ahora es importante tal vez la iniciativa se ha tomado demasiado tarde.