LAS CONSECUENCIAS DEL DECRETO

Quioscos de primera necesidad

La venta de periódicos y revistas aumenta y asegura el derecho a la información en medio de la crisis

Un quiosco de Barcelona, esta mañana

Un quiosco de Barcelona, esta mañana / periodico

Luis Mendiola

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Decía Manuel Vázquez Montalbán que terminada la educación primaria, la consciencia de las personas depende del choque directo con lo real y de los medios de comunicación. En esa necesidad de explicar lo que está sucediendo y, sobre todo, de garantizar el derecho a la información se enmarca la decisión de que los quioscos estén incluidos entre los establecimientos de servicios básicos que pueden abrir en medio de la crisis del coronavirus, como sucede con los supermercados o las farmacias.

Las últimas horas de la pandemia y las primeras horas de vida del decreto de estado de alarma durante este fin de semana han dado la razón a esa medida. En tiempos de internet, de plataformas digitales, la letra escrita tiene tanta o más fuerza como asidero de credibilidad. Una vez repleta la despensa y ganada la batalla del papel higiénico frente a cualquier hecatombe por venir, los quioscos se ha convertido en un lugar de peregrinaje para la ciudadanía, en esa pequeña escapada del confinamiento familiar, que permite echarle una mirada particular a la calle.

La venta de periódicos y revistas está garantizada por la Asociación de Medios de Información (AMI), la Asociación de Revistas de Información (ARI) y la Federación de Asociaciones Nacionales de Distribuidores de Ediciones (FANDE) como anunciaron en un comunicado el sábado por la tarde, poco antes de que se hicieran públicas las últimas medidas del ejecutivo.

"Gente agradecida"

“La información es un servicio básico y es lógico que los quioscos estén abiertos. La información es cultura. Sé que está internet, pero creo el papel siempre es una referencia”, explica Meritxell, de la librería Ambos Mundos, en la Avenida de Madrid de Barcelona, que asegura que la venta de diarios, revistas y sobre todo de libros ha vivido un repunte inusual estos dos o tres últimos días debido a la pandemia. “La gente quiere saber y quiere leer y la prensa cumple esta función”.

Con algunas recomendaciones y un protocolo de actuación, que no ha llegado a todos según explicaron algunos de los consultados a este diario, pero que todos cumplen (no faltan los guantes, el gel higienizante o incluso la mascarilla), los quioscos se han convertido en otra ventana la información, paralela a las redes sociales, a la radio y la televisión.

La gente está muy agradecida, sobre todo la gente mayor que no tiene internet, que son los que leen más periódicos y revistas y me piden que no cierre”, cuenta Daniel, que regenta el quiosco que hay en Consell de Cent, en la esquina con Bruc. Esa opinión la comparte también Orfilio Silva, que lleva el quiosco de la plaza del doctor Barraquer. “Sí las ventas han subido. Se nota bastante. Eso sí, la gente viene con mucho cuidado, guardando la distancia, incluso que intenta no coger dinero y pagar con tarjeta”, apunta Silva, orgullo de que los quioscos recuperen su condición de establecimiento de primera necesidad.