Epidemia

El coronavirus acecha a las prisiones

Instituciones Penitenciarias extrema las medias de prevención del contagio, mientras los funcionarios denuncian falta de coordinación y de material de protección

Mascarilla caducada en una cárcel catalana

Mascarilla caducada en una cárcel catalana / EL PERIÓDICO

Juan José Fernández

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El primer caso de coronavirus en una prisión catalana, detectado este sábado en la cárcel de Brians II, ha tensionado de forma extraordinaria el sistema penitenciario. El preso ha sido trasladado al hospital penitenciario de Terrassa, y su módulo es ahora un espacio aislado de la prisión con sus inquilinos dentro.

Este domingo, 410 presos en Catalunya y cerca de 3.000 en el resto de España retornarán a las cárceles después de haber pasado un fin de semana en permiso penitenciario. Cuando salieron, el miedo de las administraciones al coronavirus aún no había crecido hasta el punto de negar los permisos de salida. Cuando vuelven, el Ministerio del Interior se reúne para estudiar, entre otros asuntos no menores, la suspensión de todas las salidas de prisión.

Se trata de amurallar las prisiones contra el virus, pues los penales son, además de los geriátricos, las mayores concentraciones de personas inmunodeprimidas. "Con la cantidad de drogadictos con la salud degenerada, si el virus entra en prisión sería un desastre", comenta la misma fuente. Son, en términos sanitarios, "colectivo de alto riesgo".

Pero el decreto de declaración de estado de alarma ha dejado viejas las restricciones que Instituciones Penitenciarias y la Secretaría de Mesures Penals catalana –esta 48 horas después- dispusieron esta semana prohibiendo los vis a vis, salvo si son en locutorios dotados de cristal de separación.

De hecho, todavía entre las 6 y las 9 de la mañana de este sábado salieron presos y presas, en Catalunya por ejemplo, para ir al trabajo en bares y restaurantes, pues ese es el permiso de salida que tienen concedido… pese a que ese trabajo estaba ya tiene sus puertas cerradas.

Quedarse en el 'chabolo'

A falta de prohibición expresa, la misma protección de los permisos penitenciarios se ha estado observando en el resto de las prisiones españolas, estas bajo administración del Ministerio del Interior, pese a las órdenes de confinamiento en diversas ciudades y la consigna general de quedarse en casa.

Hasta el momento, los presos que han salido de permiso y, desde el pasado martes, han retornado a su cumplimiento a las prisiones de administración estatal están siendo recluidos en módulos de ingreso y otros espacios separados para pasar una cuarentena de 14 días, al igual que los reclusos recién ingresados. "La situación ha ido variando, y nos hemos ido adaptando", se excusa una fuente penitenciaria madrileña.

Y a partir del estado de alarma, las salidas se suspenderán. El principio que rige ya en las prisiones es "el chabolo es como tu casa", explica esta fuente carcelaria, en referencia al llamamiento #yomequedoencasa.

El riesgo es evidente: sólo este domingo, en el Centro Abierto de Barcelona reingresan 160 internos que habían salido de fin de semana. Y el lunes volverán 250. Su lugar de destino está formado por celdas más amplias y cómodas que las de las prisiones de régimen ordinario, pero que comparten de cuatro hasta diez presos venidos de distintos puntos de Barcelona.

Para minimizar el riesgo de contagio, ahora las autoridades penitenciarias barajan que no vuelvan a la prisión los presos en tercer grado (solo van a dormir). Se estudia en Madrid y Barcelona tirar del artículo 86.4 del Reglamento Penitenciario, que permite al preso pernoctar fuera si consiente el control telemático de sus andanzas. O sea, la famosa pulsera tobillera. El problema: no hay pulseras para todos.

Material caducado

En las primeras horas de aplicación de estas medidas se generalizan las quejas de los funcionarios de prisiones. "Hay improvisación, falta de medios materiales y de coordinación desde la Secretaría General -denuncia Francesc López, portavoz del sindicato Acaip en Catalunya-. No se trasmiten con suficiente claridad instrucciones a los directores de los centros, que aplican las directrices según su propio criterio y según la disposición de medios materiales y arquitectónicos. Unos siguen ordenando cacheos policiales a los internos de medio abierto, cuando en otros centros se cancelan hasta los alcohotest para no tener contacto".

En las 69 cárceles regentadas por Interior la situación también origina duras críticas, como la que ha formulado Comisiones Obreras porque "durante todo el fin de semana", familiares y otras visitas que iban a los locutorios "se hacinan en salas de espera y en las cabinas, no respetando la distancia de seguridad", ha dicho en una nota emitida en la tarde de este sábado.

A esos visitantes los ha cacheado personal penitenciario "que obligatoriamente tiene que mantener contacto directo con los visitantes e internos, porque tiene que realizar funciones de cacheo y registro de paquetes" sin equipos de protección, "que se encuentran bajo llave", según CCOO.

La carencia de material de calidad se ha convertido en un clamor de los funcionarios de prisiones. En los centros penitenciarios de Catalunya se almacenaban aún mascarillas y guantes de los tiempos del ébola en España (2014) e incluso de antes, caducadas en 2012. En Catalunya, según fuentes penitenciarias, se ha planteado la recertificación de lotes de mascarillas caducadas.

En otros puntos del país, como Andalucía, el problema de la caducidad afecta a algunos lotes de gel, que se guardan en armarios de las prisiones pese a que datan de 2011.

A pecho descubierto

El sindicato APFP (Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones) protestó este sábado en un comunicado: "Este fin de semana miles de familias comunican por turnos a través de cristales con los internos, mientras los funcionarios que tienen que realizar dichas comunicaciones en los centros penitenciarios no dispondrán de mascarillas tanto quirúrgicas como de filtración, ni de dosificadores de gel con solución hidroalcoholica, ni de guantes de protección", dice la nota.

La APFP denuncia casos como el de Algeciras: vemos a la Guardia Civil del puerto equipados con mascarillas, casco protector, guantes, mientras que en las prisiones estamos a pecho descubierto", se queja, y endurece la denuncia cuando relata que "no se ha previsto que se creen y doten de brigadas de limpieza para limpiar las zonas de comunicaciones, ni de los locutorios, y, dado que no se dispone de medios adecuados de protección, corren un grave riesgo los internos que realicen estas labores".

Prisiones va a participar "en la compra centralizada de material sanitario a través del Ministerio de Sanidad", indican fuentes de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. El pasado jueves, ese organismo dependiente de Interior contabilizó en los centros penitenciarios más de 90.000 mascarillas quirúrgicas, casi 13.000 FFP2 (las de mejor protección contra el contagio), cerca de 2.500 mascarillas FFP3, más de 2000 batas resistentes a líquidos y un millar de protecciones oculares.