Medidas contra la enfermedad

El confinamiento contra el coronavirus debuta con un aprobado justo

Decenas de personas instentan entrar en un Mercadona de Murcia

Decenas de personas instentan entrar en un Mercadona de Murcia.  / periodico

Guillem Sànchez

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14 de marzo del 2020. Primer día de confinamiento en Catalunya, que registra más de 700 infectados y ocho muertos. El llamamiento del Govern a los ciudadanos a quedarse en casa para contener la pandemia de coronavirus ha sido atendido y desoído a partes iguales. 

El tráfico de entrada y salida a la capital, Barcelona, se ha reducido en un 55% con respecto al sábado de la pasada semana. Sin embargo, destinaciones turísticas como la comarca de la Cerdanya o localidades de la Costa Brava han recibido un aluvión de 'barcelonites'  –así los ha llamado despectivamente un tuitero de la zona– que han aceptado confinarse, sí, pero en su segunda residencia. Un gesto que implica hacer exactamente lo opuesto a lo deseable y ayudar con esos desplazamientos a propagar el virus por zonas todavía no tan afectadas.

Los Mossos d'Esquadra, dentro del dispositivo ORIS diseñado para esta emergencia, han activado punto de control en la entrada a Catalunya por la AP-2 y también en la estación de Sants. En el primero han detenido a más de cien vehículos y han detectado doce personas con síntomas que han sido derivadas al Sistema d'Emergències Mèdiques (SEM). El objetivo es informar de que la movilidad debe ceñirse a necesidades básicas.   

300 bares incumplidores

Junto a policía locales como la Guardia Urbana de Barcelona, los Mossos también se han volcado esta noche para asegurarse de que todos los locales de ocio nocturno –bares, discotecas, pubs– cumplían la orden de la Generalitat de cerrar su actividad a partir de las 0.00 horas. Pero 322 seguían sin parar la música tras la llamada de la última copa y han recibido la visita de agentes que han acudido a obligarlos a bajar la persiana. En la provincia de Girona –tiene sentido dada la llegada de clientes barceloneses– es donde los policías han clausurado más locales insubordinados. En las comarcas del Baix Llobregat y Garraf, han intervenido en otros 120 negocios en total.

Durante 15 días, tampoco pueden abrir cafeterías ni restaurantes ni espacios como gimnasios o estaciones de esquiar. Con la salida del sol, la ronda policial se ha mantenido para cerciorarse de que ninguno de estos negocios desoía una orden de la que están exentos establecimientos que venden productos de primera necesidad: supermercados, farmacias o estancos. Fuentes de la Guardia Urbana han subrayado a este diario que las instrucciones recibidas gozan de prioridad absoluta y que tanto sus agentes como los de los Mossos se han arremangado. En esta primera jornada, durante la cual es comprensible que reine cierto "desconcierto", la policía se ha limitado a informar y a forzar la clausura sin sancionar a los 'despistados'. No ha sido el caso de dos propietarios de locales nocturnos que, tras recibir la visita de una patrulla, han reabierto. Ambos han sido multados.

Fumadores desesperados

El debut del confinamiento en Catalunya también ha provocado que los supermercados recibieran avalanchas de compradores. Aunque el abastecimiento de alimentos está garantizado, el miedo a quedarse sin comida va por delante de la razón. Según fuentes policiales, los incidentes en tiendas de alimentos por situaciones de tensión entre consumidores febriles han sido constantes. 

Los fumadores están más preocupados por el tabaco que por la comida. Las ventas se han disparado en los estancos. Una estanquera del Eixample admitía a este diario que "jamás" había visto a clientes tan "desesperados". "Se han llevado cartones y cartones". El repunte ha aspirado los almacenes y, según subrayaba, hasta que llegue el envío previsto –en su caso para el viernes– va a ser difícil poder reabastecerse. "Es normal", los defendía, "ahora que saben que no podrán bajar al bar a por una cajetilla, y que pueden tirarse 15 días en casa, les da miedo confinarse sin tabaco".

Hoteles de avituallamiento

El cierre de bares y restaurantes han situado a los huéspedes de hoteles en un lugar de dependencia absoluta de sus mesoneros. Por este motivo, negocios como el H10 Metropolitan, cercano a la plaza de Catalunya, mantiene abierto el comedor aunque es de uso exclusivo para clientes.