SENTENCIA EN BARCELONA

Indemnización por una negligencia en el tratamiento de una hernia

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J. G. Albalat

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Cojea y tiene se apoya en un bastón. Le falla la pierna y tuvo que dejar su trabajo de dependienta. La Seguridad Social le otorgó la incapacidad permanente total. El retraso en una operación para extirpar una hernia discal y el hecho de que le quedaran restos de la misma le ha dejado secuelas, no solo físicas, sino también psíquicas. Una jueza de Barcelona ha condenado a la compañía Zurich, la aseguradora del Servei Català de la Salut (CatSalut), a pagar a H. una indemnización de 194.920 euros al considerar que hubo mala praxis médica.

La mujer empezó a sufrir dolor lumbar en septiembre del 2013. A los tres mes, le diagnosticó que tenía una “gran hernia discal”. Incluso, a los pocos días tuvo que acudir a un centro sanitario por una contractura muscular en la columna vertebral lumbar y el adormecimiento de una pierna. Los médicos no pusieron remedio. Al final, en enero del 2014, fue al Hospital de Terrassa al padecer síntomas de la denominada cola de caballo (dolor en la espalda por la compresión de los nervios de la columna lumbar), lo que obligó a operarla de urgencias. A pesar de ello, la paciente no mejoró y volvió al quirófano. Las pruebas que después le practicaron demostraron que la hernia discal no había desaparecido. La secuelas le perduran.

La sentencia ha recogido los argumentos esgrimidos en la demanda del abogado José Aznar Cortijo, en el sentido de que se produjo un retraso indebido en la asistencia para la extirpación de la hernia discal y una negligencia de haberle dejado restos tras ser operada. La titular del Juzgado de Primera Instancia número 52 de Barcelona, que ha dictado la sentencia, sostiene que “se debía haberse actuado con mayor celeridad”.

Sin fuerza ni reflejos

Sin bien el médico de cabecera solicitó las pruebas de diagnóstico, ante la afectación del nervio, la disminución de fuerza y la arreflexia (ausencia de reflejos), no se cursó ningún aviso urgente por parte de la neuróloga que analizó el funcionamiento del sistema nervioso. Al no alertar, ni la médica de cabecera ni a los servicios de neurocirugía o traumatología “se causó un grave daño” a la mujer. Ante el desconocimiento del resultado de las pruebas, la doctora intensificó el tratamiento farmacológico, “lo que maquilló la sintomatología” de la paciente hasta que apareció el episodio de la cola de caballo y tuvo que ser operada de urgencia, según la sentencia.

 La jueza sostiene  que en las dos operaciones practicadas a H. hubo también una “falta de diligencia”, pues la mujer “sigue sufriendo dolor y múltiples molestias lumbares” porque, como se ha acreditado, subsisten restos de la hernia discal. Por ello, estima que ha existido una mala praxis médica, puesto que, “siendo las intervenciones quirúrgica en la espalda altamente peligrosas y de lenta recuperación”, H. hubo de someterse a dos y “a la fin no vio solucionados sus problemas” de salud.