Lacra machista

Los Mossos crean una nueva unidad de agresiones sexuales

zentauroepp52643889 soc bcn mossos200305172426

zentauroepp52643889 soc bcn mossos200305172426 / periodico

Guillem Sánchez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los Mossos d’Esquadra han creado una unidad central especializada en delitos sexuales. Estará formada por 30 agentes y dirigida por una inspectora, la única mujer a cargo de una área de investigación. Para el comisario jefe Eduard Sallent la policía catalana, que ha recogio un incremento del 50% de denuncias por agresiones y abusos sexuales desde el 2015, tenía "margen de mejora" en la atención a las víctimas.

La creación de la nueva estructura, insiste Sallent, es solo la parte visible de un cambio de modelo policial global que debe estar dispuesto a reexaminarse bajo un nuevo enfoque, que sitúa a la víctima en el centro, para tratar de evitar el calvario –social y judicial– que a menudo viven las mujeres que denuncian una violación. Porque se cuestiona la veracidad de su relato o, incluso, se les culpa de lo sucedido, han recordado psicólogas, técnicas o investigadoras especializadas en la violencia machista como Alba AlfagemeCristina Guiu o Gema Varela en una jornada organizada por la policía catalana.

"El 85% de las mujeres que sufren una violación se quedan bloqueadas", ha subrayado Alfageme aludiendo al eje sobre el que girará la nueva ley de libertad sexual del Gobierno y que, presumiblemente, no distinguirá entre abusos y agresiones y situará en el consentimiento explícito de la víctima la línea que separará una relación sexual de una violación. La sociedad ha cambiado con revoluciones como la desencadenada por el caso de La Manada en Pamplona. En esa ocasión, el hecho de que la víctima se bloqueara y no fuera capaz de resistirse o mostrar su negativa provocó que, de entrada, esa violación fuera considerada judicialmente solo un abuso sexual. 

El epicentro del problema, coinciden las expertas, reside en una sociedad heteropatriarcal que históricamente ha sometido sexualmente a la mujer y que, en la era digital, avanza hacia un horizonte peligroso a causa de una pornografía 'mainstream' que distorsiona la sexualidad de los menores. Porque la mayoría de delitos no los comete un violador en serie y desconocido como finge el imaginario colectivo, sino que se perpetran en el ámbito doméstico y el agresor es alguien cercano

Guiu ha recordado que otra investigación que analizaba las fantasías eróticas entre menores concluyó que mientras ellos ceñían sus descripciones al contacto sexual, ellas daban una gran importancia al contexto. "Las chicas narraban historias que tenían inicios como un naufragio, que incluían un rescate heróico del hombre y la posterior convivencia en una isla desierta, y seguían con el matrimonio y la maternidad". Una dicotomía casi antagónica ante la que la pornografía se ha decantado por ellos y ha asignado para ellas un papel secundario al servicio del placer masculino. Siete de cada diez vídeos publicados en los grandes portales, según Alfageme, son escenas en las que, además, los hombres violentan a las mujeres.

Los menores ven porno por primera vez a los 8 años, a los 11 lo buscan de forma intencionada y a los 14 son consumidores habituales. Esta 'escuela sexual' ha impuesto una "erotización de la dominación" –cristalizada en conductas como las de La Manada– que persiguen ellos y sufren ellas. La policía y la sociedad en su conjunto, han remarcado las ponentes, afrontan un reto mayúsculo: lograr que más mujeres sientan que pueden denunciar –la cifra negra continúa ocultando el 80% de los casos a pesar del incremento desde el 2015– e intentar evitar que los adolescentes confundan el sexo con la violencia.