DESPEDIDA

Adiós en la plaza de la perseverancia

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zentauroepp52613611 valencia metro200303202728 / Miguel Lorenzo

Nacho Herrero

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La Asociación de Víctimas del Accidente del Metro de València se ha despedido este martes por la noche de la plaza de la Virgen. Vuelve a ser un día 3, el mismo en el que en julio de 2006 descarriló el convoy provocando 43 muertos y 47 heridos y el mismo 3 en el que se han concentraron cada mes durante más ocho años. Será donde muchas veces estuvieron solos pero también donde fraguaron una victoria que deja muchas enseñanzas para otras batallas sociales que estén por venir.

“Nosotros no hicimos de inicio un análisis muy profundo de otras luchas y habría sito muy útil. Ahora veo que estaría bien dejar una especie de decálogo de las cosas que nos funcionaron”, explica a EL PERIÓDICO  Beatriz Garrote.

La que durante años fue presidenta de la asociación reconoce que tuvieron presente otra lucha y otra plaza para inspirarse. “Hablábamos mucho de las abuelas de la Plaza de Mayo de Argentina, no se puede comparar las tragedias pero si la persistencia”, apunta.

Perserverancia

Reconoce que esa perseverancia tiene un coste personal enorme y la más amarga de las enseñanzas que transmitiría para los que tengan que iniciar una pelea así es que sólo lo afronten si no tienen más remedio. “Si estás seguro de que no puedes vivir con lo que ha pasado, actúa. Pero si puedes hacerlo, si puedes pasar página hazlo porque te va a quitar mucha vida. Ese sería mi consejo”, advierte.

Después, todo cuenta empezando por la elección del lugar para concentrarse. “La primera vez fue en una boca de metro pero después nos trasladamos a la plaza más cercana a la Generalitat (la de Manises) porque queríamos conseguir que nos recibiera el president Camps. Pero no teníamos visibilidad y nos fuimos a la plaza de al lado”, explica.

Hubo un cambio más, repasa con una sonrisa. “Las primeras veces nos pusimos al lado de la fuente y la poca gente que venía a apoyarnos no nos oía porque sólo teníamos un megáfono”, recuerda.

Compartir la lucha

Al principio y durante mucho tiempo eran muy pocos. “Había veces que seríamos ochenta. Te dabas cuenta que estabas solo, que la gente no sabía ni de lo que le hablabas”, señala.

Pese a todo nunca pensaron en arrojar la toalla. “Sabíamos que había que seguir, que era una injusticia muy grande y que dependía sólo de nosotros”, explica.

De ahí extrae otra de las enseñanzas que compartiría. “Hazlo con alguien, no lo hagas solo. Hay que buscar una asociación en la que cobijarse, una red y luego buscar objetivos comunes", explica. Pero también un método común.

"Para nosotros reunirnos cada mes era pesado pero todos estábamos cómodos. Hubo quien propuso escraches o incluso huelgas de hambre pero no todos estábamos ahí. La fortaleza te la da respetar todas las sensibilidades”, afirma.

También fue “un bálsamo” el contacto con otras asociaciones. “No fue tanto el tema de las estrategias como sentirte acompañado. Éramos gente que no venía del activismo social y no entendíamos nada. Nos sirvió conocer a gente a la que también trataban de ningunear o de criminalizar con toda la potencia del aparato del Estado”, destaca. Y ahí entraron desde asociaciones locales como el Salvem el Botànic y Salvem El Cabanyal hasta las víctimas del 11M.

Después, fueron ellos los que ayudaron a otros, como pasó con las víctimas del accidente de Alvia en Galicia en 2013 o incluso las del avión de Germanwings en 2015. “Me acuerdo que los del accidente de Angrois no podían reunirse en una plaza porque eran de sitios muy lejanos y que en cambio les funcionó muy bien llevar la causa a Europa”, destaca.

El efecto Salvados

Recuerda que también hay que abrirse al resto de la sociedad. “Nosotros tejimos alianzas con estudiantes, con partidos políticos, con periodistas. La clave es no apartarte de tu camino”, señala.

Para ellos la gran clave fue el ‘Salvados’ que se emitió el 28 abril de 2013. Cinco días más tarde, la plaza se quedó pequeña y la historia comenzó a cambiar.

“Cuando entramos nos quedamos mudos”, rememora emocionada. “Sabíamos de las potencia de la tele, de Salvados y del perfil de Jordi Évole pero que no cupiera la gente fue salvaje. Fue un punto de inflexión, provocó un cambio en la Fiscalía y de ahí hasta hoy”, señala.

Tras convencer a la sociedad, lo hicieron en la comisión de investigación en Les Corts y hace unas semanas al juez que aceptó el pacto al que habían llegado para que cuatro exdirectivos del metro se declaran culpables.

El círculo se ha cerrado este martes y el balance es que todos están encantados. “Íbamos por la obligación que nos habíamos creado con nosotros y ahora vamos con ganas, por que nos apetece”, reconoce. Eso y compartir vivencias que tal vez puedan servir a otros David que tengan que enfrentarse a Goliat.