Culto enfermizo al cuerpo

Los Mossos desarbolan una red de 'traficantes de músculos'

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Guillem Sànchez

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La red de distribución de sustancias dopantes que los Mossos d'Esquadra han desarticulado este mes de febrero pone sobre la mesa un fenómeno que lleva años hundiendo sus raíces en la sociedad occidental. No solo porque se trata del mayor alijo de esteroides anabolizantes hallado por la policía catalana (1.600.000 dosis de 140 medicamentos) sino porque esta estructura, según el sargento Xavier Terrés, jefe de al Unitat Central de Consum, funcionaba como un entramado "mayorista" de productos comprados en BulgariaGrecia y Hungría que abastecía a un consumidor final que está en centros de nutrición deportiva o gimnasios como los de la vuelta de la esquina. Catedráticos y doctores en Psicología como Rosa Maria Raich (UAB) o Antonio del Cerro (UB) avisan de que hombres cada vez más jóvenes se obsesionan en hipermuscularse, arriesgando seriamente su salud, en un intento desesperado de ser aceptados.

La operación ha desmembrado una organización integrada por siete personas que cubría todo el espectro de los llamados ciclos anabólicos que siguen los fieles: para hinchar artificialmente el cuerpo y para combatir sus efectos secundarios. El suministro incluía medicamentos falsificados –fabricados sin ningún control sanitario– o auténticos, aunque usados peligrosamente para fines distintos de los originales –como la insulina que solo debería inyectarse en caso de diabetes–. El cóctel lo completa una pseudociencia vigoréxica que menosprecia la medicina. 

La mayoría de medicamentos intervenidos por los Mossos son anabolizantes de marcas como Magnus PharmaceuticalsB.M. PharmaceuticalsSwiss Remedies o Balkan Pharmaceuticals cuyos consumidores ingieren por vía oral o a través de inyecciones para hipertrofiar la musculatura. También hormonas de crecimiento, como el Hygetropin –fabricado en China– que usan para prolongar los efectos de los anabolizantes. Para adelgazar y neutralizar la grasa venden tiroestáticos o beta-agonistas, como el Eutirox –fabricado para tratar alteraciones de la tiroides– o el Clembuterol –diseñado para aumentar el rendimiento pulmonar en pacientes con enfermedades respiratorias–.

Hombres con senos

"Para evitar que con los anabolizantes desarrollaran senos de mujer", explica sin ninguna ironía el sargento Terrés, los traficantes ofrecían "antiestrogénicos" como el Ovitrelle –que en la reproducción asistida se usa para favorecer la maduración de óvulos– o Pregnyl –para inducir el embarazo–. También vendían "protectores hepáticos" –los anabolizantes destrozan el hígado– como el Tamoxifen. Su escaparate no se detenía ahí. Entre los productos hallados por los Mossos han aparecido cajas de un derivado de la viagra fabricado en la India, dado que una de las consecuencias de los esteroides es la disfunción eréctil.

En España no es legal comprar medicamentos que son devastadores para la salud. Infligen afectaciones severas a órganos vitales –no solo al hígado, también al corazón– y deforman el cuerpo irreversiblemente. Pero en Youtube hay miles de vídeos, que acumulan millones de visualizaciones, protagonizados por gurús en ciclos de esteroides. La catedrática Raich, que ha trabajado durante años "con la insatisfacción corporal", explica que las mujeres tienden a adelgazarse y a inflar los senos, pero los hombres, objetivo de una propaganda intensiva durante los últimos años, desean "un cuerpo supermusculado y sin barriga". Algunos expertos ven en la vigorexia o dismorfia, la adicción a la musculatura, un trastorno equiparable a la anorexia.  

Imagen y autoestima

José Ignacio Baile, de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima), detectó en el 2019 la proliferación en Youtube de vídeos dedicados al culturismo y al consumo de anabolizantes. Es decir, presunta información en abierto que legitimaba el abuso de sustancias ocultando "los graves efectos para la salud que provocan", recuerda Raich. El director de la revista científica Body Image explicó hace años que "al menos una cuarta parte de la autoestima se encuentra en la imagen corporal", cita la catedrática. Hacer deporte y cuidar de la imagen "no es negativo", subraya, el problema llega cuando se cruza el límite de la obsesión y se convierte en una tarea que torpedea la vida normal. Los jóvenes necesitan "ejemplos" que no los obsesionen "con el cuerpo perfecto". 

Antonio del Cerro, especialista en Psicología Social, enumera tres factores decisivos para impulsar el fenómeno: el patrón de belleza divulgado en las redes sociales, el culto al cuerpo desmedido y, por último, la necesidad de ser aceptado en la sociedad. "Se combinan entre sí para llegar a una situación absurda". Del Cerro, para que se tome consciencia de lo extendido del fenómeno, llama a observar algo evidente: no cuadra el volumen de los brazos de muchos de los usuarios de gimnasios con el tiempo que invierten. "Lograr esos abdominales o esos bíceps requiere un esfuerzo mayor y, en consecuencia, muchos han recurrido a estímulos dopantes en busca de un efecto rápido y visual que después les dará 'likes' en Instagram". Es un círculo perverso en el que participa toda la sociedad dado que sin esa musculatura no se consiguen tantos 'likes'. "No tenerlos equivale a ser ignorado y el gran miedo del ser humano es ser ignorado, no existe nada más aterrador", concluye.