Nueva tecnología para la seguridad vial
Trànsit utiliza miles de datos de móviles para 'ver' todas sus carreteras
Una tecnología de 'big data' controla al minuto los coches que pasan por 12.000 kilómetros de vías en Catalunya
Óscar Hernández
Periodista
Óscar Hernández
Ya no solo las cámaras de vídeo vigilan las carreteras catalanas, sobre todo en el área metropolitana de Barcelona. Con ellas, los operadores del Centre d'Informació Viària de Catalunya (Civicat) del Servei Català de Trànsit ven, literalmente, lo que pasa en ellas: desde un accidente a una inesperada retención. Pero desde hace un año estos técnicos han ampliado su campo de visión y pueden tomar el pulso en tiempo real a la totalidad de los 12.000 kilómetros de la red viaria catalana. ¿Cómo? Gracias a los miles de datos que generan los móviles que circulan en vehículos y las aplicaciones de localización de flotas. La técnica se denomina 'crowdsourcing', algo así como fuente de multitudes.
"A partir del concurso público que ganaron la empresa Inrix y el Reial Automòbil Club de Catalunya (RACC), recibimos y gestionamos datos de todos los coches que circulan por tramos de 500 metros en los 12.000 kilómetros de la red viaria. Podemos saber su velocidad y también la densidad de la vía. Si el sistema detecta que en un punto los vehículos van muy lentos, aunque no tengamos una cámara para verlo, podemos enviar ayuda para saber qué ocurre", explica Òscar Llatje, coordinador de Seguridad Viaria y Movilidad del Servei Català de Trànsit (SCT).
Como en Google Maps
La información se genera fundamentalmente a través de los teléfonos móviles de las personas que se mueven en esos vehículos y de sus aplicaciones de navegación, pero también con los datos recogidos por servicios telemáticos de grandes flotas de transportes. Varias aplicaciones usan ya esos datos. Por ejemplo, Google Maps o Moovit indican si un tramo es fluido (con color verde) o está colapsado (rojo) gracias a la información que facilitan los móviles. En el caso del SCT, esos datos llegan a través de Inrix y el RACC, que ya los utiliza en su aplicación gratuita 'RACC Infotrànsit' sobre la fluidez de la red viaria.
"El sistema nos indica también si, por ejemplo, en un determinado tramo de carretera se sobrepasa la máxima velocidad recomendada, y nos permite actuar en ese punto", cuenta Llatje, quien reconoce que, de momento, no se pueden gestionar todos los miles de datos simultáneos disponibles en tiempo real por la incapacidad humana actual en el SCT de visualizarlos, aunque admite que sus posibilidades de cara al futuro son prácticamente ilimitadas.
La polémica de la privacidad
El control de la información generada por los móviles suscita el debate de la privacidad. Llatje se pone serio y es tajante: "No podemos ver si un determinado teléfono móvil está circulando demasiado deprisa. Ahora es imposible para nosotros. Los datos son siempre anónimos y tratados y ofrecidos de forma global, nunca individualmente. Pero además de imposible, ni la ley lo permite ni los operadores los facilitarían. Tampoco tenemos datos concretos de un vehículo, sino que siempre se trabaja con promedios". En otras palabras, el 'big data' no sustituirá a las cámaras con radar que sí identifican a los que corren demasiado leyendo las matrículas.
En el RACC también insisten en esa privacidad. "No hay forma de conocer la información de un usuario concreto. Además, si esa información se utilizara para multar, el RACC no colaboraría", afirma Lluis Puerto, director de Fundació RACC, que ha desarrollado este proyecto y lo ha ofrecido a Trànsit. Añade que para una mayor fiabilidad del sistema, su contrato con la Administración les obliga a hacer un control real con un vehículo determinado para comprobar la velocidad media que registra el sistema.
Por 160.000 euros al año
Entre las utilidades que ya ha demostrado la gestión de la ingente información de los vehículos que circulan por toda Catalunya, el SCT destaca la confirmación de que, en las llamada Zona 80 (donde se redujo la velocidad a 80 kilómetros por hora), los conductores suelen respetar la norma, como demuestran los datos recogidos en miles de tramos analizados. Y lo más sorprendente no es solo que los operadores de la sala de control de Trànsit puedan detactar lo que pasa en cualquier punto de la red vial aunque no lo vean, sino que acceder a ese chequeo inmenso e instantáneo cuesta a la Administración 160.000 euros al año.
¿Y el futuro? "El siguiente paso es que cuando el sistema detecte una retención por un pequeño accidente al minuto de producirse se generará no solo el aviso de la incidencia, como ahora, sino que también se podrá avisar a los coches que se acercan en el mismo sentido para desviarlos por otra ruta", apunta Puerto.
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