"Muy pocas asignaturas te hacen pensar sobre la vida"

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Gemma Tramullas

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En la facultad de Informática de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), los estudiantes apuran los últimos rayos de sol de la tarde antes de volverse a sumergir en un mar de números. Daniel, Àlex y Paula, tres futuros ingenieros informáticos con mención en Computación, se animan a debatir sobre la convergencia entre ciencia, tecnología y humanidades aunque, advierten, ellos ya están convencidos de antemano.

Esta generación lleva la ética en el ADN y Daniel ya ha cursado una optativa sobre el impacto social y medioambiental de la informática porque lo considera una parte integral de su formación. "Yo estoy rayado de que en la carrera haya tan pocas asignaturas que te hagan pensar sobre la vida -interviene Àlex-. Me gustaría profundizar un poco más en de dónde vienen las cosas, por qué son así y qué consecuencias tienen”.

Nacho y Laia, estudiantes de primero de ingeniería industrial, disfrutan de la lectura al aire libre a pocos metros del edificio de la biblioteca del campus. Más allá de la inclusión de alguna asignatura de ética, él es escéptico ante experimentos tecnohumanísticos como, por ejemplo, el grado de Filosofía e Informática que desde 2011 ofrece la universidad de Oxford. “Al final no acabas tocando bien ni lo humanístico ni lo tecnológico—opina--. La ingeniería industrial ya es muy amplia y, además, en mi caso la filosofía me cuesta”.

Sin embargo, incluso los más escépticos se muestran receptivos ante determinadas combinaciones (aún) imaginarias. Por ejemplo, un grado de Inteligencia Artificial y Ciencias Políticas: “¡Ese sí me interesaría mucho!”, salta Nacho. Y no es el único. Los grados combinados atraerían a muchos alumnos de bachillerato con intereses diversos que a la hora de elegir una carrera chocan con la rígida separación entre ámbitos de conocimiento.

Al contrario que Nacho, Laia siempre ha disfrutado estudiando filosofía. “Hice el bachillerato tecnológico y, aunque me gustaba, las mates y la química no dejaban de ser la misma rutina aplicada a todos los problemas; en cambio, me apetecía hacer clase de Filosofía porque me hacía pensar”.

Laia se decidió finalmente por ingeniería industrial por las salidas profesionales y considera que las humanidades se pueden aprender en casa si uno tiene interés. Sin embargo, también tiene presente que cada vez hay más profesionales del ámbito tecnocientífico y para sobresalir es necesario tener otras habilidades que dan las humanidades.

La sinergia entre distintos ámbitos de conocimiento existe desde hace años en las universidades catalanas, pero hasta ahora se limitaba a iniciativas particulares de profesores o a niveles de posgrado. También existen experiencias como el grado en Filosofía, Política y Economía de la Universitat Pompeu Fabra, que combinan ámbitos más afines.

Unas de las pioneras en incluir la ética en el campo de la robótica es Carme Torras, profesora de investigación en el Institut de Robòtica (CSIC-UPC): “Los estudiantes de Tecnología no son filósofos y deberían conocer las teorías éticas pero desde un punto de vista pragmático”, escribe en el Informe Mundial sobre la Educación Superior.

Ciencia ficción

Torras es autora de dos novelas de ciencia ficción y utiliza una de ellas, La mutació sentimental, para situar a los alumnos ante dilemas éticos que los filósofos han tratado a lo largo de la historia. Gracias al interés de MIT Press, la editorial del Massachusetts Institute of Technology, el libro se ha traducido al inglés junto a una serie de materiales pedagógicos que pueden descargarse libremente de la web de MIT Press.

Actualmente, la novela se está utilizando en cinco universidades solo en Catalunya. Además, el laboratorio de robótica asistencial que dirige Torras trabaja con filósofas como Begoña Román, del Consell de Bioètica.

“Durante mucho tiempo hemos estado formando especialistas pero, aunque la especialización se mantendrá, vamos hacia una formación más amplia –explica--. Necesitamos un lenguaje común para tener una visión más global”. La UPC ha firmado un convenio con la Universidad Oberta de Catalunya (UOC) para que los estudiantes del máster en Ingeniería Industrial cursen créditos del máster de Filosofía para los Retos Contemporáneos de la UOC (y viceversa). Asimismo, ha estrenado el Programa UPCArts, cuyo objetivo es vincular la tecnociencia con las humanidades y la cultura.

La necesidad de una formación “más amplia” no es exclusiva de las tecnociencias, sino que abarca a toda la sociedad. En este sentido, destacan iniciativas como el curso en línea sobre inteligencia artificial para todos los públicos que varias instituciones finlandesas pusieron en marcha en 2018. “La gente tiene que formarse porque lo que no se conoce da miedo”, concluye Torras.