Saada y el club contra la mutilación genital femenina

mutilación genital femenina

mutilación genital femenina / periodico

BEATRIZ TEJADA. SAVE THE CHILDREN

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Saada es una niña etíope de 11 años que se sale de la norma. Es diferente porque no ha sufrido ablación cuando en su país dos tercios de las niñas y mujeres de entre 15 y 49 años han sido mutiladas genitalmente -la mitad, antes de los cinco años-.

Pero lo que más diferencia a Saada es la fuerza con la que lucha por evitar que otras niñas sean sometidas a esta práctica. Saada forma parte de un ‘club’ en el que habla abiertamente y sin miedo con sus compañeras y compañeros de la escuela de temas relativos a la mujer sobre los que pesan creencias erróneas, como la menstruación, o costumbres y prácticas nocivas, como la mutilación genital femenina (MGF).

La mutilación genital femenina consiste en alterar o lesionar los genitales por razones que nada tienen que ver con la salud. Esta intervención no solo las expone a graves traumas físicos y psicológicos, sino que también pone en grave peligro su vida: se realiza sin las mínimas condiciones higiénicas y con cuchillas u otros instrumentos cortantes sin esterilizar, sin ningún tipo de anestesia o sólo con pastillas para paliar el dolor. Las infecciones y la pérdida abundante de sangre son el principal riesgo así como innumerables complicaciones en futuros partos.

Esta forma de violación grave de los derechos humanos, la salud y la integridad de las mujeres y las niñas se sigue realizando en unos 30 países de África, Oriente Medio, Asia y pequeñas comunidades de Latinoamérica. 

La ONU ha fijado el objetivo de erradicarla para 2030 y por ello cada 6 de febrero se celebra el Día Internacional de Tolerancia Cero a la Mutilación Genital Femenina. Este año, la Asamblea General de la ONU se ha propuesto movilizar a la juventud en torno a la eliminación de esta práctica bajo el lema: Poder juvenil: una década para lograr cero mutilación genital femenina.

En Etiopía, la MGF está prohibida. Sin embargo, prevalece entre algunos grupos étnicos y religiosos y en muchas comunidades, no sólo rurales sino también urbanas.

Para erradicar esta práctica, desde Save the Children creamos espacios seguros, clubes como el de Saada, en los que los niños y niñas puedan hablar de costumbres, creencias y prácticas tradicionales de su entorno y cuestionarse si son buenas o no para ellos. Luego, chicos y chicas van más allá y realizan representaciones teatrales en sus comunidades para concienciar sobre los efectos negativos de estas prácticas.

“Si una niña es mutilada, perderá muchísima sangre y puede sufrir una infección”, expresa Saada, quien recuerda que en esta labor informativa y de concienciación no está sola. “En esta lucha estamos juntos, niños y niñas. Nos reunimos cada semana y hablamos de nuestros derechos. Hacemos obras de teatro para hablar a la gente sobre lo mala que es la mutilación genital femenina y cambiar su forma de verla. No quiero que más niñas sean mutiladas. ¡Nunca pararé!”, cuenta.

De la mano de Norwegian Church Aid, Save the Children desarrollamos desde 2006 un programa contra la MGF en Etiopía. Nuestro objetivo no es solo atender a las víctimas de la mutilación, sino evitar nuevos casos. Para lograrlo, trabajamos junto a los líderes de comunidades de base y organizaciones religiosas por su capacidad para diseminar el mensaje e influir en su entorno. 

Igualmente implicamos a niñas y jóvenes como Saada para que ellas mismas lideren campañas de sensibilización e involucramos a hombres y niños, puesto que la MGF tiene como una de las principales justificaciones el matrimonio. 

Sólo el año pasado evitamos que casi 3.900 niñas fueran sometidas a mutilación. Y como Saada, seguiremos mientras esta práctica exista para que no haya más casos. ¡No pararemos!