AUDIENCIA DE BARCELONA

Un testigo desmonta la coartada de Rosa Peral y la pone en aprietos

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J. G. Albalat

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Un testigo desmontó este miércoles en el juicio por el ‘crimen de la Urbana’ la coartada de Rosa Peral, la guardia urbana acusada del asesinato de su novio, el también policía municipal Pedro R. La procesada había comentado a un compañero tras hallarse el cuerpo sin vida de la víctima que tenía miedo del otro procesado, Albert López, porque cuando dejaron correr su relación sentimental, meses antes, le había amenazado a ella y a sus hijas. El declarante, que es policía municipal y se definió como amigo de los dos acusados, destrozó esta versión. Explicó que días después de la aparición del cadáver, el 6 de mayo del 2017, coincidió él y su esposa con Albert en una cena que Rosa organizó en su casa de Vilanova y la Geltrú En ese encuentro, además, la acusada lanzó sospechas contra su exmarido y mosso, Rubén, al que ya había intentado inculpar 

La sesión de este miércoles ha seguido el guión de las anteriores. Infidelidades, traiciones, mentiras y secretos de alcoba. Una mezcla explosiva propia de una novela de intriga, con un triágulo amoroso y con unos testigos que aportan a cuenta gotas informaciones, en ocasiones confusas. Eso es lo que pasó este miércoles en la vista. Fueron interrogados una conocida de Rosa y varios guardias urbanos.

De las declaraciones se desprende que Rosa fue sembrando tras la desaparición de su novio, el 2 de mayo del 2017, sospechas diversas hasta que fue detenida.  Primero, explicó a sus conocidos que Pedro se había enfadado ese día y que se había marchado, después que detrás de esa desaparición podría estar una “mafia”, a la vez que intentó inculpar a su exmarido, Rubén, llevando el teléfono móvil de la víctima en las inmediaciones de su residencia. La acusada el 10 de mayo cambio de planes y estrategia y empezó a lanzar ataques sobre su compañero de banquillo, Albert, al que acabó acusando del asesinato.

Amenazas escondidas

A un guardia urbano, Rosa le llegó a decir, cuando ya había aparecido el cuerpo de la víctima, que tenía mucho miedo de Albert, al que calificó de “violento y agresivo”, porque le habí amenazado con hacer algo a ella y a su hija, según ha recordado en el juicio ese agente, al que presuntamente la acusada utilizó para sus intereses.  Este dato, sin embargo, se lo escondió la procesada  a la policía durante varios días, hasta que se lo explicó a ese camarada y este le convenció para que fuera a los Mossos. Cuando Rosa fue a la comisaría, el 13 de mayo, fue detenida. En la sala se ha escuchado la grabación de una conversación entre ellos. “Tengo miedo, espero que después de esto Albert no salga de aquí, que vaya a por mis hijas. No es que yo quiera acusarlo, pero esas miradas de psicópata, ¿tu también las ves?”, se le preguntaba Rosa al agente.

Ese supuesto temor a Albert quedó desmontado con el siguiente testigo, otro guardia urbano. Este relato la cena de ese 6 de mayo del 2017 (el cuerpo de Pedro fue encontrado el 4 de mayo calcinado en el maletero de un coche en el pantano de Foix). Esa noche Albert fue también en la casa de Rosa. Ella, según este testimonio, estaba "muy tranquila y normal". También oyó comentarios de la procesada inculpando al exmarido, Rubén, no diéndo nada de que tenía miedo a Albert, al que las hijas de la acusada le llaman "el tonto del bote". Un datos más: Rosa declaró en su día que Albert se había quitado la barba porque se la había quemado al prender fuego el vehículo con Pedro en el maletero. Este testigo ha afirmado, en cambio, que fue Rosa la que le dijo en voz alta esa noche que se "cortar la barba".

En su declaración ante la policía y ante el juez, Rosa explicó que la noche del crimen Albert se presentó de repente en su casa, que saltó una valla y que mató a Pedro. R. Albert, en cambio, relató que cuando llegó a la vivienda el novio de la agente ya estaba muerto y que él solo le ayudó a deshacerse del cuerpo sin vida.