JUICIO EN BARCELONA

El juez desactiva una prueba clave del 'crimen de la Urbana'

Segundo día del juicio por el 'crimen de la Guardia Urbana'

Segundo día del juicio por el 'crimen de la Guardia Urbana'. / periodico

J. G. Albalat

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El magistrado que preside el juicio con jurado por el<strong> 'crimen de la Urbana'</strong> desactivó este lunes una de las pruebas con la que contaban el fiscal y la acusación particular contra la guardia urbana Rosa Peral, a la que se le atribuye, junto con su compañero y amante, Albert López, el asesinato de su novio, el también policía municipal Pedro L.. El togado vetó que se interrogara a Antonia, la actual pareja de Rubén, el exmarido de mujer acusada, sobre lo que le  había dicho una de las hijas de Rosa días después del suceso.

La niña explicó a su madrastra que había visto a su madre, Rosa, y a Pedro discutiendo (él agarrándole del cuello a ella ) en el piso superior de la casa donde residían la acusada en Vilanova i la Geltrú, como la víctima bajó por las escaleras como medio drogado "como un robot" y cómo obeservó que su madre tenía manchas de sangre. Esta escena fue relatada por Antonia a los Mossos y figura en la causa.

Esta versión, por decisión del juez, no podrá ser tenida en cuenta por el jurado popular. Los motivos son dos: Antonia no es un testigo directo, sino de referencia, y el tutor legal asignado en su día a la menor se acogió a la dispensa de que la niña no declarara en contra de su madre.

Ante el impedimento de que la testigo pudiera explicar de palabra lo que la niña le había contado, el abogado de la familia de la víctima, Juan Carlos Zayas, intentó reconducir la situación. El letrado pidió a la madrastra de la menor que reprodujera  los gestos que la pequeña le hizo sobre lo ocurrido en la noche del crimen, el 1 de mayo del 2017. Antonia, que declaró por videoconferencia desde una sala contigua, se levantó de la silla e imitó a la menor, llevándose las manos al cuello (hipotéticamente lo que Pedro hizo a Rosa) para después representar como la víctima bajaba por una escalera. Cuando pretendió dar explicaciones, el magistrado la frenó. La mímica también le sirvió para escenificar que la niña le había dicho que su madre se tocó la cara para limpiárse. Cuando Antonia soltó que la mancha era de "sangre", el juez se dirigió al jurado para advertirles de que no podía tener en cuenta esta afirmación.

La rectificación del padre

Antes de esta sorprendente y surrealista declaración de Antonia, el padre de Rosa Peral, Francisco Peral Fernández, intentó proteger a su hija. Durante su interrogatorio en el juicio, admitió que declaró ante la policía tras el crimen  que el día 2 de mayo del 2017 había visto a Pedro R. , cuando este ya estaba muerto. "Me equivoqué", repitió varias veces, para después subrayar que se retractó de esa manifestación al explicarle su hija que la persona que había visto ese día no era Pedro, sino un vecino. El fiscal preguntó: "¿Le pidió Rosa que mintiera?". El progenitor respondió rápido: "No".

Francisco aseguró una y otra vez que su hija estaba "normal" y que el día después del crimen sólo le comentó que Pedro se había enfadado y se había marchado de casa. pero no pidió más explicaciones. El testigo recordó, eso sí, que eses día vió un coche rojo en la puerta de la casa de su hija. Después supo que ese vehículo era del otro procesado, Albert López. El padre de la acusada confesó que vio a su hija "hundida" el 4  de mayo, cuando se conoció que se había sido encontrado el cuerpo de Pedro calcinado en el maletero de un coche. Rosa y Pedro, según su versión, tenían previsto un viaje a Sevilla y un crucero, unos planes que no daban indicios de que pudiera haber algún conflicto entre ambos.  Ruben, el exmarido de Rosa, por su parte, ratificó que su esposa le había sido infiel, entre ello con Albert y que una vez le dijo que el policía acusado era "dominante y violento"