El ritmo sostenido de las ciudades

Que la movilidad del presente y el futuro irá de la mano de la sostenibilidad es algo de sobra conocido. Pero una cosa es la intención y otra, muy distinta, la capacidad de maniobra. Ya sea por la morfología de la ciudad, su densidad de población, los sagrados hábitos, el nivel de infraestructuras... Un estudio presentado este miércoles fotografía la situación en la se encuentran las 52 capitales de provincia españolas a nivel de desplazamientos de su población. Parece que se avanzan en la buena dirección, pero con mucho margen de mejora. 

Jordi Hereu dejó la política en el 2012 -alcalde de Barcelona del 2006 al 2011- y tardó lo suyo en recolocarse en la empresa privada. Fundó Idencity, una consultoría destinada a potenciar la competitividad de las ciudades. Tenía lógica que una persona que conoce tanto el ámbito local buscara refugio profesional en la planificación de las metrópolis. No le ha ido mal. De su equipo ha brotado este termómetro sobre la movilidad que arroja algunas conclusiones. La primera es que no solo las grandes urbes están trabajando para que sus vecinos se desplacen mejor. La segunda, que el crecimiento gradual de las ciudades convierte la movilidad en uno de los principales retos de los gobiernos municipales. La tercera, que los números dicen que Barcelona anda mejor que Madrid en este aspecto. Y la cuarta, que los ayuntamientos deberían hablar más entre ellos para absorber ideas que ayuden a mejorar los aspectos en los que exhiben evidentes carencias. 

Mejor no compararse

El estudio no es una lluvia de titulares porque no está pensado para funcionar como un ránking. Los municipios podrán disponer de su propio diagnóstico, en base a semáforos para cada una de las categorías analizadas, pero la idea es más detectar ámbitos de mejora que compararse con otras capitales. Se ha analizado la estructura física del territorio (Girona, en primer lugar), la oferta de servicios de movilidad (con Bilbao al frente), la demanda (vinculada a las tarifas, con Palma de Mallorca en lo más alto), la salud y la seguridad (con Santander liderando), la sostenibilidad ambiental (Vitoria es el referente) y la gestión y la gobernanza (Zaragoza, la mejor). Pero antes de entrar al detalle, algunas cifras para entender la importancia de la movilidad urbana contemporánea. Las ciudades consumen el 78% de la energía global; el transporte representa el 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero en Europa; el tiempo perdido en los atascos tiene un coste económico de 840 millones de euros al año para el conjunto de las empresas españolas, y 8,8 millones de personas mueren prematuramente cada año en el planeta por la contaminación del aire.

El informe no aporta una clasificación global, es decir, que no arroja una ganadora única. Pero el cruce de datos permite observar, en el caso de la capital catalana, que la ciudad dispone de una buena infraestructura (segunda posición), una oferta más que digna (tercer puesto) y una correcta dirección administrativa (medalla de plata). Pero desaparece de las 15 primeras posiciones cuando hablamos de calidad del aire, seguridad y demanda. Esto es, las emisiones son insultantes, el número de accidentes es preocupante (11.832 heridos solo en el 2019, más de 32 cada día) y las tarifas no son lo suficiente atractivas como para que la gente aparque el vehículo particular. 

Hereu ha señalado que la nota media, si esto fuera un colegio, ronda el seis. "Estamos aún lejos del notable y de la excelencia, pero también es cierto que estamos al principio de un gran trayecto en el que es importante que las ciudades hablen entre ellas". En el caso concreto de Barcelona, el exalcalde ha animado al gobierno municipal a trabajar más en la "digitalización del acceso al transporte público" y a tener una "visión de movilidad regional que trascienda al área metropolitana".