Fallece el fotógrafo de EL PERIÓDICO Francesc Casals

El fotoperiodista, aunque tocó todas las temáticas, destacó en las coberturas deportivas siendo el autor de una de las más míticas imágenes de Indurain

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Pepe Encinas

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Situado a la falda de Montjuïc y con el Paral·lel y sus teatros haciendo frontera con Ciutat Vella, Poble Sec ha sido un barrio plagado de artistas como Serrat o Sisa o como el escritor y periodista Francisco González Ledesma, Silver Kane, cuyas novelas sobre pistoleros del Oeste, editados por Bruguera hicieron disfrutar a tanta gente. Y Poble Sec también vio nacer a otro pistolero, pero esta vez sus disparos se convertían en fotografías. Me refiero a Francesc Casals, fallecido este jueves a los 57 años tras meses luchando contra una grave enfermedad.

A mediados de los 80 Francesc llegó a El Periódico de Catalunya hecho un figurín (siempre fue muy delgado y esbelto) con cara aniñada y pronto se dejó crecer un bigotillo para ganarse el respeto. Aunque el bigote no le hacía falta ya que gracias a su profesionalidad y su carácter afable el respeto se lo ganó desde el primer día.

Sus primeras colaboraciones fueron para cubrir eventos deportivos. Se conocía todos los campos de segunda división y siempre me maravilló cómo conseguía que en sus fotos los partidos parecieran dignos de la Champions. Pero el diario es una máquina de generar información y muy pronto Francesc empezó a echarnos una mano con sus fotos de cualquier noticia que se producía. Con su cámara dejó para la posteridad el triunfo de Miguel Induráin en París, en 1995, en su último Tour victorioso. Dos veces siguió la ruta de la ronda francesa con su cámara, puesto que repitió la experiencia en 1996 aunque en este caso no pudo impulsar a Induráin hacia la victoria.

El Periódico de Catalunya fue pionero en incorporar una sección propia de fotografía con su jefe de sección, el primero en salir con información gráfica en color y también en incorporar una sección de edición gráfica conducida por fotógrafos a la que Francesc se incorporó hasta la actualidad.

Su carácter tímido y poco hablador hacía que no ponderase sus trabajos que sí eran reconocidos por sus compañeros. 

De todos modos, uno de sus mejores trabajos lo hizo en equipo junto con su querida esposa Montse: sus  hijos David, Oscar y Adrià.

Francesc nos deja un vacío enorme pero nos quedan sus trabajos y su recuerdo.

Bon viatge, amic.