educar en valores

La igualdad es cosa de niños

Un museo infantil de Roma estrena una sección pionera en la que se enseña a los pequeños a combatir prejuicios y estereotipos de sexo

museo explora roma

museo explora roma / periodico

Rossend Domènech

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los niños juegan con las muñecas y las niñas, a ser mecánicas. Los niños cambian pañales y las niñas ejercen de bombero. El objetivo apunta a eliminar clichés, como aquello de "no llores como una niña" o "no te hagas el machote". "Todos somos iguales, pero cada uno con su especificidad", explican los organizadores de la nueva sección del museo Explora de Roma, un recinto dedicado a niños y niñas de 6 años en adelante (aunque algunas de las iniciativas que ofrece son también para menores de 3 años).

El flamante apartado del museo, situado a pocos metros del centro barroco de Roma, se llama 'Pari' (iguales), y se desarrolla a través de 11 recorridos, todos ellos sobre la base de tres grandes temas: clichés o estereótipos, derechos y deberes, igualdad y especificidad.

A juzgar por el jolgorio y el ambiente en general, parece que todos los menores se divierten como si estuvieran afontrando un desafío. Jorge pone una lavadora, María manipula un gran aparato mecánico. Otros deciden si los colores, aparezcan en vestidos u otros objetos, son mejores para niños o para niñas. ¿Escalar una pared es un deporte masculino o también es femenino? ¿Los aparatos aeroespaciales son aptos para niñas? Y el periodismo o la medicina, ¿son para todos?

Sociedad inclusiva

"Sensibilizar a la igualdad de oportunidades significa encaminar a las futuras generaciones hacia una sociedad inclusiva, que no impida una posibilidad de crecimiento, de decisión y capacidad", explican los organizadores, que ponen algunos ejemplos que ya están siendo ocupados por ambos sexos: las carreras científicas, la ingeniería, la alfabetización informática, los deportes y, curiosamente, a la independencia económica.

Mientras Raffaela se entrena en una escalada vertical de pared, otros aprenden cómo se realiza la pesca sostenible que no estropee el ambiente marino y un tercer grupo recorre el interior de una especie de madriguera realizada con materiales diferentes, de los que tienen que mesurar la dureza, la temperatura, la ductilidad y los mismos materiales de qué está hecha. Más allá, unos chavales más están escuchando y tal vez aprendiendo sobre economía: cómo se gana dinero, cómo se ahorra, invierte o se realiza una donación. Otros aprenden alimentación, desde qué elijo, qué como, qué compro y qué descubro de nuevo. Los más pequeños se entretienen en un huerto, desde qué planto hasta cómo cosecho.

"La mayoría de las inciativas me parecen positivas y educadoras", comenta Giovani, que, junto con su esposa acompaña en la experiencia al hijo de ambos, de 8 años. "Eso de que cambie el pañal de una muñeca me deja un poco perpleja", añade Rosa, la madre del pequeño Luigi. "¿No terminaremos al final sin saber si uno es varón o hembra?", se preguntan, a la vez que se interrogan sobre si "una iniciativa como este puede influir sobre las futuras inclinaciones del hijo". "¡Que va, de mayores cada uno hará lo que quiera o sienta, pero sin problemas para cocinar o cuidar del bebé!", rebate Pietro, que parece divertirse tanto o más que Ester, su hija de 9 años que juega a disfrazarse de bombero y a conducir el camión de jueguete del colectivo. La iniciativa se inspira en la Constitución. "Todos los ciudadanos tienen igual dignidad y son iguales ante la ley, sin distinción de sexo, raza, idioma, religión y opciones políticas", reza la Carta Magna italiana.