PRUEBA PILOTO EN BRIANS 2

La mediación con la familia, clave para la reinserción

El programa 'Diálogos y acuerdos prelibertad' trabaja con internos de cárceles catalanas y su entorno para sanar heridas y evitar la reincidencia una vez cumplida la condena

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Helena López

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-Estás guapo.

-¿Sí?

-De verdad; se te ve bien.

-Es que soy otro. Ya verás. He cambiado. ¿Cómo están los primos? ¿Y el abuelo?

-Bien; todos bien.

-Tengo ganas de verles.

-Ellos también de verte a ti. Prontito.

La conversación sucedía hace varias semanas en la puerta de un ‘casal’ de barrio en el centro de Barcelona. Los protagonistas son Sergio y su tía. Hacía casi dos años que no se veían y los dos están algo nerviosos. Hace frío y tienen las manos en los bolsillos. El miedo a cómo irá es inevitable. Sergio tiene 35 años -"el 31 de diciembre cumplo 36", matiza-, y lleva desde los 18 "entrando y saliendo de prisión". Le queda algo más de un año para cumplir condena y es uno de los internos del Departament d’Atenció Especialitzada (DAE) de Brians 2 que participa en el proyecto piloto ‘Diálogos y acuerdos prelibertad; espacios de mediación y reparación familiar y comunitaria para internos en centros penitenciarios’.

Pocas semanas después de ese primer encuentro en la calle, Sergio pasó 48 horas en casa de sus tíos. "Dormir, dormí en casa de un cura, porque mi tía todavía no se fía. Es normal, la cagué muchas veces. Han sido muchas recaídas, ya. Pero el fin de semana juntos fue muy muy bien. Con todos, con mi abuelo, mis tíos, mis primos... Fui a buscar a mi niño y estuvimos todos juntos, como una familia", explica Sergio en otra salida, días más tarde, esta vez para visitar el Servicio de Mediación Comunitaria de L'Hospitalet -un referente- ubicado en el barrio de La Torrassa. La "casa del cura" a la que se refiere es un recurso residencial para los permisos de los internos sin red o con una red extremadamente débil fuera de prisión, a los que se dirige precisamente este proyecto piloto. "Uno de los principales indicadores de protección de la reincidencia delictiva es el arraigo familiar y social; identificarse con su entorno, vincularse y poder disfrutar de las relaciones y los apoyos necesarios para hacer un proceso positivo de reinserción social", resume Aidà, mediador que trabaja en el proyecto, desarrollado por EsMediacio y financiado por el Departament de Justícia.

"Soy consciente de que me tengo que ganar la confianza de mi tía y comprendo perfectamente que quiera ir con pies de plomo. La he cagado muchas veces. Y además tiene a sus hijos, mis primos, que están en una edad complicada. La entiendo perfectamente. Desde que soy padre, lo tengo clarísimo, y también sé que no quiero para mi niño lo que mi padre hizo conmigo", insiste Sergio. Habla sentado en la terraza de un bar de barrio, el más cercano al Servicio de Mediación Comunitaria de L'Hospitalet, y sonríe pese a la dureza del relato. En la calle todo se ve con otros ojos. Explica también que su padre le abandonó cuando era un niño, después de que su madre muriera muy joven. "Me dejó tirado con 11 años, en Girona, lejos de mi entorno. Me fui andando solo hasta Barcelona a buscar a mi tía. Aunque tiene solo 10 años más que yo, ella es quien me acabó haciendo un poco de madre", recuerda. "Ahora mi padre ha vuelto a aparecer, después de tantos años... Saldré con él, en Navidad -añade sin rencor, sin borrar la sonrisa de su rostro-; más vale tarde que nunca y al fin y al cabo es mi padre".

Esto va de segundas -terceras, cuartas y hasta quintas- oportunidades, no solo para Sergio (y mucho más allá de la coyuntura navideña).

Regresar 24 años después

Sergio forma parte de este proyecto de mediación desde el principio. Se apuntó porque sabe bien el vacío que se siente cuando se sale sin nada. "Sales de prisión solo con una mochila y te vas a casa de un amigo, y de ahí a la de otro amigo… Y la situación es insostenible, y una cosa te lleva a la otra y todo se tuerce rápido otra vez. Y otra...", explica. "Pasé dos veces por La Trinitat antes de entrar en Brians 2, pero todo eso es pasado. Ahora lo que quiero es acabar la condena y estar al lado de mi hijo, que es lo más importante", concluye mientras cruza uno de los puentes sobre las vías del tren a su paso por este rincón de L’Hospitalet. Lo hace junto a Ginés y Jordi, compañeros de módulo y de proyecto. Hijo de La TorrassaGinés "alucina" viendo cómo ha cambiado su barrio. "Todos estos edificios no existían, ni aquellos, ni este parque. Y esta calle estaba sin asfaltar", recuerda el hombre, de 53 años quien ha pasado los últimos 24 entre rejas, donde también ha sufrido un ictus. "Aquí estaba el cine Estadio, que después fue una discoteca", le explica a su compañero. "Y mira, ahí estaba la piscina. ¡Por este muro nos colábamos de niños!", prosigue acercándose, antes de comprobar que, casi un cuarto de siglo después, allí sigue, y llena de nadadores pese a estar a las puertas del invierno.

Los contextos de Ginés y de Jordi son muy distintos al de Sergio. Ellos se sumaron al proyecto "para aprender". "Una cosa es la teoría y otra, la práctica. El proyecto nació para trabajar casos como el de Sergio, pero la realidad en los centros penitenciarios es muy compleja", argumenta Aidà, quien subraya que la finalidad del programa es "responder a la necesidad de restablecer los vínculos entre los penados y su entorno". El mediador apunta que, en paralelo al trabajo hecho en prisión con los internos, el trabajo con el entorno es también clave. "Es imprescindible reparar los daños causados en la familia para preparar el retorno con unos nuevos marcos relacionales y acuerdos hacia la nueva situación de libertad", concluye Aidà. En eso andan también con la tía de Sergio. Poco a poco.

Daños colateralas

Esta iniciativa impulsada por EsMediació en Brians 2 no es un caso aislado. Se enmarca en la necesidad detectada entre los trabajadores de los centros penitenciarios de establecer puentes con el exterior. Puentes en ambas direcciones. Que lo que pasa fuera entre dentro, y que lo que pasa dentro se sepa también fuera. Una experiencia en esa línea, también en Brians 2, fue el estreno a finales del verano de una adaptación del clásico <strong>‘Lisístrata’,</strong> protagonizada por los presos. Hicieron dos funciones en el teatro de la cárcel, la primera para los internos y la segunda a la que pudieron asistir sus familias. Y, el próximo 24 de enero la estrenarán fuera, en la vieja cárcel Model, que algunos de los internos de Brians 2 conocieron en su antigua función, dentro de la programación de ‘Daños Colaterales’, jornadas que incluyen la exposición de las creaciones artísticas elaboradas en los talleres de las cárceles catalanas. Una exposición que nace de la iniciativa de la comunidad de práctica (CoP) de los talleres artísticos de centros penitenciarios, un grupo de trabajo colaborativo que desde hace una década agrupa profesionales que trabajan la creación con las personas internas de las cárceles catalanas, para dar visibilidad a esta producción y lo que significa, como expresión artística.