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Almeida jibariza Madrid Central y amplía las excepciones

Los vaivenes de la medida han sumido en la confusión a los madrileños

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Olga Pereda

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Cuando el PP y Ciudadanos llegaron al Ayuntamiento de Madrid, una de sus primeras medidas fue intentar finiquitar Madrid Central, el sistema anticontaminación creado por la exalcaldesa Manuela Carmena, que impuso que los vehículos con distintivo medioambiental B y C solo pudieran atravesar la almendra central de la capital si aparcan en un garaje, algo que no es necesario para los 0 y los Eco. El actual alcalde, José Luis Martínez Almeida (PP), intentó una moratoria en las sanciones. Los tribunales y Bruselas le dijeron que no. Así que el siguiente paso del regidor fue descafeinar Madrid Central.

En la última junta de Gobierno del año, el equipo municipal decidió reducir el perímetro de la zona de bajas emisiones y abrir al tráfico ‘normal’ dos calles que antes estaban vetadas. Además, amplió el horario (hasta la medianoche en lugar de las diez de la noche) para que circulen los vehículos y motos de reparto a domicilio. También se prorrogó un año, hasta el 31 de diciembre del 2020, la entrada a vehículos especiales, turismos de establecimientos de comercio, restauración y hostelería; de trabajadores del interior de Madrid Central con jornadas de madrugada; de vehículos que lleven a alumnos a centros escolares y de coches que necesiten acceder a talleres de reparación.

Veto a los más contaminantes

Lo que Almeida no ha cambiado –de momento- es la instrucción aprobada por Carmena en su día para que a partir del próximo 1 de enero los vehículos más antiguos y más contaminantes (los que carecen de distintivo medioambiental, los diésel matriculados antes del 2006 y los de gasolina anteriores al 2000) tengan prohibido aparcar en la zonas de servicio de estacionamiento regulado (verdes y azules) en todo Madrid. La medida podría afectar a unos 42.000 vehículos. La ordenanza municipal tiene una excepción, que afecta a los vehículos cuyos dueños estén empadronados en una zona, la única en la que podrán aparcar. Las multas ascenderán a 90 euros (45 si el infractor se acoge al pronto pago). Esta ordenanza se extenderá hasta el 2025, año en el que ya sí que será imposible aparcar vehículos sin pegatina ambiental incluso en el barrio donde esté  empadronado su propietario.

Respecto a la reducción del perímetro de Madrid Central (la apertura al tráfico normal de dos calles que, hasta ahora, estaban restringidas, Mártires de Alcalá y Seminario de Nobles), el equipo municipal alegó que se trataba de la zona que más multas acaparaba (el 20%). "De este modo, se alivia la congestión circulatoria y, por tanto, también mejora la calidad del aire", alegó una portavoz del consistorio.

Los defensores de Madrid Central, tanto asociaciones vecinales como ecologistas y la oposición política al actual equipo municipal, reprocharon al alcalde que la reducción del perímetro llenará de coches los distritos Centro y Chamberí y no mejorará la calidad del aire, sino todo lo contrario. "Madrid no necesita más tráfico y más fluido. Necesita menos tráfico. Necesitamos un Madrid respirable", sentenció en Twitter la plataforma en Defensa de Madrid Central. El equipo de Más Madrid aseguró que los cambios producidos en Madrid Central implican poner en riesgo la salud de los madrileños.

En todo caso, y con tantos cambios a raíz de la llegada del PP y Ciudadanos a la alcaldía, son muchos los ciudadanos que admiten su desconocimiento sobre la actual normativa de Madrid Central.