Cuando te toca el gordo y estás en la Antártida

Un militar español destacado en la misión del Hespérides en la isla Decepción resulta agraciado con el 26.590

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María Traspaderne (Efe)

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Una niebla espesa rodea el buque científico Hespérides, recién llegado a la Antártida. A bordo, un militar salmantino tiene dos cosas que celebrar: haberse podido embarcar en esta expedición tan especial y ser uno de los pocos españoles que pueden decir que les ha tocado el Gordo.

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"Me ha tocado dos veces: una al haber venido aquí la misión antártica, que es una cosa única, y la otra, haber sido agraciado con la lotería", explica por teléfono a Efe este ingeniero a bordo del barco encargado de abrir la base española Gabriel de Castilla para que funcione en el verano austral.

Otros 19 militares y él han arribado ya a la isla Decepción, una formación con forma de c -es el antiguo cráter de un volcán, hoy convertido en una bahía- en la que el Hespérides está fondeado descargando todo el material para poner en marcha la base, adonde luego viajarán científicos e investigadores.

Este lunes, explica el militar, no pueden aún desembarcar por la niebla, que hace disminuir a 15 bajo cero la sensación térmica, con una temperatura de 0 grados.

Pero las inclemencias del tiempo se llevan mejor con algo de dinero en el bolsillo. Es el caso de este salmantino de 36 años padre de dos niños que hoy cuenta con 80.000 euros más en su cuenta bancaria de una participación del Gordo.

La compró su mujer en la escuela de judo del hijo de una amiga, y fue ella quien le dio la noticia cuando vio que en el papel se leía el número 26.590, uno de los gordos más madrugadores de la historia.

Proyecto paralelo

Cuando salió la bola del bombo en el Teatro Real de Madrid, en la Antártida eran las cinco y diez de la madrugada y su mujer no quiso darle la buena noticia por wasap. "Casualmente, me dije: 'Voy a llamarla', y, cuando lo hice, estaba llorando", explica y añade que los 80.000 euros -"menos lo que te quita Hacienda"- serán para pagar la hipoteca.

"Al principio no te lo crees. Me ha costado casi un día entero asimilarlo y hacerme a la idea", dice este miembro del Mando de Ingenieros de Salamanca que no forma parte propiamente de la campaña antártica, sino de un proyecto paralelo de siete militares para reforzar con un dique la costa que se está comiendo el mar.

Ellos siete y los otros trece militares a bordo del Hespérides aún no han podido dedicar mucho tiempo a celebrarlo: "La verdad es que ayer fue un día complicado, de bajar mucho material; los compañeros han estado bastante liados... y lo hemos celebrado cinco minutos", admite.

Una celebración que, por ahora, se ha limitado a abrazos y felicitaciones, al menos hasta que busquen un hueco y una botella. "Si encuentro alguna botella de champán, que no sé si la hay, abrirla y celebrarlo con los compañeros: eso, desde luego".

"Un buen año"

Eso y, cuando vuelva a casa allá por marzo, "hacer el camino de Santiago", que este salmantino tiene pendiente recorrer para celebrar lo que llama "un buen año".

Salió de España el día 11 de diciembre y acaba de llegar a la isla Decepción, en un viaje que califica de "una preciosidad" desde que el 16 zarparon de Punta Arenas.

"El estrecho de Magallanes es precioso. Llegas aquí y ves la fauna que hay, nada que ver con nada que has visto antes: las ballenas...", resume.

Ahora, los 20 militares recién llegados a la base tienen la dura labor de palear toda la nieve acumulada en los últimos meses para poder acceder a los edificios, así como recorrer 800 metros hasta el lago Zapatilla para conectar las tuberías y dotar de agua a la base Gabriel de Castilla.

También poner en marcha el grupo electrógeno para dar luz y guardar todos los alimentos que han llevado hasta allí. Una vez esté todo preparado, empezarán a llegar los investigadores y trabajar en el proyecto científico estrella del Ejército de Tierra, tocado además este año por la suerte.