LOS RETOS DE LA FORMACIÓN

Escola Nova 21 allana el camino hacia otra educación

zentauroepp51117252 soc botey191204123740

zentauroepp51117252 soc botey191204123740 / periodico

Carlos Márquez Daniel

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Escola Nova 21 nacía en abril del 2016 con vocación de "crear un ecosistema que propicie que las escuelas e institutos catalanes vayan incorporando nuevas metodologías en sus aulas". Era una definición muy genérica, quizás porque los impulsores eran conscientes de que la empresa era harto complicada: revertir un modelo educativo centrado más en los conocimientos que en las competencias, más en los libros de texto que en las experiencias. Y en un entorno laboral, el de los maestros, que no siempre marida bien con los cambios radicales. El proyecto llega ahora a su fin y es momento de sacar conclusiones. La treintena de centros que se prestaron para poner en práctica este nuevo paradigma formativo han modificado sus hábitos de enseñanza, la relación entre alumno y profesor es ahora más cercana y el método se centra más en el camino que en la meta final. Este miercoles se ha presentado el balance de estos tres años de trabajo. EL PERIÓDICO, para cotejar esos resultados sobre la práctica, pasó una mañana en una de estas escuelas.

La Antoni Botey está situada en Llefià, un barrio complejo de Badalona. El colegio está rodeado de inmensos edificios gemelos, resultado del desarrollismo local de los años 60 y 70. Nada invita a pensar que ahí se ha producido un tsunami educativo, porque se tiende a vincular la innovación con lo pudiente. Y no. La experiencia de estos tres años de Escola Nova 21 demuestra que bastan la voluntad y algo de seguimiento por parte de los expertos. Míriam Garcia es la directora del centro, cargo oficial que en la práctica comparte con Aina Deulofeu y Sara Chinchilla. Este tridente tiene a su cargo 35 docentes y a cerca de 450 chavales, muchos de los cuales provienen de países como Pakistán, Marruecos o China. También de Centroamérica. En este crisol de nacionalidades se ha construido un nuevo marco de enseñanza en el que se han abandonado los libros de texto, se ha cambiado la orografía de las aulas y se han modificado los horarios. "Ahora -resume Míriam- somos mucho más flexibles, trabajamos por proyectos y huimos de las herramientas clásicas". Eso incluye, por ejemplo, la eliminación de las pelotas de fútbol en el patio de la mañana. Cada clase decidió qué quería hacer con esa media hora, y un representante de cada una se reunió con la dirección con una lista de demandas. "Nos pidieron pelotas de baloncesto, raquetas, juegos de mesa…, y cosas más complicadas, como una piscina, césped o un teatro".

Resolución de conflictos

Pero al margen del modelo, la Antoni Botey ha logrado modificar una dinámica de conflictos que generaba al menos "una pelea fuerte cada día". Dicen las profesoras que ahora se registra como mucho una cada 15 días. "Se nota un ambiente mucho más tranquilo, quizás porque la relación entre ellos es más directa, y con los profesores también se ha roto ese esquema jerárquico de ‘yo mando y tú haces lo que yo te diga’ que no ayuda a que se sientan cómodos". Míriam explica que en los últimos tiempos "se ha trabajado mucho el respeto, también con las familias, porque si en la escuela ven una cosa y en casa otra distinta, no entenderán nada". También han sacado la biblioteca a los pasillos, con libros en todas las esquinas; el laboratorio es ahora el aula de color; han creado un ‘espacio de la calma’ donde antes había una clase de educación especial, y los mayores trabajan en base a cajas temáticas que van del ajedrez al teatro, de los medios de comunicación a la arquitectura, y a través de los cuales se marcan una serie de retos que van impregnándoles de nuevas capacidades.

El camino no ha sido sencillo. No solo porque Llefià es un reto educativo en toda regla, sino porque el cambio exigía a los profesores abandonar una cierta zona de confort que incluía una serie de hábitos adquiridos. "El claustro está ahora más unido -relata Sara- porque hay maestros interciclos y hay mucha más comunicación". Lo más complicado, admite Patricia, una de las docentes veteranas del Antoni Botey, ha sido "la eliminación de los libros de texto". "Nosotros aprendimos así y el cambio ha sido difícil, pero ahora notas más motivación en los niños. Pero faltan los resultados…". Todavía habrá que esperar algún tiempo para valorar academicamente los planteamientos de Escola Nova 21. Pero lo que es ya un hecho es que los chavales están más motivados. Una alumna de secundaria explica que aprender en base a los intereses propios "ayuda a venir con más ganas al cole". Ha hecho trabajos sobre teatro, medio ambiente y ahora le a echado el ojo a la caja de Arquitectura.  A su lado, dos chicas de 6º de la ESO terminan un trabajo durante la hora del patio. Podrían bajar a jugar, pero han optado por terminar su murar sobre todo lo que han aprendido de Japón. 

Recado para Educació

La evaluación externa ha demostrado que la mayoría de los centros han realizado beneficiosas modificaciones en sus aulas. Se ha potenciado el pensamiento crítico y se ha despertado la creatividad, entre otras muchas cosas. Pero está por ver qué sucederá ahora con la herencia y el poso que deja Escola Nova 21. Aunque el Departament d'Educació hizo suya su filosofía hace un año, lo cierto es que poco o nada se ha movido en estos 12 meses. Eduard Vallory, director del programa, lamenta que no se haya cumplido "ninguno de los acuerdos aunque sí ha habido mucho 'feedback' técnico". "El gran reto es que la Administración se convenza de que los cambios no se dan solos, ni con una ley o una circular". Al margen de los 30 centros que han llevado a cabo este viaje hacia la educación innovadora, otros 494 se han integrado en redes locales que han intercambiado experiencias para, de manera más tímida, también realizar ese tránsito hacia una nueva enseñanza. Pero el total de escuelas de infantil, primaria y secundaria suman casi 5.000 centros (entre públicos, concertados y privados), y ahí solo puede llegar el Govern. Escola Nova 21 ha demostrado que sí se puede. Ahora falta saber si se quiere.