IMPACTO DE LAS REDES SOCIALES

Instagram elimina algunos filtros para proteger la salud mental de los usuarios

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zentauroepp49734680 women make a selfie as they visit the museum of me exhibit191129201213 / MAURO PIMENTEL

Valentina Raffio

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Hay rincones del mundo en los que las fotografías no generan corazones. En algunos lugares de Australia, Brasil, Canadá, Irlanda, Italia, Japón y Nueva Zelanda los 'likes' han desaparecido de algunas redes sociales. El fenómeno no es casual. Hace algunos meses Facebook e Instagram anunciaron que lanzaban un experimento para averiguar cómo reaccionan los usuarios a una vida sin 'me gustas'. La medida se plantea como una herramienta para mitigar los efectos adversos de la presión social que genera conseguir estas insignias de éxito digitales. Algo que, paradójicamente, está generando malestar entre los cibernautas.

Ahora, tras el boom de los filtros de realidad virtual enfocados al embellecimiento, Instagram ha decidido poner freno a este fenómeno viral. La plataforma ha anunciado que irá eliminando progresivamente todos los filtros que promuevan directa o indirectamente la cirugía estética extrema. La red argumenta que el objetivo no es otro que proteger la salud mental de los usuarios ya que, según denuncian los expertos, la imagen distorsionada ofrecida por estas máscaras digitales está afectando negativamente a la autoestima de los usuarios. "La popularización de estos filtros hace que uno se sienta inadecuado en el mundo real y puede desencadenar un trastorno dismórfico", denuncian los médicos desde la revistas especializadas

El impacto real del mundo digital

En el foco, los filtros de embellecimiento creados por los mismos usuarios de la app a través de la plataforma 'Spark AR', un canal para que creadores de contenidos independientes puedan elaborar sus propios diseños, subirlos a la plataforma y compartirlos. La creación de este canal en agosto de este mismo año ha logrado que en tan solo unos meses el número de máscaras de realidad aumentada, anteriormente de autoría exclusiva de Instagram, aumentara a un ritmo vertiginoso. La plataforma, de hecho, ya proporciona a sus usuarios la tecnología que hace posible los filtros de realidad aumentada para crear sus propias máscaras personalizadas. La herramienta se basa en sistemas de inteligencia artificial aprendizaje automático con los que es posible analizar una imagen, reconocer una cara y crear una máscara tridimensional en la que queden señaladas todas las facciones del rostro. A partir de ahí, el usuario tan solo necesita añadir las distorsiones que desee sobre esta máscara y estas se verán reflejadas en tiempo real en la imagen captada por la cámara.

Actualmente, entre las más populares, aquellas que 'caricaturizan' las facciones del rostro. Ojos más brillantes, siempre bien maquillados, con unas pestañas de escándalo. Labios gruesos y bien definidos. Pómulos marcados. Nariz fina. Alguna que otra peca. Para algunos, el rostro ideal con un toque de humor y purpurina. Para otros, una fuente de inseguridades. Los profesionales del mundo de la estética y de la psicología alertan de que, en la 'era de las fotografías filtradas', la popularización de estas máscaras digitales está generando falsas expectativas sobre cómo debería lucir un rostro para considerarse bello. Ya en el 2017, un estudio de la Royal Society apuntaba a que Instagram y Snapchat eran las redes sociales que tenían un peor impacto salud mental de los usuarios. Su uso se ha relacionado, por ejemplo, con sentimientos de ansiedad, depresión y malestar con la propia imagen. 

"Ahora son las mismas plataformas las que promueven nuevas líneas de estudio para medir su impacto"

Gemma San Cornelio

— Experta en cultura digital

"Los responsables de las redes sociales son muy conscientes del impacto de estas plataformas a nivel social. Por eso mismo no debería extrañarnos que tomen decisiones que, aunque puedan parecer impopulares, pensadas para proteger el bienestar de los usuarios", explica Gemma San Cornelio, investigadora especializada en cultura digital, prácticas artísticas y nuevos medios de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). "Ahora son las mismas plataformas las que están promoviendo nuevas líneas de estudio para medir su impacto, mitigar sus efectos negativos y promover un uso más saludable de estas herramientas tecnológicas. Las redes saben que pueden generar malestar y, por lo que parece, son las primeras en querer entender la magnitud del problema y proponer soluciones", añade la investigadora del proyecto 'Selfies Stories', entre otros.

El valor de una imagen perfecta

En plataformas digitales como Snapchat o Instagram, dedicadas completamente a la imagen, se estima que hasta el 74% de las imágenes compartidas son selfies de los propios usuarios. Este entorno, explican los expertos, se convierte en el caldo de cultivo perfecto para perpetuar la idea de que todo el mundo es más guapo y más feliz de lo que realmente es. Esto, a su vez, presiona a los usuarios para compartir tan solo aquellas imágenes que encajen en este ideal. "Cada red tiene su idiosincrasia. Y en el caso de Instagram lo que predomina es el baremo estético. La cultura digital no es la culpable de la imposición de unos estándares de belleza irreales, sino que es el medio a través del cual se canalizan estas nueva inquietudes", explica San Cornelio. La experta niega que este marco deba interpretarse como un signo de superficialidad o narcisismo de las nuevas generaciones y sugiere observarlo como un mero símbolo de una época. Es decir, que la 'dictadura estética' de Instagram sería, en sí misma, un icono. 

Esta nueva 'obsesión' por brindar una imagen perfecta en redes sociales también ha conducido a una nueva manera de utilizar tanto las redes sociales como los propios filtros de realidad aumentada. "Cada vez son más los usuarios que crean cuentas paralelas a sus perfiles oficiales en las que compartir un contenido mucho más natural y espontáneo. En estas también vemos una gran abundancia de filtros y selfies", comenta la investigadora. "Este fenómeno puede interpretarse como una prueba más de que el entorno creado en redes sociales es una parte muy importante de la identidad individual y social de nuestros días", reflexiona la investigadora.