INFORME

La deforestación en la Amazonia brasileña alcanza su mayor nivel en una década

Incendios forestales en Brasil

Incendios forestales en Brasil / periodico

Abel Gilbert

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La tala en la Amazonia brasileña macha a un compás devastador que se ha acentuado en la era del presidente Jair Bolsonaro. Entre agosto del 2018 y julio del 2019, el gigante sudamericano marcó su récord de la década: se destruyeron 9.762 kilómetros cuadrados. Eso representa un aumento del 29,5% con respecto al año anterior. Los datos los ha ofrecido este lunes el Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE) en base al sistema de monitoreo satelital Prodes, un instrumento que ha tenido siempre un alto nivel de eficacia. Pero antes de que irrumpiera la tecnología y la ciencia, que tanto desprecia el Gobierno de ultraderecha de Brasil, había una percepción generalizada de las organizaciones ambientalistas de que los números de la devastación iban a ser mayores. Esa certeza se fortaleció después de los incendios de mitad de año. Los estados de Pará, Rondônia, Mato Grosso y Amazonas representaron el 84% del total deforestado: unos 8.213 kilómetros cuadrados.

La deforestación de la selva amazónica alcanzó su peor cifra en 1995, cuando se destruyeron 29.100 kilómetros cuadrados de área vegetal. El mejor dato fue en el 2012, con 4.500 kilómetros cuadrados aniquilados.

Las cifras del nuevo espanto fueron presentadas este lunes a disgusto por el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, un funcionario que ha pregonado con insistencia la salida de Brasil del Acuerdo de París. Salles se vio obligado a reconocer que el incremento de los números se ha debido a la "economía ilegal" que impera en la Amazonia y es tolerada por la ministra de Agricultura, Tereza Cristina, una aliada de los grandes grupos agropecuarios y madereros.

"Psicosis ambiental"

Salles negó que los discursos antiambientalistas de Bolsonaro hayan incidido en los niveles de deforestación. "Gran parte del problema proviene de la gestión anterior". El capitán retirado ha atacado con dureza a las organizaciones no gubernamentales, intelectuales y científicos que defienden la preservación del ecosistema. El mandatario llegó a asegurar en medio de los incendios en la Amazonia que el director del INPE, Ricardo Galvão, podría estar "al servicio de alguna oenegé" y que los datos crecientes sobre deforestación no coincidían con la realidad. "Entiendo la necesidad de preservar, pero la psicosis ambiental ha dejado de existir conmigo", espetó en julio.

Francia e Irlanda han condicionado su apoyo a la ratificación del acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea a que Bolsonaro respete los compromisos ambientales que Brasil asumió en el Acuerdo de París.