CONSECUENCIAS DEL CALENTAMIENTO GLOBAL

El cambio climático asienta en España al buitre africano

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Julia Camacho

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Camuflado entre las colonias de buitres leonados, el buitre moteado, una especie africana capaz de alcanzar las mayores altitudes de vuelo conocidas, ha ido convirtiéndose en visitante habitual del cielo de la península. Tanto, que los técnicos de la Consejería andaluza de Medio Ambiente hablan ya de que esta carroñera al borde de la extinción se ha “implantado” en la región aprovechando las similitudes climáticas con su hábitat origen. Una llegada nada casual, ya que es precisamente una de las especies que, según alertan los ornitólogos desde hace varios años, habrían desembarcado en España ante la subida de las temperaturas como consecuencia del calentamiento global. “Las evidencias son absolutas y las aves nos llevan alertando desde hace tiempo gracias a nuestros programas de seguimiento, y pueden ser una nueva evidencia del cambio climático”, llegó a declarar Asunción Ruiz, directora ejecutiva de Seo BirdLife, durante las marchas por el clima del pasado mes de septiembre.

La alerta la lanzó hace dos años Seo Birdlife. La crisis climática no solo conlleva una subida progresiva de las temperaturas y un aumento de episodios de clima extremo que perjudican a todos seres vivos, sino que “genera impactos a medio y largo plazo y transforma progresivamente los hábitats de ciertas especies, poniendo en peligro la distribución, la migración y la fenología de algunas aves, que se ven obligadas a adaptarse para no desaparecer”. La organización citaba precisamente el cambio en las zonas de distribución de varias especies de aves africanas, como el vencejo cafre, el busardo moro, el bulbul naranjero, el corredor sahariano o el buitre moteado (Gyps rueppelli), que encuentran en el sur de España un refugio cercano para establecer incluso sus lugares de cría, como constató también la Fundación Migres. Las previsiones de Seo/Birdlife señalaban entonces que no solo irían llegando cada vez más aves propias del norte de África, sino que además, en el futuro, las especies más mediterráneas avanzarían hacia el norte, mientras que se reduciría el número de la que están aisladas en las zonas alpinas.

Punto de cría

España es tradicionalmente zona de paso y de invernada para las aves que siguen la ruta entre Europa y África. Especies que hace tan solo unas décadas invernaban en África ahora se quedan en España. Al mismo tiempo, otras que lo hacían en nuestro país se han desplazado más al norte.

Los augurios acerca de que España podía dejar de ser zona de paso para convertirse en punto de cría parecen haberse confirmado, y los registros de los avistadores ya no hablan, como a comienzos de los 90, de ejemplares esporádicos de buitre moteado. Según la administración andaluza, a pesar de su escasez es posible observar ya a esta ave en montes y muladares de la comunidad durante todo el año y en todas las edades, desde juveniles hasta adultos, lo que indica que su presencia “ya no está ligada necesariamente a los períodos migratorios, como sucedía hasta hace poco”.

Su hábitat original se sitúa al sur del Sáhara, en una banda que se extiende entre Senegal y Somalia, descendiendo luego por África oriental hasta Kenia y el norte de Tanzania. Es un buitre sedentario en líneas generales, aunque se registran vagabundeos, dispersiones de juveniles y algunos movimientos hacia el norte durante la estación de las lluvias, al menos en Mali. Sin embargo, la propia Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) incluye ya en su mapa oficial de distribución de esta especie el sur español como una de sus áreas de residencia permanente, y con la misma categoría que sus zonas africanas de reproducción. Es más, no se descarta que alguna cría haya nacido ya en nuestro territorio, aunque el hecho de que solo ponga un huevo y su preferencia por las ubicaciones remotas “dificultan una prospección minuciosa”, explican desde la Junta. De momento, añaden, sí se ha podido constatar la reproducción del buitre moteado en la zona portuguesa del Tajo Internacional, limítrofe con Extremadura, y en Castilla-La Mancha.

Extinción mundial

El buitre moteado o de Ruppell, en homenaje a su descubridor, está catalogada por la UICN como especie “críticamente amenazada”, el último grado antes de su extinción mundial. Al igual que le ocurre a otras aves necrófagas africanas, su principal amenaza es el uso de veneno, que ha diezmado las poblaciones en los últimos 10 años. Los expertos vaticinan su próxima desaparición de no atajarse a tiempo el problema del veneno en sus zonas de cría, una misión muy complicada en esas zonas.

La clave de su llegada a territorio andaluz podría estar vinculada, explican los expertos, a su unión con los grupos de buitres leonados europeos que vuelven al continente atravesando el Estrecho de Gibraltar tras haber permanecido una temporada en África. Y eso pese a tratarse de una especie sedentaria. Es común incluso registrar su presencia cuando existe carroñada de gran tamaño, ya que convive con los abundantes buitres leonados, de los que en Andalucía existen 2.900 parejas reproductoras. Esta facilidad para pasar desapercibido se debe a que tanto en su forma como en su coloración, el moteado es muy similar al buitre leonado (Gyps fulvus), especialmente en los ejemplares jóvenes, aunque con cierta diferencia de tamaño, ya que el moteado es levemente menor. Eso no le impide levantar el vuelo hasta altitudes extraordinarias, y hay registros que lo avistan a 11.300 metros.