Ocho millones de españoles padecen un dolor crónico incapacitante

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Patricia Martín

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El dolor es intrínseco al humano. Es esa voz de alarma que emite nuestro cuerpo cuando sufre una lesión o algo no funciona correctamente. Sin embargo, hay dolores que duran meses, años, décadas, y hacen la vida imposible a millones de personas. Se calcula que ocho millones de españoles (entre un 17% y un 20% de la población) padecen dolor crónico. No obstante, no reciben una respuesta adecuada de la medicina y la sociedad, lo que empuja a muchos a sufrir en silencio, a aislarse de su entorno, a dejar sus trabajos y a vivir prácticamente a las órdenes del dolor, que pasa a tener el bastón de mando de sus vidas.

Y es que el acervo cultural marca que frente al dolor, hay que aguantarse. Algunas religiones han instaurado que la vida es un valle de lágrimas y que todo sufrimiento, es redentor. Los padres, a sus hijos, cuando les duele algo, les hacen el ‘sana, sana’ y les dicen que ya pasará. Y los adultos se toman un ibuprofeno y a tirar para adelante. Incluso para los médicos el dolor es útil, para saber cuál es el problema del paciente y la intensidad del mismo. Hace años era compartido que cuanto más dolor, más vitalidad tenía el enfermo. De ahí que no haya estudios clínicos sobre este gran problema hasta la historia reciente, pese a que la prevalencia del dolor crónico, aquel que dura más de tres meses, es superior a la de otras enfermedades más conocidas y analizadas. De hecho, es el primer motivo de consulta tanto en atención primaria como especializada. Y, entre las personas mayores, más del 70% padece dolor persistente.

Alta prevalencia

Pero la medicina ha llegado tarde a solucionar el dolor y aunque ahora existe un auténtico arsenal terapéutico contra el mismo y unidades del dolor en muchos hospitales que logran dar el alta a muchos de sus pacientes, esto no es suficiente para aliviar a todos los afectados, ni evidentemente ha logrado la cura para las muchas dolencias.

Solo el 50% de los pacientes consigue más del 50% de alivio en atención primaria

Se calcula que solo el 50% de los pacientes consiguen más del 50% de alivio en atención primaria, según explica Víctor Mayoral, secretario de la <strong>Sociedad Española del Dolor</strong>, quien frente al dilema ¿aguantarse o quejarse?, considera que "manifestar el dolor" ante un especialista "siempre es bueno" y lo aconsejable. Como los médicos de familia no logran curar todos los dolores, el especialista recomienda que cuando el paciente estime que el "alivio obtenido no es suficiente", pida ser derivado a un médico de atención secundaria o a las unidades de dolor.

Del agudo al crónico

Y es que un dolor agudo mal tratado, frecuentemente se cronifica, según apunta <strong>Carlos Goicoechea</strong>, catedrático de farmacología de la Universidad Rey Juan Carlos. En las jornadas #NoHayDolor celebradas recientemente, el especialista explicó que se ha logrado, en ratones, a través de un estímulo de luz, bloquear las neuronas que transmiten el sentimiento doloroso al cerebro. Si bien, requiere manipulación genética, una técnica que en humanos despierta “reticencias” y problemas éticos, que dificultan su aplicación. Por ello, a corto plazo los avances científicos pasan por la medicina personalizada y la inmunoterapia, dos de las grandes tendencias sanitarias. La primera para establecer el mejor fármaco para cada paciente, porque no hay dolores iguales, cada paciente lo experimenta de una manera y metaboliza el tratamiento de una forma. Y la segunda, con el fin de modular el sistema inmune para tratar de inferir en la señal que se envía el cerebro.

Unidades del dolor

El mejor instrumento mejor para aliviar el dolor crónico hoy en día son las <strong>unidades del dolor</strong>, donde trabajan equipos multidisciplinares, como anestesiólogos, enfermeras, psicólogos, además de médicos. En ellas se usa una amplia gama de tratamientos, que van desde la medicación hasta inyecciones, estimulación eléctrica, rehabilitación, apoyo psicológico... El problema es que, como otros servicios médicos especializados, están saturados y la lista de espera es amplia. Puede superar el año, aunque se priorizan a los enfermos con dolores oncológicos y las enfermedades más graves.

Se necesitan 520 unidades del dolor más ante la alta demanda

La Sociedad Española del Dolor calcula que para atender la alta demanda sería necesario crear 520 unidades más, a sumar a las 180 existentes, de forma que hubiera una en cada hospital público y privado. Además, solo una de cada cuatro tiene un equipo multidisciplinar completo, con lo que el camino por recorrer para mejorar la respuesta sanitaria al dolor aún es largo.

Solo 1,5% afectados habla de ello en Twitter

El dolor crónico provoca que quienes lo padecen tengan que dejar a menudo sus trabajos y reducir sus relaciones sociales. Es tan fuerte que muchos solo se ven capaces de soportar la dolencia y a ellos mismos en esa situación encerrados en sus casas. A esto se suma que es una “experiencia sensorial y emocional tan particular, muchas veces no observable, que puede hacer difícil la comprensión por parte de quien no lo padece de forma crónica, lo favorece el retraimiento de la persona afectada”, según explica el doctor en Psicología <strong style="font-size: 1.6rem;">Antoni Castel</strong>.