La idea del País Vasco de agrandar las cocinas por igualdad desata la polémica

undefined3074681 cuaderno   fregadero190923130519

undefined3074681 cuaderno fregadero190923130519 / periodico

Patricia Martín

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Desde que el País Vasco anunció hace unos días que ultima una normativa urbanística con perspectiva de género, que establece que las cocinas tienen que ser más grandes y colindantes al comedor para favorecer el reparto de tareas y que los hombres también cocinen, las críticas hacia el Ejecutivo autonómico han arreciado en las redes sociales, donde muchos ciudadanos han expresado su desconcierto ante una medida que tachan de inútil, que parece asentarse en la idea de que los hombres no cocinan porque el espacio destinado a esta tarea es pequeño. De hecho, muchos recuerdan el viejo chiste machista que decía “¿Cómo se aumenta la libertad de una mujer? Ampliando la cocina”.

También en el movimiento feminista hay división de opiniones, dado que existen colectivos que aplauden la iniciativa, al considerar que también desde el urbanismo se pueden aprobar iniciativas que favorezcan de igualdad, mientras otros consideran “absurdo” que se interprete que no hay reparto de tareas debido a la estructura de las viviendas. Y hay un amplio consenso en advertir que hay tareas más urgentes para combatir la desigualdad, en pleno repunte de la violencia machista con seis asesinatos de mujeres en una semana, tras un verano negro.

Trasversalidad

Entre las partidarias de la iniciativa se encuentra Marisa Soleto, directora de la Fundación Mujeres, quien apunta que cuando las asociaciones feministas piden trasversalidad, “se habla precisamente de esto, de que todos los departamentos de una administración piensen en medidas que favorezcan la igualdad y no sólo desde el departamento asignado”. Soleto explica que desde hace muchísimos años se han hecho propuestas urbanísticas destinadas a favorecer la calidad de vida y las relaciones sociales y por ello considera “interesante” la propuesta del País Vasco, “dado que en cocinas de un metro cuadrado es difícil que se pueda repartir la tarea”. Pero aún así avisa de que, una vez puesta en marcha, habrá que “hacer un seguimiento y evaluar el resultado” y de que este proyecto “no resuelve por sí sólo los graves problemas de igualdad que sufren las mujeres, como la violencia machista”.

El borrador legal del País Vasco especifica que la cocina deberá tener un mínimo de siete metros y “se diseñará colindante al comedor de forma que pueda unirse de forma directa o tener una conexión visual”, con el fin de “no confinar a la persona que asume las tareas”, según ha explicado el director general de vivienda, Pablo García Astrain. La normativa, en la que ha participado la directora de la cátedra Unesco de Género, Inés Sánchez de Madariaga, también introduce otras medidas para favorecer la igualdad como que en las zonas comunes del edificio no haya zonas oscuras o rellanos donde puedan esconderse un agresor.

La educación igualitaria

Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas, aplaude estas medidas de seguridad y considera “interesante” que se “replanteen las viviendas para favorecer el reparto de tareas”. “La perspectiva de género hay que incorporarla en toda nuestra vida”, apunta.

Por contra, Graciela Atencio, presidenta del observatorio de violencias feminicidio.net, considera “absurdo” y un “disparate” que se justifique la iniciativa sobre la idea de que los hombres no cocinan porque el espacio es pequeño. En su opinión, el Gobierno vasco debería destinar dinero a promover una educación igualitaria, que haga que los hombres participen en las tareas del hogar voluntariamente, más allá del tamaño de las viviendas.