La farmacéutica Purdue se declara en bancarrota tras el acuerdo por la crisis de opioides

Envases de OxyContin, el analgésico altamente adictivo fabricado por Purdue.

Envases de OxyContin, el analgésico altamente adictivo fabricado por Purdue. / periodico

Ricardo Mir de Francia

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La farmacéutica Purdue Pharma se ha declarado en quiebra para reestructurar la compañía y resolver las más de 2.500 demandas que enfrenta por haber propulsado la crisis de opioides. La decisión llega después de que el fabricante de OxyContin anunciara que tiene un acuerdo con la gran mayoría de los demandantes para cerrar extrajudicialmente el caso con el pago de unas indemnizaciones que rondarían los 10.000 millones de dólares. A cambio no tendría que reconocer responsabilidad alguna en una epidemia que se ha cobrado la vida de más de 200.000 estadounidenses en las últimas dos décadas por sobredosis de analgésicos opioides. Una veintena de estados se han negado a aceptar los términos del acuerdo y acusan a la compañía de haber transferido fondos a sus propietarios para dejarlos fuera del alcance de los demandantes. 

Una vez declarada la bancarrota, Purdue pretende disolverse para quedar transformada en una empresa fiduciaria a cargo de un administrador público, que se encargaría de canalizar los ingresos que obtenga por la venta de sus medicamentos a los municipios, estados y tribus indias que han presentado la demanda conjunta. “Este acuerdo servirá para que no haya que malgastar cientos de millones de dólares en un largo litigio”, ha dicho el presidente de la farmacéutica, Steve Milles. “Miles de millones y otros recursos críticos llegarán a las comunidades que están haciendo frente a la crisis de los opioides”. Tal como se ha planteado en su formulación final, la oferta de Purdue está 2.000 millones de dólares por debajo de lo que cifra con la que se especul inicialmente. 

Varios estados siguen dispuestos a acudir a los tribunales, incluso quieren sentar en el banquillo a algunos miembros del clan Sackler, los propietarios de Purdue, con una fortuna estimada de 13.000 millones de dólares. Hace unos años la compañía se declaró culpable de haber promovido de forma engañosa sus medicamentos entre los médicos, reguladores y pacientes con unas campañas que minimizaban el poder extraordinariamente adictivo del OxyContin. “Independientemente de las acciones o las evasiones de Purdue, seguiremos buscando la justicia en nombre de todos aquellos dañados por la codicia, la temeridad o el fraude de los Sackler”, ha dicho la fiscal general de Delaware, Kathy Jennings

La determinación de algunos estados se ha visto reforzada por las indagaciones de la fiscalía de Nueva York, que acusa a Purdue de haber transferido en los últimos años un mínimo de 1.000 millones de dólares a cuentas a nombre de los Sackler en paraísos fiscales, empresas pantallas y otros vehículos financieros. Unas transferencias realizadas aparentemente para proteger la fortuna de la familia. “Un acuerdo que no contabilice en todas sus dimensiones el dolor y la destrucción causado por Purdue y los Sackler, no es más que un insulto”, ha dicho la fiscal general de Nueva York, Laetitia James