Un negocio polémico
La costa catalana pacta con los manteros para evitar conflictos
Guillem Sánchez
Redactor
Periodista de sucesos. Antes trabajé como redactor de sociedad en la Agència Catalana de Notícies (ACN).
Profesor asociado en la Facultat de Comunicació i Relacions Internacionals Blanquerna.
Libros Publicados: 'El Estafador' (Editorial Península) y 'Crónica del Caso Maristas' (Ediciones B).
Guillem Sànchez
Roses, Salou, Cambrils y Sitges también lidian con el 'top manta' en verano. Si se oye hablar menos de sus manteros es porque los decibelios de la información de Barcelona son tan altos que silencian el resto de realidades. No porque hayan podido solucionarlo. Es más, están lejos de hacerlo y hace tiempo que comprendieron que es un fenómeno global ante el que los consistorios son insignificantes. También que declarar una guerra abierta a los manteros tiene consecuencias desastrosas para todos. Mejor pactar con ellos.
Es un problema de pobreza, de que hay una parte de la población en Catalunya que no tiene papeles y que, según la ley de extranjería, no puede trabajar. Lo cual, resume el edil de Seguridad de Roses, Joan Plana, implica que para sobrevivir tengan tres opciones: "Delincuencia, economía sumergida -como el 'top manta'- o beneficiencia". Y ante una situación humanitaria las competencias municipales son minúsculas. Tampoco tienen recursos policiales para saturar de agentes los respectivos paseos marítimos, como ha hecho -temporalmente- Barcelona gracias a los Mossos d'Esquadra en el de Joan de Borbó. Ni para interrumpir el circuito mafioso -sobre todo de origen chino- "que suministra, a través del puerto, el material falsificado a los manteros", recuerda Josep Lluís Abella, edil de Protección Ciudadana de Cambrils. No tiene ningún sentido, coinciden ambos, tratar de resolverlo con las exiguas policías municipales. "Ni el 'top manta' puede solucionarse solo con la policía local ni la policía local puede ocuparse solo del 'top manta' porque tiene otros problemas, más graves", zanjan.
Los cuatro municipios miran de reojo estos días lo que sucede en Barcelona y, por el momento, la presión en la capital catalana no ha tenido repercusión en sus playas. Ninguno ha detectado un aumento de vendedores en la última semana. Y poblaciones como Cambrils, ubicadas a una hora en tren, se han dedicado a contarlos para comprobarlo. Aunque habrá consecuencias, avisa Plana, que califica el dispositivo barcelonés de simple "propaganda". Ahora el 'top manta' vuelve a ser noticia, razona, y ello impactará en la percepción social de sus vecinos, que reclamarán de nuevo soluciones a sus respectivos consistorios, soluciones que no tienen.
Solo dos de los cuatro ayuntamientos contactados por este diario han accedido a responder las preguntas planteadas sobre cómo combaten la venta ambulante ilegal: Roses (Junts x Catalunya) y Cambrils (Esquerra y Junts x Catalunya). Salou (Junts x Catalunya) ha respondido con una frase enviada a través del correo electrónico. Sitges no se ha dado por enterado. Lo que ha podido observar EL PERIÓDICO es que cada municipio opta por fórmulas distintas para sobrellevar un asunto que les queda grande. Todas tienen algo en común, lo admitan o no: incluye pactar con los manteros.
El pactómetro de la manta
El paseo de Santa Margarita de Roses (Alt Empordà) tiene casi tres kilómetros de longitud y con unos 300 vendedores concentra la segunda población de manteros de Catalunya, después de Barcelona, que se ha acercado al millar. Se trata de un municipio de 20.000 habitantes que se hincha hasta los 100.000 en verano. "Ahora no actuamos en el paseo y nos concentramos en sorprenderlos de camino a la playa para intervenir el género. Ha dado resultado porque hasta el 1 de agosto hemos recogido más material que en toda la campaña pasada. Lo que hemos hablado con ellos es que no se enfrenten con los policías; si les sorprenden, tienen que aceptar que requisaremos los productos falsificados", explica Plana.
El lacónico correo electrónico que Salou ha enviado por respuesta contiene la siguiente frase de la edila Júlia Gómez: "En Salou no tenemos el problema del 'top manta', desde hace muchos años". Es una verdad a medias. O una mentira. Es más correcto decir que Salou no tiene un problema con el 'top manta' porque se lo ha traspasado a Cambrils. Salou ha acordado con los manteros empadronarlos a cambio de que desplieguen las 'mantas' en el sector que pertenece a Cambrils, con quien comparte paseo marítimo. La fotografía captada por EL PERIÓDICO el domingo 4 de agosto refleja que los vendedores cumplen el pacto escrupulosamente.
Mor Sylla, la única víctima mortal que se ha cobrado el conflicto entre policías y manteros en Catalunya, falleció en Salou, la madrugada del 11 de agosto del 2015. Los Mossos irrumpieron en uno de los pisos patera y Sylla cayó por el balcón, desde una altura de tres pisos. Un juez determinó que se precipitó sin que ningún agente lo empujara. La muerte de Sylla dio pie a graves disturbios entre manteros y Mossos. Ningún otro municipio catalán ha tenido más "problemas" que Salou con el 'top manta' ni tiene más motivos para llegar a una entente con los manteros. Sin embargo, es el único que niega su existencia abiertamente. Su consistorio juzga "osado" sugerir algo así. Desde Cambrils sonríen, señalan las evidencias y prefieren admitir solo que esa "leyenda negra", en palabras del edil Abella (Junts x Catalunya), existe. Son los manteros quienes sin tapujos confirman que tienen un acuerdo: "Sí, vivimos en Salou y vendemos en Cambrils".
“Que no corran”
Abella estima que en Cambrils venden entre 80 y 90 manteros, todos residentes en Salou. En el pasado la policía local sí los persiguió. Pero hubo casos de turistas heridos embestidos durante las huídas. "Ahora no intentamos sacarles el género sino hacer acto de presencia para que vayan recogiendo tranquilamente y se marchen".
En Sitges, el domingo pasado los vendedores de 'top manta' se extendían a partir del Club de Mar hacia la playa del Estanyol, pero no en la zona más céntrica de la avenida. Frente al club están los puestos de la feria hippie, que pagan licencia municipal, régimen de autónomos y el IVA de los productos que exponen. Separarlos de la venta ilegal resulta lógico para evitar una competencia desleal. Carmen Sánchez lleva 38 años de feriante y no pide mano más dura: "Jamás voy a denunciarlos porque lo hacen para comer".
Para contener a los manteros de Sitges, que residen en Vilanova i la Geltrú, el consistorio ensayó meses atrás una iniciativa nueva: vigilantes de seguridad privada. "No duró mucho", recuerda uno de los agentes de su Policía Local. Al final, además de asegurarse de que respetan el espacio que tienen 'asignado' en el paseo, a partir del Club de Mar, el municipal explica que en sus actuaciones prevalece el criterio de "oportunidad" para evitar daños mayores y especula con el dinero que puede llegar a amasar el 'top manta'. Algo que indigna a los manteros. Esto da "para comer y para pagar el aquiler, nada más. Y si pudiéramos trabajar en otra cosa, lo haríamos".
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