canícula estival

La ola de calor asfixia el centro de Europa

Alemania, Bélgica, Francia y los Païses Bajos registran temperaturas récord de más de 40 grados a causa del cambio climático mientras las autoridades alertan de los peligros

Una mujer se protege del sol y del calor.

Una mujer se protege del sol y del calor. / periodico

Carles Planas Bou

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Un nueva ola de calor sin precedentes ha disparado la alerta roja en la Europa central. Hasta tres países han registrado en los últimos dos días las temperaturas más altas de su historia y se preparan para la prolongación de un sofocante bochorno más propio de las regiones mediterráneas.

Este jueves 25 de julio fue el día más caluroso que se recuerda en Alemania. Al menos desde que se registran las temperaturas. El servicio meteorológico alemán (DWD) anunció que la localidad de Lingen, cerca la frontera occidental, llegó a 41,5 grados centígrados. Tan solo un día antes los termómetros de la ciudad de Geilenkirchen, también en el oeste del país, apuntaron a 40,5 grados, superando por dos décimas el anterior récord establecido en el 2015. “Está cambiando cada minuto”, ha asegurado Andreas Friedrich, portavoz de DWD.

Prácticamente toda Alemania se encuentra bajo un calor poco habitual que puede seguir superando máximos. Así, los expertos señalan que las temperaturas solo bajarán en las montañas de más de 1.000 metros y en las regiones cercanas al mar Báltico. Es por eso que las autoridades han declarado el nivel de alerta 2, de extremo calor y contaminación durante el día.

Récords en Bélgica y los Países Bajos

Bélgica y los Países Bajos también viven días de asfixiante calor como no se habían visto desde hace décadas. En las últimas 48 horas el cielo gris al que están acostumbrados ha dejado paso a un radiante sol que ha disparado los termómetros. Este jueves la aldea de Deelen llegó a los 41,7 grados, siendo la primera vez en la historia del país que se registran cifras por encima de los 40. El miércoles el servicio meteorológico neerlandés (KNMI) ya había registrado una temperatura de 39,2 grados en la base aérea de Gilze-Rijen que superaba el anterior récord de 38,6 registrado en agosto de 1944.

En la localidad belga de Kleine-Brogel, cercana a la frontera con los Países Bajos, rompió el récord de calor el miércoles con temperaturas de 38,9 grados, superando también la máxima de 38,8 de junio de 1947. Las autoridades belgas, que llevan hasta 186 años recabando datos meteorológicos, han declarado el país en alerta roja. Se espera que el clima se suavice a partir de la noche del viernes.

La ola de calor también se ha acentuado así por tercer día consecutivo. Sus capitales, Bruselas y Ámsterdam, son especialmente vulnerables al calor procedente de África debido al llamado efecto de la isla de calor, que se da cuando las viviendas de hormigón absorben y acumulan el calor del día y lo liberan durante la noche, evitando que bajen las temperaturas. Ese mismo fenómeno contribuyó a que el junio pasado fuese el más caluroso de su historia.

Cambio climático

Donde también se ha notado esa fuerte subida de las temperaturas es en Francia, en alerta desde el martes por temperaturas que llegaron a los 41,2 grados en Burdeos, y el Reino Unido. Este jueves los termómetros se dispararon hasta los 42,6 grados en París, rompiendo el récord histórico de la ciudad establecido hace 70 años. La isla británica también vivió una jornada bochornosa registrando 37,7 grados en Londres, su segunda máxima histórica, y 31,2 en Edinburgh, récord local. El programa Copérnico de la Unión Europea ha alertado del riesgo de incendios en Francia, pero también en España, Bélgica, Alemania, Italia y Portugal.

Aunque ahí está siendo más acentuado, este oleaje de calor bochornoso no se limita a las zonas que abrazan el río Rin. Así, países como Eslovaquia, Andorra, República Checa, Austria, Luxemburgo y Polonia registraron hace escasas semanas el junio más cálido de su historia.

Los expertos alertan de que estos aumentos de la temperatura a los que se está acostumbrando el continente serían “estadísticamente imposibles” sin la contribución humana al cambio climático. “Son cada vez más frecuentes, empiezan antes y son más intensos”, aseguraba Clare Nullis, portavoz de la Organización Meteorológica Mundial. No sin razón, los cinco veranos más calurosos que ha vivido Europa desde el 1500 se han registrado en los últimos 17 años. “No es un problema que va a desaparecer”.