Gente corriente

Gaby Grangé: "Juré que no volvería a pisar un campo de concentración"

Es sobrina de Conxita Grangé, la última superviviente catalana de los campos nazis, y participa en el primer homenaje que se le hace en Catalunya.

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Gemma Tramullas

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Cuando Gaby Grangé (La Torre de Capdella, 1954) era una niña nadie hablaba de su tía Conxita, que nació en la Vall Fosca pero vivía en Francia y estuvo presa en Ravensbrück. Conxita Grangé, un referente de la lucha antifascista y de la memoria histórica en el sur de Francia, recibirá su primer homenaje en Catalunya el próximo día 26. Será en La Torre de Capdella, el municipio del Pallars Jussà donde nació y donde su sobrina también tiene sus raíces.

¿Cómo se implicó en el homenaje?

En enero pasado se publicó una noticia en el diario El Segre sobre siete leridanas que fueron deportadas, entre ellas mi tía. Hasta los 11 años viví con mis padres y mis abuelos en Casa Grangé, en Capdella, y me llamaron del ayuntamiento para preguntarme si éramos familia. “Claro, es mi tía”, les dije. De hecho, a mí me pusieron Gabriela pero mi tía Conxi decía que en Francia mi nombre es Gaby y desde entonces todos me llaman así.

Su extraordinaria historia no era muy conocida en su tierra natal.

No, de críos no nos contaban estas cosas y tengo familiares que ni lo sabían. Cuando Conxita tenía 2 años su madre, que tuvo ocho hijos (entre ellos mi padre), enfermó y la dejó con el tío Jaume, que vivía en Francia. Con 18 años entró en la Resistencia y hacía de enlace de los maquis en Ariège. Fue detenida, torturada y deportada a Ravensbrück en el infame tren fantasma junto a su tía Elvira y a su prima María.

¿Ha hablado con ella de esto?

Directamente no y tampoco ha salido el tema cuando hemos hecho reuniones familiares. Fui adquiriendo consciencia de lo que pasó ya de mayor y muchas cosas las sé por sus hermanas. El historiador Josep Calvet ha seguido su trayectoria y mis primas Carme y Teresa son del Amical de Ravensbrück y tienen mucha información, pero su historia salió más a la luz cuando murió Neus Català y se publicó que ella era la última superviviente de los campos nazis.

¿Qué supone para usted este reconocimiento?

Se lo agradezco infinitamente al ayuntamiento, especialmente a Eva Perisé que dirige el Museu Hidroelèctric donde habrá una exposición del Amical de Ravensbrück. El Memorial Democràtic pondrá una placa conmemorativa frente a Casa Grangé, aunque Conxita no nació allí, sino en una casita de madera frente a la entrada de una mina en Espui que ya no existe. Era casi un bebé cuando la dejaron en Francia, pero es hija de la Vall Fosca y siempre sentí que había que hacer algo.

Conxita Grangé es un referente en Francia. 

Tiene la Legión de Honor y la medalla de la Resistencia, entre otras condecoraciones. Vive en una residencia en Toulouse y cuando le conté lo del homenaje en la Vall Fosca me dijo que le parecía muy bien, pero que ella no vendría ni daría entrevistas. Aparte de que tiene 94 años, pienso (y esto es solo mi opinión) que se siente francesa. Quizá llegamos un poco tarde.

Más vale tarde que nunca.

Sí, porque todo esto queda para las generaciones futuras. Es lo que ha hecho mi tía en Francia, divulgar su experiencia y hablar en los institutos para que los más jóvenes sepan lo que pasó y no se vuelva a repetir.

¿Ha estado en Ravensbrück?

No. Una vez fui a Mauthausen y fue tan fuerte lo que sentí –aquel silencio espeluznante, los crematorios, las listas de nombres…-- que al salir caí al suelo mareada. Supongo que pensaba en mi tía y en todo lo que pasó. Juré que nunca volvería a pisar un campo de concentración.