EN EL PUERTO DE BARCELONA
La lentitud de la justicia favorece a una red que robaban contenedores
J. G. Albalat
Redactor
Ha trabajado en el Diario de Barcelona, El País y AVUI. Desde hace años en El Periódico cubriendo los acontecimientos judiciales. Premios Ortega y Gasset, Save the Children, Ramon Barnils y Josep Maria Planes por la investigación del 'caso Maristas' sobre abusos sexuales en los colegios. En el 2016, mención honorífica de la Generalitat en el Día de la Justicia. Colaborador de publicaciones jurídicas. Profesor asociado Master de Criminología de la Universitat de Barcelona.
J. G. Albalat
La lentitud de la justicia a la hora de investigar a una organización que robó contenedores en el puerto de Barcelona en el 2009 y el 2019 ha permitido que a los integrantes de esta trama, entre ellos un sargento de la Guardia Civil y empleados del recinto, se les imponga penas menores a las que se pedía inicialmente, de hasta 17 años de cárcel. El tribunal de la Audiencia de Barcelona que les juzgó ha tenido que aplicar a los 15 condenados la atenuante “muy calificada” de dilaciones indebidas. De esta manera, han sido castigados con penas entre los seis meses de prisión y tres años y ocho meses de cárcel por delitos variados, desde la asociación ilícita, al robo y a la falsificación. Nueve acusados han sido absueltos.
La compleja investigación desarrollada por los Mossos se inició tras el robo de un camión de una empresa de transporte en la zona portuaria. El vehículo estaba cargado con material informático de un valor superior al millón de euros. A raíz de los seguimientos y de las vigilancias, así como la intervención de teléfonos de los miembros de la red, se detectó la existencia de una “organización estructurada”, según la sentencia, que se dedicaba a sustraer mercancía valiosa cargadas en contenedores almacenados en la terminal de carga Tercat.
Contactos chinos
Uno de los cabecillas, Jorge H., ya fallecido, recibía de sus contactos chinos o de compradores de mercancía ilícita el dato del contenedor que se pretendía sustraer. Tanto él como su mano derecha, Eneko M., daban el aviso a dos estibadores para que lo localizaran, a la vez que alertaba al sargento de la Guardia Civil, Santiago V., y a dos trabajadores de cabina para que el día del robo dejaran salir al camión de mercancías.
El cargamento lo sacaban de los vehículos en naves de Cornellà, Rubí o l’Hospitalet de Llobregat. Después, se devolvía el contenedor en su sitio con el precinto, pero lleno de arena o agua para simular el peso. La banda robó productos de perfumería, material informático y tabaco, aunque en la mayoría de casos se desconoce exactamente el material sustraído al no haber podido ser interceptada.
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