El origen del incendio de Vinebre

"Nunca, nunca, debes acumular gallinaza, porque arde"

Ribera d Ebre  27 06 2019 Incendio en la Ribera d'Ebre. Bomberos cerca de La Torre de l'Espanyol

Ribera d Ebre 27 06 2019 Incendio en la Ribera d'Ebre. Bomberos cerca de La Torre de l'Espanyol / Ferrán Nadeu

Juan José Fernández

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Los grupos de Whatsapp de los granjeros de Tarragona hierven desde el jueves, y ha cundido entre ellos la inquietud según fueron ido sabiendo que, de momento, la principal hipótesis de la investigación del incendio de Vinebre es la combustión fortuita de un montón de gallinaza, el excremento de una granja de pollos.

La investigación del incendio tratará de aclarar si el estiércol acumulado en la explotación ganadera de La Torre de l’Espanyol donde supuestamente se inició el fuego podía estar allí. "Tenemos rigurosamente prohibido acumular gallinaza si no es en un estercolero registrado, hormigonado e inspeccionado, y te la juegas como la amontones, y más aún como se te incendie", explica uno de los más veteranos criadores de pollos de las Terres de l’Ebre.

Pero en el oeste y el sur de Tarragona abundan los montones particulares de este tipo de residuo, escondidos en estercoleros informales en el interior de fincas, entre árboles frutales o barbechos, que sirven de reserva de compost para algunos agricultores. Lo refieren a EL PERIÓDICO tanto esta fuente de la pujante ganadería avícola de la provincia como el más importante transportista de este estiércol en la zona.

La gallinaza, después de fermentar, se convierte en un abono barato y efectivo, "que va muy bien en huertas, y sobre todo para los melones –explica la misma fuente-, pero ha de estar bien ‘cocido’ o, si no, quema la planta". En el entorno agrario tarraconense llaman informalmente "coure", o "cocer", a la fermentación de un montón de estiercol de gallina, que dura 40 días.

El montón de excrementos (generalmente mezclados con serrín o cáscara de arroz) alcanza hasta 80 grados de temperatura por las reacciones químicas internas. La alta temperatura y el metano que desprenden provocan fuegos espontáneos. "A veces combustiona sin llama; solo ves que empieza a salir humo del montón", explica la misma fuente.

A 100 euros la carreta

El acúmulo de gallinaza en estercoleros informales es "muy abundante en Tarragona -indica el criador de pollos-, pero no como negocio, sino como favor a payeses que lo piden para sus tierras". Y lo matiza el transportista cartagenero Félix Galindo, cuyos camiones llevan 25 años acarreando la mayoría de la gallinaza tarraconense compostada a las huertas de Murcia.

En ese cuarto de siglo, Galindo ha visto "que los estercoleros ilegales van a más y el control a menos –dice–. A los legales nos tienen fritos a inspecciones, y a los ilegales, que esconden en barbechos o, da igual, los ponen al lado de algunas carreteras, parece como si las autoridades no los vieran".

Es imposible cuantificar el número de estercoleros ilegales, porque depende de la temporada. Algunos de estos vertederos son temporales, y aparecen y desaparecen entre los bancales. Otros son permanentes, "porque siempre hay payeses que quieren ese compost para sus cultivos –explica Galindo- y pagan hasta 100 euros por una carreta". Se llama ‘carreta’ a un volquete de camión con un dispositivo para esparcir el abono, con hasta 14.000 kilos de capacidad. Es toda una tentación en un mercado en el que se ha disparado el precio del abono nitrogenado hasta 340 euros la tonelada.

Residuo peligroso

Cuando acabe el siniestro, según este criador, la investigación del incendio se centrará en comprobar si se dedicaba a compostar por su cuenta el granjero en cuya explotación pudo iniciarse el fuego, un gallinero de dos plantas con capacidad para 30.000 pollos; y con detalle, en qué condiciones estaba almacenado el estiercol, según fuentes del sector avícola local.

En Catalunya, las explotaciones de cría aviar asociadas a fincas de cultivos que quieran conservar la gallinaza para abonar sus tierras necesitan un permiso especial, y construir un estercolero con tres características principales: placa de hormigón en el suelo y con ligera inclinación hacia el interior para que no rezumen lixiviados al subsuelo; muros de hormigón de al menos un metro de altura para encajonarlo y tamaño suficiente como para que cupiera todo el estiércol que genera la explotación durante un año, aunque nunca lo llene.

Pero estos casos han de ser los menos, porque "por bioseguridad, las empresas que nos compran los pollos no quieren que se acumule gallinaza de una pollada a otra, para que no se transmitan enfermedades". Lo más común es la retirada del estiercol con camiones de un transportista autorizado, y su acarreo a una planta de compostaje. Quién se lleva el residuo y dónde se deja queda anotado preceptivamente en la memoria de la explotación ganadera.

Y es mucho material el que hay que mover. La concentración media es de 14 pollos por metro cuadrado. El sur y el oeste de Tarragona alberga un censo creciente de granjas avícolas, un centenar de pequeñas instalaciones entre las que crecen ahora, aún nuevas, granjas de pavos atraídas por la demanda de la firma PADESA, de reciente instalación en Roquetes y Amposta, junto al Ebro.

Un técnico de Edafo, principal planta compactadora del sur de Tarragona, con sede en Camarles, matiza que los acúmulos ilegales de gallinaza van a menos. Hasta hace poco "había estercoleros ilegales, pero ahora al granjero le sale más rentable que le retiremos el residuo, porque tenerlo siempre es un problema y una molestia para él".

Las inspecciones ambientales se han relajado en la zona de tres años a esta parte, según el granjero consultado, que, a la vista de las imágenes del incendio en la televisión clama: "La regla primera de este negocio es que nunca, nunca, debes tener gallinaza acumulada, porque arde".