VIGILANCIA
Un macrocontrol pilla en una noche a 24 conductores ebrios en el centro de Barcelona
Óscar Hernández
Periodista
Óscar Hernández
El subinspector de la Unidad de Investigación y Prevención de Accidentes de la Guardia Urbana, David Vázquez, está indignado. En el cruce de la Gran Via con el paseo de Gràcia una veintena de sus agentes han cerrado el cruce para realizar un macrocontrol de alcohol y drogas. Cada pocos minutos le comunican un nuevo positivo. De 207 pruebas, 17 conductores han bebido demasiado alcohol y siete han tomado otras drogas. «En una noche como hoy, cuando muchos emprenden su viaje al destino de la verbena, estos son muchísimos positivos. Yalgunos van con sus familias», explica Vázquez en pleno control, que se realiza de 11 de la noche a dos de la mañana en Gran Via y una hora más tarde en Via Laietana.
A pocos metros de Vázquez un joven da positivo en drogas. «Sólo he fumado un porro y ya hace horas», se justifica. Ha aparcado la moto en la acera para evitar el macrocontrol policial. Pero los guardias le ven y piensan que quiere esquivarles. Y aciertan. «No es justo que por un porro me multen con 500 euros, que no se mida la cantidad de canabis como con el alcohol y que con la simple presencia ya te sancionen. Pero, pese a todo, ya me parece bien que hagan estos controles», afirma resignado, acompañado de su novia, que no deja de sonreír sin saber aún que no podrán irse a casa en la moto.
Chófer de camión
Entre el paseo de Gràcia y Pau Claris, varios vehículos esperan a la una de la madrugada estacionados en diagonal, en una imagen sorprendente, mientras sus conductores se someten a la alcoholemia y los narcotests. Entre los que han dado positivo y aguardan una segunda prueba hay desde el conductor de un gran camión de residuos hasta el de una camioneta del servicio municipal de limpieza.
Los agentes que observan a los conductores y deciden a quién paran y quién no son EAS (siglas de Experto en Análisis de Signos), una formación específica que les ayuda a decidir si al sospechoso le someten al más lento test de drogas. «Algunos tienen las pupilas dilatadas. Si les iluminas con la linterna, estas se cierran más lentamente o son incapaces de seguir la luz si se lo pides. Son síntomas de que han tomado drogas», explica el experto y subinspector jefe de la UIPA Manel Haro.
Lectores de matrículas
En el amplio despliegue policial pasa muy desapercibido un coche patrulla con lectores de matrículas. Lee de forma instantánea las de todos los coches que se acercan al control. «Si detecta un coche robado, la pantalla me avisa enseguida y se lo digo por radio al compañero que hace la selección. Cuando se acerca al coche, toma más precauciones», cuenta el guardia que o maneja. Esta noche de fin de semana de Sant Joan no se dispara la alerta.
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