'La manada', de la revolución femenina a la contestación cultural

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Patricia Martín

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Si el asesinato de Ana Orantes (a quién su marido quemó en 1997 después de denunciar en televisión el maltrato que sufría) marcó un antes y un después en la lucha contra la violencia de género, la violación de 'La manada’ anada’ha supuesto también un punto de inflexión en la conciencia ciudadana en contra de las agresiones sexuales.

El suceso en los Sanfermines ha nutrido, de hecho, la lucha feminista y 8-M. Ha contribuido al aumento del número de denuncias, entre otros motivos porque más mujeres se atreven ahora a denunciar lo que antes callaban. Y ha dado paso una reforma de los delitos sexuales, que si el futuro Gobierno activa, acabará con la distinción entre abuso y violación y pondrá el acento en el consentimiento de la víctima. Pero el terremoto fue de tal calibre, que se ha generado en España lo que podría denominarse una cultura antiviolación, en la que participan administraciones de todos los colores para evitar los acosos sexuales, especialmente en las fiestas patronales, así como dramaturgos del prestigio de Jordi Casanovas, con su obra ‘Jauría, que dirigió Miguel del Arco y  que han visto ya más de 14.400 espectadores, entre ellos 2.000 alumnos de instituto.

Se trata de una ficción documental a partir de la transcripción del primer juicio contra los cinco sevillanos, vista en la que la “denunciante se vio obligada a dar más detalles sobre su intimidad personal que los acusados” y que removió “el concepto de masculinidad y su relación con sexo”, según el cartel anunciador de la obra.

El montaje se representó en Madrid, en el Teatro Kamikaze, y en otras ciudades de gira y está previsto que vuelva a la escena en enero del 2020. En Madrid, los lunes estaban reservados a funciones concertadas con institutos de ESO y Bachillerato, a cuyos alumnos se les entregaba una guía didáctica en el que se les invita a reflexionar sobre lo sucedido, su tratamiento judicial, así como los comportamientos que normalizan la violencia sexual, como el consumo de porno. Además, se han celebrado cuatro mesas redondas en torno a 'Jauría' y varios de los temas más relacionados con las agresiones sexuales.

Fiestas patronales

En este contexto, pocas semanas después de la violación en Sanfermines y ante la respuesta social que generó el caso, administraciones de todo tipo incrementaron las medidas preventivas y de concienciación destinadas a evitar los acosos sexuales, especialmente durante las fiestas patronales y ambientes de ocio. Empezando por Pamplona, que buscó evitar que su famosa fiesta se asocie a los abusos sexuales, pasando por la tomatina de Valencia, las semanas grandes del País Vasco o las ferias andaluzas. Por toda España han proliferado puntos de información, teléfonos de ayuda a las víctimas, protocolos de actuación, cursos de formación para hosteleros o discotecas y hasta talleres de autodefensa femenina, que promueven administraciones como el Consell de Mallorca, gratuitamente, o gimnasios, de forma privada y ante la creciente demanda femenina.

En Catalunya, la Generalitat ha firmado un protocolo que obliga a dar formación anti acoso sexual a todo el personal de las discotecas, así como a disponer de un espacio de atención a las víctimas en las salas. Además, está en tramitación una reforma de la ley de espectáculos que contempla sanciones de hasta 10.000 euros para comportamientos sexuales vejatorios en entornos de ocio nocturno. Asimismo, el ayuntamiento de Barcelona puso en marcha la campaña ‘No es no’, el lema que sonó con más fuerza en las protestas en las calles en contra de la sentencia de la ‘Manada’ y su puesta en libertad, que se ha insertado en posavasos y pulseras que se reparten en fiestas como La Mercè.