CONDENADOS POR VIOLACIÓN

'La Manada': un año en busca de anonimato

La policía ha vigilado a los cinco violadores desde primera hora del viernes, cuando han acudido al juzgado de Sevilla

José Ángel Prenda y Alfonso Jesús Cabezuelo, a la salida de los juzgados de Sevilla.

José Ángel Prenda y Alfonso Jesús Cabezuelo, a la salida de los juzgados de Sevilla. / periodico

Julia Camacho

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Los cinco integrantes de 'la Manada' cumplieron este viernes con su rutina semanal impuesta por un tribunal desde hace justo un año. A primera hora de la mañana se dirigieron a los juzgados, por separado, para firmar y confirmar así que estaban localizables y no había riesgo de fuga.

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Pero su semblante no era el mismo de todos los días, y evidenciaba cierta tensión por las que podían ser sus últimas horas en libertad. Y es que, a esas mismas horas, el Tribunal Supremo deliberaba sobre los recursos presentados por las acusaciones y la defensa a su condena de nueve años de prisión por un delito de abuso sexual con prevalimiento a una joven de 18 años durante los Sanfermines de 2016. 

Vigilados discretamente

Fuentes policiales señalaron que los cinco estaban siendo discretamente vigilados desde primera hora, ante la posibilidad de que la decisión del Supremo se produjese de inmediato tras la vista judicial, como así ha sido. Una forma de salvaguardar además su detención para ingresar en prisión y cumplir así la sentencia.

A diferencia de las últimas semanas, esta vez sí había prensa esperando alguna palabra suya, pero fue en vano. Rostros serios, si acaso una media sonrisa y un "cuidado que te vas a caer" y algún que otro pequeño encontronazo con algún periodista televisivo fruto de la tensión. Nada diferente a los primeros días de su puesta en libertad, cuando 'la Manada' acaparaba los focos de todos los medios de comunicación e indignaban a buena parte de la sociedad al andar en libertad cada lunes, miércoles y viernes al acudir al juzgado.

Por recomendación de su abogado, para no enervar más los ánimos contra su condena por abuso en vez de por violación y su posterior excarcelación al agotar el plazo de dos años de prisión preventiva en todo este tiempo mantuvieron un discreto segundo plano. Se refugiaron entre los suyos, que mayoritariamente seguían manteniendo su inocencia, y aunque al final afeaban lo ocurrido, le daban cierta patina de normalidad a ese comportamiento entre los jóvenes.

Mientras esperaban la resolución judicial, disfrutaron sus días en libertad en familia, con excursiones discretas a la playa en fin de semana o incluso alguna incursión en la pasada Feria de Abril, en la que José Ángel Prenda fue reconocido y vitoreado por algunos jóvenes.

Insultados en una piscina

Menos suerte tuvieron algunos de ellos cuando intentaron sofocar los rigores del verano sevillano en una piscina municipal: fueron reconocidos e increpados, por lo que tuvieron que abandonar el recinto. El pueblo donde ocurrió este incidente les declaró además personas “non gratas”.

No obstante, tuvieron algunos patinazos sonoros en esos intentos de anonimato. Nada más salir de prisión, el exguardia civil Antonio Manuel Guerrero intentó sacarse el pasaporte, haciendo saltar todas las alarmas ante una posible fuga. Pero el juez aceptó su versión de que simplemente quería sacarse una copia del documento, que estaba extraviado, para consignarlo en el juzgado, en cumplimiento de otras de las medidas cautelares para su puesta en libertad.

Detenido por robar unas gafas

No regresó a prisión, pese a la petición de la Fiscalía. Quien si lo hizo fue Ángel Boza, quien fue detenido tras robar unas gafas en un centro comercial a comienzos de agosto, arrollando a dos vigilantes de seguridad en su huida. Tras dos meses en prisión, fue condenado por dos delitos leves de hurto y lesiones leves, por lo que no tuvo que volver a la cárcel. 

Sobre sus cabezas, pendían, sin embargo, dos causas abiertas. El ya mencionado recurso contra su condena por el caso de los Sanfermines y un caso similar en Pozoblanco (Córdoba), donde cuatro de los cinco hombres están procesados por delitos de abuso sexual y contra la intimidad, además de un posible delito de maltrato en el caso del exguardia civil, a una joven a la que conocieron en las ferias de Torrecampo.