EN AGOSTO DEL 2018

El exnovio de la desaparecida de Terrassa escondía un cadáver en el jardín

Detenido por la desaparición de su expareja en Terrassa en agosto de 2018

Los Mossos d'Esquadra han detenido a un hombre por su supuesta relación con la desaparición de su expareja en Terrassa (Barcelona), donde los agentes registran por orden judicial la vivienda que ambos compartían para tratar de localizar el cadáver de la mujer, Mònica Borràs. / periodico

Guillem Sànchez

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Los Mossos d'Esquadra han detenido a Jaume Badiella, vecino de Terrassa de 54 años, por el homicidio de Mònica Borràs, su expareja, de 49 años, que desapareció el pasado 7 de agosto del 2018. Por la tarde, investigadores de la Unitat Central de Persones Desaparegudes han hallado, gracias a un radar, un cadáver enterrado en el jardín de su domicilio, ubicado en la calle Voltas de la población vallesana. Todos los indicios apuntan a que la autopsia que se practicará al cuerpo certificará en las próximas horas que se trata de Borràs. 

Había sido el propio Badiella quien denunció la desaparición de la mujer hace diez meses. Los Mossos pidieron entonces la colaboración ciudadana para dar con ella y se inició una campaña por redes sociales. Badiella relató al diario El Punt Avui que Borràs, expareja sentimental pero todavía compañera de piso, se había marchado tras una discusión. Y que, tras aquel portazo, no había vuelto a saber de ella.  

Vida normal

Informático de profesión, Badiella había estudiado en el colegio Tecnos del municipio, según recoge el portal Món Terrassa, y tenía un aspecto de "científico despistado". En la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), además de la especialidad de Informática, se había formado como filólogo. 

Del balcón de su casa, mientras los agentes de la policía catalana escudriañaban el jardín esta tarde, seguía colgando una pancarta de la Assemblea Nacional Catalana (ANC). Algunos de sus compañeros en la plataforma independentista seguían atónitos ante el desenlace de la desaparición de Borràs. "Desde el primer día, actuó como si no ocurriera nada, participando en cada acto, llevando una vida tan normal", relataba uno de ellos. 

Borràs y Badiella habían mantenido una relación por momentos "tempestuosa", según su entorno. Ella había acumulado en el pasado diversos litigios derivados de discusiones familiares. Ninguno demasiado grave. Su desaparición se había convertido en un enigma que, para los Mossos, pronto pasó a ser un caso de homicidio sin cadáver.  

La investigación de los Mossos nunca logró hallar ningún rastro de Borràs después de aquella supuesta marcha tras la discusión con Badiella. Y los indicios policiales se fueron concentrando alrededor de una hipótesis que ahora la autopsia podrá confirmar: al mujer nunca salió de casa. Lo que ocurrió, según los Mossos tratarán de probar ahora, es que, presuntamente, él la mató y después la enterró en el jardín de su casa. A partir de ese instante, denunció la desaparición y ocultó el secreto incluso a las personas más próximas, que atribuyeron el nerviosismo que sí mostró con alguno de ellos a que su expareja seguía sin aparecer. 

El juez que dirige la investigación mantiene el secreto de sumario en relación con el caso.