Registro

Los Mossos hallan nuevas pruebas en el piso del acusado de matar a Janet Jumillas

El registro se ha llevado a cabo en presencia del presunto asesino, encarcelado por el crimen

Los Mossos registran de nuevo el piso del encarcelado por matar a Janet Jumillas

Los Mossos registran de nuevo el piso del encarcelado por matar a Janet Jumillas. / periodico

El Periódico

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los Mossos han encontrado nuevas pruebas acusatorias en el piso del detenido y encarcelado por el crimen de Janet Jumillas. En un registro realizado este lunes por la mañana durante poco más de una hora y media, la policía ha encontrado restos de tres tipos de tela muy similares a las que envolvían el cadáver de la mujer: una cortina de baño, una red utilizada para proteger fachadas y un toldo, informa la ACN.

Durante el registro, la unidad científica de los mossos también ha encontrado escondido en la terraza un cordel con restos del cabello de Jumillas y ha identificado nuevos restos de sangre dentro del piso. En cambio, no ha aparecido la presunta arma del crimen, que, según la acusación, serían unos cuchillos.

Los Mossos hanregistrado este lunes de nuevo el piso de Cornellà de Llobregat (Barcelona) donde supuestamente fue asesinada Janet Jumillas Cornellà de Llobregat Janet Jumillas en marzo pasado, en una diligencia ordenada por el juez que investiga el homicidio, y que se lleva a cabo en presencia del encarcelado por el crimen.

Según han informado a Efe fuentes de la investigación, el juez de Cornellà que investiga el crimen ha ordenado el registro de la vivienda de Aitor G.P., donde los Mossos hallaron tras su arresto en mayo pasado restos de sangre de la víctima.

Por el homicidio de Jumillas permanece en prisión preventiva desde el pasado 9 de mayo Aitor G.P., a quien los Mossos vieron tirar una semana después de la desaparición de la mujer unas gafas rotas de la víctima y dos mochos de fregona empapados en sangre, que también manchaba las paredes y el suelo de su casa en Cornellà, donde había pintura reciente en parte de la vivienda.

Jumillas, de 39 años y madre de dos hijos, acudió el 13 de marzo a hacer unas gestiones en la oficina de la Agencia Tributaria de Cornellà y aparcó su vehículo cerca de ese lugar, situado a pocos metros del piso de Aitor G.P.

La última comunicación

Tras hacer las gestiones en Hacienda, Jumillas envió un mensaje de voz a su sobrino, informándole de que en media hora llegaría a Viladecans (Barcelona), en la que fue su última comunicación con su teléfono móvil.

Los Mossos iniciaron una investigación ante la denuncia por la desaparición de Jumillas, en la que descubrieron que Aitor G.P., vinculado al trapicheo, había mantenido comunicaciones con la mujer en los días previos a su desaparición, por lo que fue citado en comisaría el 21 de marzo.

En comisaría, Aitor G.P. incurrió en contradicciones y falsedades respecto de las pruebas obtenidas por la intervención telefónica y de geolocalización, por lo que levantó las sospechas de los investigadores.

Ese mismo día, Aitor G.P. fue observado por agentes de los Mossos tirando en el interior de un contenedor bolsas de basura en las que, una vez recuperadas, se hallaron unas gafas rotas propiedad de Jumillas, un trozo de cuerda con cabello y dos mochos de fregona empapados en sangre de la mujer.

Un supuesto encubridor

Semanas después, el pasado 7 de mayo, Aitor G.P., de nacionalidad española y de 32 años, fue detenido y los Mossos localizaron en su vivienda de Cornellà restos de sangre humana, tanto en las paredes como en el suelo, lo que hace presumir a los investigadores que fue en este domicilio donde se produjo el crimen.

Junto a él también fue detenido Cristian K.M., aunque en su caso quedó en libertad como supuesto encubridor.

El cadáver de Jumillas fue localizado el pasado 21 de mayo por unos operarios que limpiaban un solar en El Prat de Llobregat (Barcelona).

El cadáver, que fue identificado gracias a las huellas dactilares, presentaba un avanzado estado de descomposición, tras permanecer durante unos dos meses a la intemperie, en el interior de un agujero de tierra unos 4 metros de profundidad y 30 de longitud, tapado con plásticos y mantas.