Estudio de la UOC

Demostrado: el retraso en el 'streaming' nos pone cardiacos

Las pausas o demoras durante una reproducción de un vídeo en un móvil aumentan la frecuencia cardiaca de media un 38%, según un estudio

Un niño mira la televisión

Un niño mira la televisión / periodico

El Periódico

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Uno de cada tres hogares españoles con acceso a internet está suscrito, como mínimo, a una de las distintas plataformas audiovisuales de pago en reproducción en línea ('streaming'), según indica un informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). El negocio de la reproducción en línea ha aumentado en menos de una década en audiencias, producciones y servicios, lo que ha alterado también los comportamientos: cuando la tecnología de la reproducción en línea falla, el usuario sufre. Ha quedado demostrado, incluso cuantificado.

Las pausas o retrasos durante una reproducción de un vídeo en un móvil aumentan la frecuencia cardíaca de media un 38 %, según revela el informe Ericsson Mobility Report MWC. «Estamos acostumbrados a obtener la información en el momento y a que nuestra interacción, sobre todo en sistemas digitales, sea sin retraso: tenemos muy poca tolerancia a la demora», afirma Diego Redolar, neurocientífico y profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC.

La espera angustia

El estudio medía la actividad cerebral, los movimientos oculares y el pulso de los usuarios mientras completaban diferentes tareas viendo vídeos en 'streaming'. «Esta es una respuesta normal ante una situación que incrementa la resistencia del sistema nervioso, el usuario está esperando y esa espera lo angustia, el vídeo va lento y esto hace que se active el sistema nervioso simpático y se desencadene ese tipo de cambios fisiológicos», afirma Redolar. Según el estudio, los niveles de estrés provocados por las pausas en la reproducción se asimilan a la situación de estrés que supone ver una película de miedo.

«Cuando comenzó internet, los módems de 56 kB tardaban 2, 3 o 4 minutos en cargar una página web. Esto ahora es impensable para quienes no son nativos digitales y para quienes sí lo son. Estas generaciones más jóvenes están aún más acostumbradas a la inmediatez y no solo en la tecnología, se han construido en base al 'right here, right now' desde pequeños y por tanto tienen menores niveles de tolerancia a la tardanza», asegura Redolar.