polémica médica

La vacuna contra la meningitis B enfrenta a pediatras y Sanidad

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Patricia Martín

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Si hay una enfermedad que causa pavor entre los padres esa es la meningitis. El pánico a una dolencia que puede causar secuelas muy graves o incluso la muerte ha llevado a dos de cada tres familias a adquirir la vacuna que protege contra el meningococo B, comercializada bajo el nombre de Bexsero, pese a que cuesta 106 euros la unidad y se requieren dos o tres dosis en función de la edad del niño. En total, un desembolso de como mínimo 200 euros y puede superar los 1.000 si la familia es numerosa.

Sin embargo, el gran interés mostrado por las familias y la intensa campaña que la Asociación Española de Pediatría Asociación Española de Pediatríaestá llevando a cabo para que se incluya en el calendario vacunal común y sea financiada por el Sistema Nacional de Salud no ha hecho mella en el Ministerio de Sanidad y la mayoría de las Comunidades Autónomas. La Comisión de Salud Pública, en base al informe del Comité Técnico asesor, decidió recientemente no incluir el Bexsero porque “muestra una corta duración en la inmunización, no protege a la población no vacunada, no hay datos de su efectividad y causa fiebre alta cuando se administra con otras vacunas”. Según el Ministerio de Sanidad, la decisión no se basa en criterios económicos o políticos, sino en la “necesidad de disponer de más información sobre su utilidad y seguridad”.

Todas las autonomías han seguido a pies juntillas la recomendación de los técnicos, salvo Canarias y Castilla y León, para cabreo de la ministra, María Luisa Carcedo, dado que estas regiones han anunciado que la incluirán en financiación pública y han roto así el calendario común de vacunación acordado en noviembre y que solo ha durado unos meses.

Y es que el serogrupo B es el que provoca más casos de meningitis, en concreto el 41% (142 infectados en 2018), sobre todo en menores de cinco años (54 casos), aunque la tendencia es descendente. Detrás de esa bajada podría estar precisamente que las familias, de manera mayoritaria, según datos de los médicos, estén haciendo el esfuerzo de proteger a sus hijos, con un gran desembolso económico. “Alguna influencia tiene”, reconoce el doctor Francisco Álvarez, del comité asesor de vacunas de la Asociación Española de Pediatría.

Los afectados

Más contundente se muestra la vicepresidenta de la asociación de afectados contra la meningitisasociaciónElena Moya, quien superó la enfermedad a los cuatro años y ahora, junto a sus compañeros de agrupación, hace una intensa labor a favor de la prevención. “La vacunación privada ha superado las expectativas y por ello los políticos piensan que si las paga la gente, ellos no voy a desembolsar un duro. Si fuera más barata, no estaríamos hablando de esta cerrazón”, manifiesta a EL PERIÓDICO. En su opinión, el problema es que las administraciones y los técnicos “miran los números”, mientras que los afectados y los pediatras “entienden de nombres”, los de los enfermos y sus familias. Por ello, considera que “un sólo caso justifica la vacunación pública” porque “no hay ninguna otra enfermedad que logre que un bebé sano enferme gravemente o muera en 24 horas”.

Irlanda, Italia, Lituania, San Mario, Andorra y Reino Unido son los países del entorno que ya están vacunando contra el meningococo B a los niños. Y la experiencia británica avala a los pediatras en su guerra contra la Comisión de Salud Pública sobre la supuesta ineficacia de la vacuna. En tres años, las dosis administradas han tenido una efectividad del 70%, evitando el fallecimiento de 30 niños y 277 contagios, según los datos de la asociación de pediatras.

Por contra, en defensa de Sanidad ha salido Sespas (Sociedad española de salud pública y administración sanitaria), que considera que la financiación del Bexsero en Castilla y León y Canarias “parece basarse” en criterios “políticos”, para satisfacer la demanda, y no en motivaciones “científicas”. “Vacunar a todo el mundo de algo que se sabe que tiene muchas limitaciones y poca utilidad real no nos parece lo más oportuno, porque dejaría de gastarse el dinero en algo más útil”, opina Joan Ramón Villalbí, el presidente de la sociedad científica.

En proteger a los adolescentes, sí hay acuerdo

Dejando de lado el desacuerdo en torno al meningococo B, todas las autonomías y el Ministerio han decidido cambiar la vacuna frente al serogrupo C que se administra a los 12 años por una tetravalente que protege frente a más cepas: la C, que está incluida en la financiación desde el año 2000, y la A, Y e W.

Y es que la meningitis, que produce una inflamación de las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal, está provocada por diversos virus y bacterias clasificadas con varias letras, de ahí la confusión en torno a la enfermedad, que es la más grave dentro de las infecciosas. Se ha detectado de hecho que, aunque la incidencia de la enfermedad sigue siendo baja -346 casos en el 2018-, ha habido un incremento del 27,6% en el último año debido al aumento de casos provocados por los meningococos clasificados como C, W e Y, así como otros no tipables y desconocidos. De ahí que la Comisión de Salud Pública haya decidido cambiar la vacuna que protegía exclusivamente frente al serogrupo C, por otra tetravalente frente a las cepas A, C, W e Y a los 12 años. Asimismo, se acordado hacer una vacunación de rescate a los menores entre 13 y 18 años en un periodo de hasta tres años, dado que los adolescentes son los que mayoritariamente trasmiten y trasportan la enfermedad sin padecerla (normalmente en la garganta).

Los niños y lactantes

Si bien, la Asociación Española de Pediatría considera que el periodo fijado es demasiado largo y por tanto la inmunización de la población joven en su conjunto no se conseguirá hasta dentro de cuatro o cinco años, pese al pico de incidencia. Asimismo, reclama que se vacune también de los mismos tipos a los bebés de 12 meses, dado que se está apreciando un aumento progresivo de casos en lactantes y niños pequeños, al igual que ha sucedido en Holanda, según explica el doctor Álvarez, del comité asesor de vacunas de la agrupación.