colectivo vulnerable

"La mayoría de los 'mena' quieren estudiar y trabajar, pero no pueden"

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Elisenda Colell

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Giyaur Rahman es portavoz de la Unió de Joves Extutelats de Catalunya (UJEC) y trabaja como integrador social. Hace 10 años llegó a Catalunya desde otro país. Junto a otros jóvenes extutelados, el año pasado impulsó una entidad para dar voz a estos jóvenes.

La entrevista tiene lugar en un bar de Sabadell. En la barra, hay un ejemplar de EL PERIÓDICO del pasado sábado. Señala la imagen que ilustra la portada. Un grupo de niños esnifando cola en pleno Raval de Barcelona. "Qué pena". Abre la página, y se alegra de que los Mossos "por fin", hayan dado la cifra de los menores migrantes que delinquen. No llegan al 20%. "Son un grupo que causa muchos problemas, estos niños necesitan atención, pero la mayoría de los que llegamos a Catalunya no estamos así", afirma.

¿Y cómo están?

Muy motivados para estudiar y formarse. Queremos trabajar, integrarnos en la sociedad pero no contamos con los recursos necesarios. Cuando ahora visito los centros de menores veo mucha frustración. Los jóvenes ven que conseguir los papeles es muy difícil. Tener que estar pensando cada día que tengo que renovar los papeles, que no los tienen, que no pueden trabajar… es un desgaste muy fuerte día tras día. Hace falta mucha fortaleza mental para aguantarlo.

Y más, tras un proceso migratorio…

Nadie elige salir de su país, dejarlo todo atrás: la familia, los amigos... para ir a un entorno que no conoces. Este paso no es voluntario, de alguna forma te sientes obligado a hacerlo. Se necesita tiempo para lograr la integración y poder procesar todos los cambios. Hay chicos que en tan solo un año tienen que ser adultos plenamente integrados. Así es imposible, se necesita más tiempo.

¿Qué les puede ofrecer la UJEC?

Nacimos para ser la voz de los jóvenes extutelados, para lograr oportunidades y que se nos escuche. Este verano, 1.500 jóvenes migrantes cumplirán la mayoría de edad. Y aquí no tienen a nadie que se pueda hacer cargo de ellos. De enero a marzo, llegaron 600 nuevos menores migrantes a Catalunya. Y en verano lo harán más. Necesitamos recursos de la Generalitat.

¿Estos recursos existen?

Faltan muchos. Por ejemplo, en Olot visitamos un centro de emergencia. Los chicos se quejaban porque no pueden hacer ningún PFI (programas de formación e inserción, una especie de formación profesional básica) y tienen que ir hasta Girona, levantarse a las cuatro de la madrugada para ir a clase. No tiene ningún sentido abrir centros en la Catalunya rural si no hay recursos para los chicos. Por esto todo el mundo quiere ir a Barcelona. No para robar, sino para tener una oportunidad. El problema es que Barcelona está colapsada.

¿Qué les espera a estos chicos cuando dejen el sistema de protección?

Este es el problema. Hay 600 chicos que sí, que con un plan de integración han logrado una prórroga y se quedan en el centro de menores hasta que les puedan encontrar un recurso. Pero existe un porcentaje que está en la calle. Sin ninguna ayuda y sin ningún recurso. Nosotros estamos acompañando a cuatro chicos que están en la calle. Si no logran renovar los papeles, ir a los cursos, va a ser complicado. No se puede exigir tanto, el éxito no se puede medir en los perfiles de que tiene el Área de Suport al Jove Extutelat de la Generalitat. Un chico que lo está intentando merece tener una oportunidad.

¿Qué opina del papel de los medios de comunicación? ¿Están estigmatizando al colectivo?

La mayoría de los menores extranjeros no acompañados, los 'menas', no están en la calle, ni roban, ni consumen drogas. La barrera de los medios, sobre todo los titulares, nos afecta mucho. Junto al Col·legi de Periodistes y la Generalitat estamos elaborando un catálogo para no estigmatizar. A mí me parece bien, pero pienso que el problema es que no debe haber niños en la calle desamparados. Mientras esto pase, los medios lo van a contar, es su trabajo.

Los que delinquen son un grupo minoritario. ¿Cómo afectan sus actos a los jóvenes que intentan salir adelante?

El prejuicio de extutelado se lleva arrastrando siempre, un estigma negativo envuelve al colectivo entero. Si además eres inmigrante, la gente da por hecho que hay alguna delincuencia seguro, alguna relación con la justícia. Nos hemos acostumbrado a esto. Nadie piensa en las necesidades de los chicos, en los problemas que sufrimos.

Hace un año que nació la UJEC. ¿Qué balance hace?

Muy positivo. Hemos ayudado a 30 jóvenes a salir adelante. Constantemente hay adolescentes tutelados cerca de la mayoría de edad que nos contactan por las redes buscando información y asesoramiento. Otra cosa que nos preocupa son las llamadas de los servicios sociales ,o de los propios centros, para que busquemos recursos para los chicos. Este trabajo lo tiene que hacer la Generalitat. Nosotros los acompañamos pero necesitan un plan de trabajo, un educador que esté reconocido. Si un chico está en la calle y yo le estoy ayudado, no puede firmar un plan de trabajo. Y sin esto no hay pagas, ni ayudas, ni pisos.

Entonces, ¿no se está pudiendo atender a todo el mundo?

El sistema está desbordado. Hay centenares de jóvenes en lista de espera para los recursos. Especialmente los migrantes, que no tienen familiares, amigos que les puedan ayudar y a los que recurrir. Los que han nacido aquí vuelven a la familia, o se juntan con amigos. Pero ellos también tienen problemas, y suponen el 64% de los extutelados. Necesitamos, por ejemplo, ayudas para ir a la universidad.