Pederastia en la Iglesia

La dictadura de Moisés, 40 años de abusos en los Maristas de Lleida

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Guillem Sànchez

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Nuevas víctimas del hermano Moisés González (1910-1997) revelan que este docente abusó de menores a lo largo de toda su trayectoria profesional en el colegio Montserrat de los Hermanos Maristas en Lleida. Emerge así la verdadera magnitud de los delitos del religioso después de que un grupo de exalumnos destapara en EL PERIÓDICO su caso, el primero que aflora en un centro católico de la provincia de Lleida. Los antiguos estudiantes maristas decidieron hacerlo público porque inutían que había "cientos de afectados". Estaban en lo cierto.

Resultará imposible averiguar a cuántos hombres humilló Moisés. Hasta la fecha, este diario ha contabilizado a 14. Por orden de nacimiento: A.C.F. (nacido en 1936), E.S.S. (1964), Guillem S.A. (1965), A.J.B. (1967), G.P.A. (1967), Óscar S.C. (nacido en 1972),  Jordi L.S. (1972), Antoni C.M. (1972), Santi [nombre falso] (1972), Xavi [nombre falso] (1972), Fernando L.M. (1972) y David V.F. (1975). El correo que abrieron los exalumnos -abusosmaristeslleida@gmail.com- ha dado con otras dos víctimas, cuyo relato cuadra con su experiencia. Nacieron a comienzos de los años 50 y 60, respectivamente. 

40 años de abusos

Los nuevos testimonios entrevistados por EL PERIÓDICO excavan a más profundidad en el pasado de la institución y desvelan indicios de la pederastia de Moisés en 1945. Entonces, el hermano magreaba a los críos en la sala de actos del colegio, durante la proyección de películas de cine, o en el interior de las aulas, cuando ejercía de maestro de educación primaria. Los abusos de Moisés fueron paralelos a la dictadura franquista -arrancaron en la posguerra y se perpetuaron hasta la democracia- y esta ayudó a brindarle la impunidad que requerían. 

Desenterrar los abusos en Lleida ha resucitado una vieja historieta de cómic sobre los hermanos religiosos del colegio Montserrat de Lleida que dibujó Miguel Gallardo, autor de 'Makoki' o 'María y yo'. La viñeta se titula 'Mis queridos profesores. Maristas F.C.' y se publicó hace 35 años. En ella Gallardo compone una 'alineación futbolística' en la que se detallan, en tono jocoso, los servicios sexuales que ofrecía cada uno de ellos. Una de las caricaturas es la del hermano Moisés, a quien se refiere con el alias de "Manolita". En una entrevista con EL PERIÓDICO, Gallardo aclara que se trató de "un ajuste de cuentas" con "sentido del humor" y que él no es una víctima directa del hermano Moisés. Los abusos sexuales en aquel colegio, según Gallardo, formaban parte de algo "que se sabía" pero contra lo que resultaba imposible "hacer nada" debido a un contexto social que otorgaba a los profesores religiosos "un poder absoluto".

Sala de cine de la posguerra 

El exalumno A.C.F. tiene en la actualidad 84 años y entrega el testimonio más antiguo de los que se han documentado en el 'caso Maristas', que acumula 47 denuncias policiales por delitos cometidos por 17 docentes entre 1962 y el 2018 en centros de BarcelonaBadalona y Mataró. La investigación de este diario también ha hallado a exalumnos que sufrieron abusos en escuelas de la orden en VicGirona y Lleida aunque ninguno de ellos ha presentado todavía una demanda contra sus agresores.

A.C.F. nació cuando estalló la Guerra Civil en 1936. En su cabeza se mantienen intactos recuerdos de su paso por el colegio Montserrat, donde llegó procedente de "la escuela de la calle Anselmo Clavé" para estudiar el "sexto curso". "Tenía 9 años, así que tuvo que ser en 1945. Moisés era quien nos daba todas las materias, nos enseñaba a leer sin faltas, matemáticas… todo. Era un buen profesor. Pero si se enfadaba pegaba mucho, con la chasca -instrumento de madera frecuente en colegios de la época- y sin miramientos. Además, tenía este defecto [la pederastia], que todos conocían", rememora. "Para corregirnos los ejercicios, teníamos que ir hasta su mesa. Todos los alumnos, que en la posguerra teníamos distintas edades, entre 9 y 11 años, sabíamos que teníamos que evitar subir al estrado y situarnos junto a él porque si lo hacíamos nos tocaría los genitales".

Audio los Maristas

Testimonio de A.C.F., exalumno de los Maristas de Lleida. / periodico

Los abusos más graves de Moisés, no obstante, según subraya A.C.F., ocurrían en las proyecciones de cine que los Maristas realizaban en la sala de actos del colegio los fines de semana. "Detrás de la pantalla había cinco o seis hileras de butacas desde las que se podía ver la película, aunque las letras de los rótulos aparecían al revés. En ese sitio Moisés se ponía las botas". Se daba durante aquellas sesiones de cine una metáfora histórica: mientras un religioso tapaba el proyector de la película si Jane aparecía junto a Tarzán demasiado ligera de ropa, Moisés metía mano a los alumnos detrás de la pantalla. Había manos para tapar el cuerpo de una mujer semidesnuda y evitar que lo vieran los alumnos. Ninguna para detener a los pederastas que abusaban de ellos.

Si la memoria de A.C.F. no falla, el hermano Moisés fue objeto de un homenaje por parte del ministro leridano de Unión de Centro Democrático (UCD), Landelino Lavilla, a finales de la década de los 70. El profesor que marcó a tantas generaciones de exalumnos maristas falleció en 1997 y fue enterrado en el cementerio del monasterio de Les Avellanes. 

De la sotana a la ropa de la calle

El exalumno E.S.S. nació en 1964 y mantiene nítido, como si hubiera sucedido "ayer", el recuerdo que ratifica que el hermano Moisés seguía magreando los genitales de los críos que se acercaban a su mesa durante el curso escolar de 1969-1970. Entre la posguerra y los estertores del franquismo lo que sí cambió fue su indumentaria. El profesor abandonó la sotana negra y abotonada, larga hasta los tobillos, presidida por un crucifijo colgante e imponente, y pasó a usar ropa de la calle. También evolucionaron las tareas que tenía encomendadas en el colegio, de maestro de los más pequeños a bedel, algo común para los hermanos religiosos. 

"Cuando era muy pequeño, tal vez tendría 5 o 6 años, todavía no era bedel, era mi maestro", subraya E.S.S. "En clase, para ir al baño tenías que levantar la mano y pedirle permiso. Todos sabíamos que al hacerlo, Moisés nos llamaría a su mesa. Una vez allí, nos hacía ponernos junto a él y nos tocaba los genitales mientras nos preguntaba una y otra vez si estábamos seguros de que no podíamos aguantar más. Cuando veía que estábamos a punto de mearnos encima, nos dejaba ir al baño". E.S.S. matiza que él no ha sufrido secuelas a causa de aquellos tocamientos pero ahora se pregunta si pudo suponer una experiencia traumática para alguno de sus excompañeros. 

Juegos perversos

El correo creado por el grupo de exalumnos ha encontrado a otras dos víctimas del hermano Moisés. El primero de ellos se identifica como un hombre que actualmente tiene 63 años y fue abusado a comienzos de los 60. El segundo se refiere también al curso escolar de 1969-1970. El primero relata tocamientos que el profesor habría cometido desde su mesa, tal como explican A.C.F. y E.S.S.. El segundo destaca que Moisés engatusaba a los críos de 6 y 7 años "con caramelos en forma de bastón, de un palmo de largo, con envoltorios transparentes a rayas blancas". El perverso juego, relata, consistía en hacerles "lamer el caramelo, sin morderlo, mientras él lo iba cambiando de mano" y, en alguna ocasión, mantiene, enredó a algunos chicos para practicarlo encerrados en una habitación "a oscuras".

Tanto E.S.S. como este último exalumno, con quien este diario solo ha logrado contactar telemáticamente, aseguran también que los abusos descritos por la decena de exalumnos en la noticia que publicó este diario hace dos semanas son absolutamente ciertos: "Moisés, en los 70, aprovechaba las revisiones médicas para meter mano". 

Para llevar a cabo estas revisiones, a los alumnos les hacían desnudarse en el aula, dejar la ropa sobre el pupitre, y, ya en calzoncillos, salir en fila india por un pasillo en el que aguardaban las distintas fases de la exploración. En un despacho los medían y pesaban, en otro les miraban si tenían los pies planos, en un tercero les hacían una placa de rayos X para los pulmones. En el último comprobaban si padecían fimosis. La enfermera que llevaba a cabo esta última exploración era una profesional de la que nada objetan. El problema era que justo antes de que ella les atendiera, les esperaba el hermano Moisés, que les tocaba los genitales fingiendo que formaba parte de la revisión. En esa última etapa era el bedel del centro, un hombre bajito y arrugado, incapaz de no tocar a los niños. 

El dibujante Miguel Gallardo habla sobre sus años en los Maristas de Lleida

El dibujante Miguel Gallardo habla sobre sus años en los Maristas de Lleida. / periodico

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