PARTICULARES CON UN "RIESGO ESPECIAL"

Las licencias de armas de fuego cortas se estabilizan en Catalunya

Barcelona, con 358, es la tercera provincia española con más permisos de este tipo

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Carla Samon Ros / Efe

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Al margen de cazadores o policías, en Catalunya hay 654 personas que por su actividad diaria de riesgo, como joyeros o armeros, tienen licencia de armas de fuego cortas, una cifra que se ha estabilizado en los últimos años pese a que se han solicitado 263 licencias entre abril de 2018 y marzo de 2019.

El jefe de intervención de armas y explosivos de la Guardia Civil en Cataluña, el comandante Miguel Ángel Quesada, ha explicado que la mayoría de personas con licencia de tipo B, que ampara las armas de fuego cortas (pistolas y revólveres) a particulares, son "armeros, joyeros o personas públicas", cuyo trabajo implica un "riesgo especial".

En Barcelona, con 358 licencias, es donde se concentran más particulares que llevan armas de fuego cortas, siendo la tercera provincia española con más licencias de este tipo, muy por detrás de Madrid, que cuenta con 2.426, y también de Murcia (437). Durante 2017, un total de 358 personas tenían una licencia B expedida en la provincia de Barcelona, mientras que en el resto de provincias catalanas el número era mucho menor: en Girona 101, en Lleida 91 y en Tarragona 58. Aquel año, en total, se denegaron 57.

Denegadas

De las 263 licencias de tipo B solicitadas entre abril de 2018 y marzo de 2019, 35 (el 13 %) han sido denegadas por la Guardia Civil que, según establece la ley de fuerzas y cuerpos de seguridad, es el único cuerpo que tiene competencia para dar o revocar permisos de armas. "Las de tipo B son las que más se deniegan", ha concretado Quesada, quien ha explicado que este tipo de licencias son las "más restrictivas de todas" porque solo se conceden a personas para las que existen un "riesgo especial o una necesidad concreta".

"La protección de personas o bienes no cuenta", ha asegurado el comandante, quien ha reiterado que "si no se detecta un riesgo, no se concede la licencia". Los solicitantes susceptibles de obtener la licencia de tipo B son civiles cuyo trabajo diario implica una necesidad de protección, como "los armeros, los joyeros o las personas públicas", por ejemplo.

Requisitos

A parte de la necesidad, para expedir la licencia la Guardia Civil tiene en cuenta varios aspectos y exige la presentación de documentos como los antecedentes penales y policiales o un certificado de actitudes psicofísicas, ha explicado el comandante. Toda la información que pueda tener el cuerpo policial sobre la persona en relación a su conducta o su actitud es útil en este caso, ha señalado Quesada, quien ha añadido que si no se tienen suficientes "pruebas", la Guardia Civil solicita un informe médico a los servicios sanitarios de la Generalitat.

"Si una persona padece una enfermedad grave, una deficiencia, dificultades motoras, problemas de personalidad o tiene conductas suicidas o delictivas no puede tener armas", ha advertido Quesada. Pero este tipo de licencia "no es para siempre" sino que se debe renovar cada tres años, volviendo a presentar la misma documentación, según establece el reglamento de armas.

Reconocimiento médico

Además, a partir de los sesenta años se solicita un reconocimiento médico cada dos años y, a los setenta, cada año, ha concretado el comandante, que también ha recordado que nadie puede poseer más de una licencia de arma corta y cada una no ampara más de un arma.

En cambio, el porcentaje de las licencias no concedidas se reduce en otros tipos de permisos; por ejemplo, en las armas deportivas o de caza "solo el 3 % de solicitudes son denegadas" porque, según Quesada, "es más obvia la demostración" puesto que si alguien tiene licencia de caza podrá obtener también la licencia de armas de caza.

En este sentido, el comandante ha pronosticado que dentro de diez años "habrá un descenso notable" en cuanto a los permisos de armas de caza porque, "al no tener un relevo generacional claro" disminuirá el número de cazadores en Cataluña.