El hombre atrincherado en Barcelona se alteró tras una discusión familiar

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Guillem Sànchez

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El atrincheramiento del hombre de la calle de Rosselló de Barcelona comenzó con una discusión familiar. En el 3º 2ª, el domicilio del incidente, viven una pareja formada por un hombre y una mujer que sufren -ambos- un trastorno esquizofrénico. Hace años que no salen de casa porque están convencidos de que los espían. Ayer sábado por la mañana, la madre de él acudió a ver a su hijo y la visita acabó en una bronca. La madre se marchó y, como vio a su hijo demasiado alterado, llamó al 112 para pedir auxilio. 

Los Mossos, minutos más tarde, tocaron el timbre del 3º 2ª y le rogaron que abriera la puerta, algo que el hombre se negó a hacer, visiblemente nervioso. "No es que estuviera atrincherado", aclaran fuentes vecinales, "es que no quería que nadie entrara en su casa porque se ha vuelto muy paranoico". Como él amenazaba con suicidarse si entraban y los policías temían por la integridad de su pareja, rompieron la puerta y, a través del boquete que abrieron a golpes, vieron el interior del domicilio... y que el hombre iba armado.

Arma a la vista

El sargento levantó las palmas de la mano y avisó por radio. La Guardia Urbana cortó la calle, el SEM acercó ambulancias y los Bombers un camión del Eixample. Los Mossos activaron a los mediadores y al GEI, su unidad de élite, especializada en asaltos con arma de fuego. Todos los vecinos fueron desalojados en ese instante y han tenido que pernoctar en hoteles o con familiares.

La negociación fue inútil porque el hombre, cada vez más alterado y más presa de su trastorno, no entraba en razón. Tampoco dejaba que su mujer abandonara la casa. Y ella accedía a seguir dentro porque él insistía en que no le haría ningún daño. Pero si los policías entraban, él se pegaría un tiro. 

En el exterior, el rumor de que un hombre armado se había atrincherado en su domicilio no tardó en correr y se disparó la alarma en el Eixample

Sobre las 8.00 horas, y tras una noche de negociación estéril, al GEI no le ha quedado más remedio que intervenir porque desde la cocina han sonado ruidos parecidos a los de una detonación de arma de fuego. Han reventado la puerta y lo han reducido con un disparo de la pistola eléctrica Taser. Él ya estaba agotado -el atrincheramiento comenzó a las 14.00 horas del sábado y ha acabado a las 8.00 horas del domingo- y tras ser su detención ha sido trasladado al hospital en ambulancia. Presumiblemente, será ingresado en un centro psiquiátrico. Su mujer ha sido derivada a otro hospital.

Los vecinos han podido regresar a sus casas y el tráfico se ha reabierto a los pocos minutos. La pistola del hombre ha resultado ser de fogueo, tal como sospechaba el GEI.