ENCUESTA EN BARCELONA

Los adolescentes de familias ricas se drogan más que los vulnerables

zentauroepp44509924 barcelona 31 07 2018 ruido  botell n  lateros  ni os a la no190404202105

zentauroepp44509924 barcelona 31 07 2018 ruido botell n lateros ni os a la no190404202105 / periodico

Elisenda Colell

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Por primera vez una encuesta hecha a 8.000 alumnos de 4º de la ESO en diferentes localidades de la provincia de Barcelona rompe con un mito. Los adolescentes ricos toman más drogas que los pobres. Un estudio de la Diputación de Barcelona ha analizado la ingesta de tabaco, alcohol, cannabis y tranquilizantes sin receta, y los menores de entornos adinerados ganan en todo. El estudio también aflora los problemas alimentarios de los más jóvenes, que explican sobre todo por los cánones de belleza y la pobreza. Los encuestadores también alertan de un hábito que va en auge: el abuso de las bebidas energéticas.

Los adolescentes que viven en ciudades ricas, con mayor renta disponible, dicen tomar más drogas que aquellos que residen en localidades con menores ingresos. Están seis puntos por encima en el consumo de tabaco, hasta ocho puntos más cuando comparamos consumo de alcohol, pero destacan los que toman cannabis. Entre los varones el aumento entre barrio rico y barrio pobre llega a los 10 puntos de diferencia. “No nos esperábamos este dato” apunta Lluís Camprubí, experto en Salut Pública de la Diputació de Barcelona y autor del estudio.

Lo que sí era esperable, eran los altos datos de consumo de drogas, en general, entre la población adolescente. Más de la mitad ya se han emborrachado o han realizado un consumo de “riesgo” de alcohol. Eso es tomar cuatro copas o más en una sola noche. Un tercio de los adolescentes fuma porros y el 64% dice tener “fácil” el acceso a la marihuana. Y sobre el cannabis, también se rompe otro mito: en las zonas más rurales hay un mayor consumo. En cualquier caso el experto insiste en el diagnóstico que, hace tiempo, alertan las autoridades sanitarias: “debemos actuar en las edades tempranas para evitar este consumo tan elevado de tóxicos”. Y añade que “lo que es obvio es que en el futuro estos jóvenes podrán tener más problemas de salud mental y digestivos”.

Carencias en la alimentación

Esta encuesta, que es la primera vez que se hace en la provincia de Barcelona, detalla también que uno de cada cuatro adolescentes no se alimenta correctamente. Es decir, que no aplica la dieta mediterránea. Si observamos a los niños que viven en familias con menos renta, estos datos crecen y los mal alimentados se sitúan en un tercio de los encuestados. “Hay familias que no se pueden permitir comprar verduras y pescado tan a menudo”, apunta Camprubí. Aunque no es su única explicación. Y es que, en los hábitos alimentarios, también los patrones de género juegan un papel importante.

“Hay más chicas que van a la escuela sin desayunar que chicos”, apunta el autor. Un 13% de los adolescentes reconocen este mal hábito, aunque entre las chicas crece hasta el 18%. Este estudio es meramente cuantitativo, no les han preguntado el porqué. Pero, según el autor, los datos de los cánones de belleza juegan un papel importante para explicarlo. Y lo relaciona con otro dato de la misma encuesta. “Casi la mitad de las chicas que tienen un peso correcto quiere estar más delgada”, explica. Es decir, que hay niños que comen mal porque sus padres no pueden asumir el precio de una alimentación saludable, pero también están las que no comen para no engordar.

Los inmigrantes sufren más 'bullying'

De cada cinco alumnos de 4º de la ESO, hay uno que ha sido víctima de acoso escolar o 'bullying'. Al menos estos son los que dicen haber sufrido rechazo del resto de sus compañeros de clase o, directamente, se han sentido marginados. Un 15% habla directamente de ataques, golpes y amenazas. Y es en esta categoría, en los ataques más violentos, donde los investigadores se han querido fijar en si hay un deje racista. Y sí, los niños inmigrantes sufren más ataques entre compañeros que el resto. Especialmente los recién llegados, los inmigrantes de primera generación, que están tres puntos por encima en reconocer que han sido víctimas de actos violentos en la escuela en comparación con los nacidos aquí.

Se avecinan problemas de salud mental

Es solo un dato subjetivo, pero tiene mucho valor. Menores que, con solo 16 años, dicen sentirse deprimidos, aburridos, desesperanzados, tristes, nerviosos o enfadados. Representan casi un cuarto del total de adolescentes. “Son indicadores que dan qué pensar sobre el estado de la salud mental, muy en función de cómo evolucionen sus casos, lo que sí es cierto es que hay casi un 8% de estos jóvenes que toman tranquilizantes sin receta médica, esto nos preocupa”, detalla Camprubí. Consciente que, entre estos datos también se contabilizan medicamentos para dormir o relajantes que son más habituales, como la valeriana.

“Ocio de pantalla”

Otro dato que no sorprende es que los adolescentes invierten la mayoría de su tiempo libre delante de una pantalla. Uso de las redes sociales, mirar la televisión, navegar por internet o jugar a la consola son sus principales actividades del tiempo libre. “No es ninguna novedad, pero este comportamiento explica una generación”, señala el técnico de la Diputació. Y también en el ocio está latente el machismo.

“Los chicos practican el doble de deporte que las chicas”, señala Camprubí. Analizando caso por caso, se han dado cuenta de un paradigma sorprendente. En los municipios donde hay más parques y mejores instalaciones deportivas, la presencia de chicas que practican deporte se pone al nivel de los chicos. “Ellos no sienten la necesidad de sentirse cómodos en la práctica deportiva, ellas sí”, apunta el autor.

El abuso de las bebidas energéticas

Cada vez es más habitual ver menores de corta edad tomando bebidas con altas dosis de cafeína, taurina, y mucho azúcar. Brevajes que ayudan a mantenerse despierto, y disimular la fatiga y el agotamiento. En principio, no están pensadas para el público adolescente, pero los datos lo contradicen. Un 6% de ellos lo toman a diario, y un 28% hacen un consumo semanal. “Está muy extendido entre los adolescentes”, apunta el técnico de Salud Pública de la diputación.