SENTENCIA EN BARCELONA

Indemnizada una deportista por el mal estado de una cancha municipal

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J. G. Albalat

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Iba a entrar para disputar el partido de balonmano, su gran afición. Pero no pudo. El mal estado de la pista del pabellón municipal de Canovelles (Vallès Oriental) provocó que la joven deportista de 18 años se resbalara. Al caer, se lesionó la zona vertebral dorsal. Su evolución le provocó una reacción de estrés agudo con trastorno de rumiación: lo que comía lo sacaba. La muchacha estuvo caso dos años impedida. Durante ese tiempo fue ingresada siete veces en centro hospitalarios y fue sometida a múltiples pruebas y tratamientos. Un juez de Barcelona estimó en febrero la demanda que presentó y acordó que el ayuntamiento de la citada población debía indemnizarle con 75.143 euros. Un acuerdo con la compañía de seguros del consistorio ha permitido que la sentencia sea firme.

La joven vive ahora en Francia, donde trabaja como enfermera. Tardó dos años más en acabar la carrera por la lesión que sufrió ese 19 de enero del 2013. Su equipo se disponía a disputar un partido de balonmano de la Liga de Primera Catalana en el pabellón municipal de Canovelles. La sentencia, a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, describe que la pista presentaba "condensación y humedad", lo que obligó a conserje a pasar la mopa antes del encuentro. Una vez iniciado el partido, la muchacha resbaló en la zona de calentamiento. Dos testigos relataron que "la pista estaba con una película de vaho por condensación", según destaca el Juzgado Contenciso Administrativo número 7 de Barcelona.

Como consecuencia de la caída, la jugadora se lesionó y fue asistida en el Hospital de Granollers, donde se le diagnosticó una fractura. Después le vinieron el trastorno de rumiación y las secuelas. La joven reclamó al Ayuntamiento de Canovelles, pero el consistorio denegó la reclamación patrimonial en junio del 2017. La Administración local derivó la responsabilidad al árbitro del partido, que fue quien decidió que se haría el partido tras pasar la mopa. La deportista decidió entonces llevar su caso a los juzgados, que seis años después le han dado la razón.

Alerta sobre el estado de las instalaciones

"Esta sentencia es importante por dos aspectos: el primero, porque se reconoce también el daño moral, y segundo, porque nos pone en alerta de lo importante del correcto mantenimiento de las instalaciones deportivas", asegurado el abogado de la deportista, Antoni Díaz Tarragó.

La resolución judicial subraya que el resbalón de la jugadora y su caída se produjeron a los pocos minutos de comenzar el partido y después de que se pasara la mopa por la pista, lo que da a entender que "ese secado no fue suficiente y la humedad todavía persistía" en algunas zonas, como en la de calentamiento. Precisa que correspondía a los servicios técnicos de la Administración local, titular del pabellón, "velar, poniendo los medios personales y materiales necesarios", para que la instalación se encontrara "en las debidas condiciones de seguridad". Por lo tanto, la lesión padecida por la deportista se debió al "funcionamiento anormal" de un servicio público municipal. La humedad y la condensación en la pista fueron "determinantes" para el accidente, incide la sentencia.