CRISIS SANITARIA

Dos regiones de Italia contratarán médicos jubilados para la sanidad pública

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Irene Savio

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“¡Si no tuviera 92 años lo haría”, exclama la doctora María Luisa Fontanin. Durante décadas, Fontanin atendió a miles de pacientes en la región de Véneto,en Italia,  una vida laboral que no quiso abandonar ni después de la pensión. Tanto que, ya jubilada, siguió atendiendo a inmigrantes y otros sujetos vulnerables junto a otros médicos que también se resistían a abandonar la profesión. Esa pasión por el trabajo ahora le vendría bien a dos regiones italianas, Véneto y Molise, que en las últimas semanas han anunciado que contratarán a médicos jubilados para que ejerzan en los hospitales públicos locales, ante el déficit de profesionales. 

La falta médicos es preocupante. “A la sanidad pública le faltan en Véneto 1.300 médicos especialistas. En todo el país, esa cifra alcanza los 56.000”, explicó el gobernador véneto Luca Zaia, al anunciar esta semana la medida. “Que quede claro: quisiéramos contratar a jóvenes pero si no los hay es necesario seguir manteniendo el servicio, a toda costa, porque esta es una crisis”, añadió.  

Las cifras ilustran las causas de esta emergencia, argumenta el investigador Alberto Baldazzi. “De los 20.000 médicos europeos que emigraron hacia otros países de la UE entre el 2007 y el 2017, 11.000 eran italianos. Eso significa que el país ha perdido alrededor de 1.000 médicos al año”, explica el analista. “En su mayoría se marcharon de Italia a Alemania, Reino Unido y Francia, donde hay más oportunidades y los sueldos son enormemente más ventajosos”, añade Baldazzi, investigador del centro Eurispes y quien al tema también le dedicó un informe titulado 'El termómetro de la Salud'. 

¿Por qué emigran los jóvenes médicos italianos? Cosas del ahorro a costa de la sanidad pública, responde Sergio Rovetta, médico jubilado desde hace una década. “Italia tiene una altísima deuda pública que a menudo la UE nos ha pedido reducir. Por eso, el problema viene de antiguo. Desde hace décadas, las vacantes de los médicos que se jubilaban dejaron de cubrirse. Esto determinó un progresivo envejecimiento del personal”, dice Rovetta. “Cuando yo me jubilé, la edad media en mi departamento era 55 años”, ejemplifica.

Aunque tampoco el sistema de formación ha ayudado mucho a mantener un número adecuado de profesionales. “Otro elemento son los cursos de especialización, que hoy son obligatorios para ejercer la profesión en Italia. El problema es que estos institutos aceptan un número muy limitado de estudiantes cada año, a causa de que no hay suficientes becas”, puntualiza el analista Baldazzi. “Ha faltado dinero y planificación”, insiste, al puntualizar que se trata de un fenómeno transversal que ha golpeado todas las áreas de la sanidad, aunque los campos de la medicina de urgencias, pediatría y medicina interna son los más afectados.

Condiciones laborales

Por no hablar de las condiciones y de los salarios que ofrecen muchos países del norte de Europa. “Estamos hablando de una diferencia brutal. De salarios que pueden ser el doble, o el triple, de lo que reciben en la sanidad pública en Italia”, afirma Rovetta. “Además, son jóvenes muy bien formados, gracias al sistema educativo italiano que tiene buena fama y es casi gratuito”, añade.  

Por el contrario, en Italia, en los últimos años se ha ido hacia una precarización de los contratos laborales, incluso en el sector público. Una política miope que además ha llevado Italia a perder medio millón de euros al año por médico emigrado -preparar a un facultativo en este país cuesta entre 400.000 y 600.000 euros, según estimaciones- y que difícilmente regresarán al país. De ahí que el personal médico en Italia sume hoy 110.000 profesionales, 8.000 menos que en el 2009.

Un ‘Plan Marshall’

Dicho esto, la mayoría de los analistas consultados creen que iniciativas como las de Véneto y Molise son solo paliativos temporales. “No veo mal que se empleen médicos jubilados que se sienten bien y quieren seguir trabajando. Pueden aportar su larga experiencia y ojo clínico. Pero, claro, esta no puede ser la única solución”, puntualiza la doctora Fontanin. 

“El uso de médicos jubilados es la historia de una muerte anunciada: la de la sanidad pública”, ha criticado, por su parte, Filippo Anelli, presidente de la Federación de Médicos Cirujanos y Odontólogos. “Lo que necesitamos no es esto. Es un verdadero ‘Plan Marshall’. Si ahora se otorgasen 10.000 becas, dentro de cinco años tendríamos 10.000 especialistas”, ha añadido.