LA PEDERASTIA EN LA ESCUELA

Los Maristas no juran decir la verdad en el juicio contra Benítez

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Guillem Sànchez

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-¿Jura o promete decir la verdad?

-Prometo.

La elección del verbo es accesoria en cualquier declaración judicial. Menos en esta. Quien 'prometía' en lugar de 'jurar' este lunes en la Audiencia de Barcelona era Pere Ferré, el único miembro de los Hermanos Maristas que intervendrá en el juicio del 'Caso Maristas'. Por eso ha resultado sorprendente. Ferré ha declarado en calidad de testigo, una condición que le obliga a decir "la verdad". Pero ha evitado jurar que lo haría y ha elegido el verbo de los ateos. Y Ferré no es un religioso cualquiera: es el máximo responsable de la organización marista en el Hermitage, la provincia a la que pertenecen los colegios de Catalunya, parte de España, Francia, Hungría, Argelia o Grecia. 

El provincial ha declarado sin sacarse la cazadora ni el bolso que llevaba cruzado a la espalda. Los Maristas han logrado que su presencia en el juicio contra su exempleado, el pederasta Joaquim Benítez, sea solo testimonial y Ferré no tenía intención de pasar en esa silla más segundos de los estrictamente necesarios. Las abogadas Ester García y Judith Serra, por lo menos, han logrado que se le hicieran largos. 

Benítez no fue despedido

Ferré ha tenido que explicar que Benítez no fue despedido en junio del 2011 después de que una familia avisara en el colegio de que había abusado de su hijo. Una acusación que el propio pederasta reconoció. Benítez "fue apartado" y, después, firmó una "baja voluntaria". Ferré ha negado que se actuara así para evitar un conflicto laboral -que airearía el asunto públicamente- escudándose en que él mismo, entonces vicario provincial, denunció los hechos a la Fiscalía de Menores. Lo hizo, por cierto, a través de un escrito en el que omitía que Benítez había confesado los hechos denunciados.

El colegio, ha proseguido Ferré, comunicó al claustro de profesores que Benítez "causaba baja" revelando el motivo real de su marcha. A los padres de los alumnos, por el contrario, se les ocultó. "La familia del menor afectado había pedido discreción". Ese argumento ha sonado lógico, hasta que las abogadas lo han fundido a preguntas. "¿No buscaron si había más víctimas de Benítez entre sus alumnos? Sí, nos pusimos a trabajar por si había más alumnos afectados. ¿Se pusieron a buscar más afectados por un asunto tan grave sin avisar a las familias?". Argumento fundido. Ferré ha rectificado y ha añadido que la presunta tarea de buscar más afectados se llevó a cabo más adelante, "sobre el 2013". Si existió, fue un desastre: no halló más víctima de Benítez y tras la denuncia de Manuel Barbero los Mossos acumularon una veintena en pocos días. 

Los Maristas negaron información a los Mossos

Los Mossos, a petición de la Fiscalía, pidieron en el 2011 información sobre Benítez en el colegio de Sants-Les Corts. El director del centro respondió que no iban a darles ningún dato. Ferré ha alegado ignorancia al respecto pero el cabo de los Mossos a cargo del caso, que también ha declarado este lunes, ha confirmado que la negativa se produjo.

Más cosas. Ferré, consultado acerca de por qué no comunicaron a la Generalitat lo sucedido con Benítez (los colegios maristas son concertados y, por lo tanto, la Conselleria d'Ensenyament es la responsable última de estos porque los financia con dinero público) ha optado por agarrarse a que el protocolo vigente entonces, del 2006, no obligaba explícitamente a ello a los centros concertados. Esto último es cierto. Aunque tal como lamentó el Síndic de Greuges en su informe: que no estuvieran obligados 'explícitamente' a avisar a la Generalitat no significa que no se esperara que lo hicieran. 

La abogada García ha enfrentado a Ferré con una última incongruencia antes de acabar con el mal trago: el despacho de Benítez. Durante 30 años, el profesor esgrimió unos conocimientos inexistentes de medicina para acorralar a alumnos en ese despacho, sin ventanas. "No era masajista ni médico", ha admitido Ferré, en los colegios catalanes "no existe esa figura". Entre 1980 y 2011, al parecer, ningún responsable marista reparó en ese detalle.

El colegio de Sants-Les Corts ha amanecido hoy con pintadas en la fachada ('encubridores' y 'pederastas') dolorosas para docentes y alumnado actuales, que nada tienen que ver con el pasado de la orden. 

El encubrimiento

De lo que no se ha hablado este lunes en la Audiencia de Barcelona -gracias a la prescricpión de las denuncias contra los otros once docentes implicados- es que cuando Benítez firmó la "baja voluntaria" de Sants-Les Corts, el vicario Ferré tenía otra olla en el fuego: la del colegio Champagnat de Badalona. Decenas de exalumnos habían estallado allí porque Lucio Zudaire -un antiguo profesor que fue apartado del colegio a comienzos de los 80 por abusos sexuales- seguía en una casa de colonias de la orden 30 años después, cazando a menores.

¿Ferré aprovechó el viaje que hizo a la Fiscalía en junio del 2011 para dar, junto al nombre de Benítez, también el de Zudaire? La respuesta es no. Ni el de Zudaire, ni el de Arnaldo Farré, ni el de Feliu Martí (subdirector del colegio), ni el de A.B., ni el de A.E., ni el de ninguno del resto de pederastas encubiertos por la orden mientras él era vicario de la provincia. Nada de eso frustró su ascenso a provincial del Hermitage en agosto del 2016, cinco meses después de la eclosión del 'caso Maristas'.