VIOLENCIA CONTRA INMIGRANTES

SOS Racisme alerta de que el ataque de Castelldefels no es "fortuito" ni "aislado"

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Beatriz Pérez

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"¿Qué tiene que pasar para que las administraciones públicas reaccionen? ¿Cuál es el límite de violencias que deben sorportar estos niños para que comencemos a poner sus derechos en el centro?". SOS Racisme Catalunya, que desde 1989 lucha por la igualdad de derechos y oportunidades de todas las personas, se hacía estas preguntas a través de un comunicado hace solo unos días, el 7 de marzo, poco después de que un hombre armado con un machete irrumpiera en un centro de menores extranjeros no acompañados (los llamados 'menas') de Canet de Mar (Maresme).

Sin embargo, este deplorable hecho no tardó en repetirse. Ocurrió, esta vez, el pasado sábado a la noche en Castelldefels (Baix Llobregat), cuando un grupo de 25 encapuchados asaltaron el centro de colonias Cal Ganxo que acoge a 35 menores que han migrado solos, sin sus familias, a Catalunya. Provocaron al menos tres heridos, uno de los cuales tuvo que ser hospitalizado, y numerosos desperfectos. La Conselleria d'Afers Socials trasladará el caso a las Fiscalía especializada en delitos contra el odio y la discriminación. El domingo volvieron a hacerlo, esta vez sin heridos. El Ayuntamiento de Castelldefels está esperando una investigación de los Mossos d'Esquadra para determinar el "origen" y la "motivación" de estos "condenables" hechos. Es pronto, opina, para hablar de "delitos de odio".

Un acto "premeditado"

La alcaldesa del municipio, Maria Miranda (PSC), reclama "prudencia" a la hora de calificar los hechos como tal. "Hay que esperar a las conclusiones de la investigación. La información que tenemos es que se trataría de una riña que fue a más entre colectivos de jóvenes del municipio y jóvenes inmigrantes no tutelados", dijo la dirigente en una entrevista en la SER Catalunya esta mañana. Sin embargo, reducir un ataque perpetrado por 25 encapuchados a una "pelea" de jóvenes es "poco responsable", según valoran fuentes de SOS Racisme, las cuales matizan que "evidentemente" hay que "investigar". "No se puede minimizar el comportamiento racista que entraña un hecho así. Hay, en él, un eje de racialización", denuncian. Y añaden estas fuentes: "En este caso [el ataque de Castelldefels] tiene un punto extra: la organización de los 25 atacantes, lo que indica premeditación".

Esta entidad advierte de que "cada vez más" se notifican ataques como los de Canet de Mar o de Castelldefels. "No son actos ni fortuitos ni aislados: son la consecuencia de una campaña sistemática de criminalización hacia los categorizados como 'menas'", apunta el comunicado de SOS Racisme emitido hace una semana y al que vuelven a remitir las fuentes. El documento señala a los "poderes públicos, empresas mediáticas, partidos y políticos" como corresponsables de esta campaña de criminalización. SOS Racisme también avisa de que hay partidos que se "aprovechan" de conflictos de este tipo para generar "alarma social".

El riesgo de "legitimar" el racismo

"Estamos naturalizando una cierta violencia hacia personas que no piensan como nosotros", alerta Montserrat Clua, profesora de Antropología Social de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Clua opina que el "problema", más allá de los atacantes, es el "contexto" en el que se producen ataques de este tipo, que van en sintonía con las agresiones a otros grupos como, por ejemplo, la comunidad LGTBI. "Algunos partidos políticos normalizan los discursos racistas y xenófobos, y ello comporta riesgos porque se acaban legitimando acciones directas muy graves", señala la experta. "Se están permitiendo discursos de odio que no son moralmente aceptables".

Llegados a este punto de la conversación, no es difícil que el lector piense en el discurso de Vox, el partido español de la ultraderecha. "Es un movimiento global, en todo el mundo. Trump, Bolsonaro, Orban... Se está normalizando que la discrepancia justifique la discusión no en términos de debate, sino de enfrentamiento y de agresión", sostiene esta profesora de la UAB, quien también destaca la situación de desigualdad económica, agravada durante la crisis, que abona el terreno al racismo y la xenofobia.

En la misma línea se pronuncia Albert Parés, presidente de la Associació Noves Vies, que se dedica al asesoramiento sociojurídico de los 'menas'. "Hay mucha gente que ahora, con Vox, se atreve a decir cosas que antes no", señala. "Si un partido xenófobo entra en un Parlamento, la gente siente que su discurso queda legitimado. Es un grave peligro", dice. Parés también opina que en el caso del ataque en Castelldefels hubo una "mala gestión", ya que ha faltado "informar" a la gente de ese pequeño municipio sobre la acogida de 'menas' en el centro Cal Ganxo. "Pienso que ha faltado hablar con vecinos para facilitar la integración".

"Protección" y "estima"

El centro de Castelldefels cambiará próximamente (en unas dos o tres semanas) de ubicación, ya que sus 35 menores están en una casa de colonias y en breve comienza ya la temporada. "Nos trasladamos, no nos vamos. Existiendo el miedo, sentimos protección y, sobre todo, estima hacia estas personas. Que no prevalezca la idea de huida", recoge un comunicado emitido por los trabajadores de Cal Ganxo de Castelldefels que vivieron el ataque del sábado. "Canet y ahora Castelldefels, esto no para solo. Lo hemos de parar", añade el documento.

El ayuntamiento, por su parte, destaca que la presencia de menores no tutelados no ha supuesto un incremento de los delitos y que Castelldefels es "una ciudad que se reconoce en el espejo de la solidaridad y la diversidad". El consistorio cree, eso sí, que Cal Ganxo "no reunía las condiciones óptimas" para acoger a estos menores.

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